Cleri y la bota del pragmatismo lúcido

Dejó la vida en la pre campaña por la gobernación santafesina. Recorrió la provincia y empapeló Rosario con su cara. Pero no medía. Cristina lo bajó y se recluyó en el Congreso.

“Unidad Ciudadana (UC) iba camino a salir tercero en las PASO santafesinas”, asegura el titular de la consultora Innova, Martín Ostolaza. En el último escalón del podio hubiera terminado el diputado nacional Marcos Cleri, el hombre que sufrió el dedazo de Cristina Fernández de Kirchner, quien decidió no sumar un tercero kirchnerista a la disputa de Omar Perotti y María Eugenia Bielsa por la candidatura peronista a gobernador de Santa Fe.

 

Cleri fue de los primeros en salir de campaña. De 37 años, abogado, un joven rosarino de barrio, pensó en grande. Apenas empezó 2018, puso el cuerpo por la jefa Cristina en todos los rincones de la provincia. Militante incansable, creyó que su esfuerzo lo conminaba a ser la cara solitaria de UC en Santa Fe.

 

 

 

Dentro del kirchnerismo también se anotaron en la compulsa el diputado provincial Leandro Busatto y la senadora nacional María de los Ángeles Sacnun. Pero siempre tuvieron un tono más acuerdista. Marcos, en cambio, se cansó de repetir en privado y en público: “No me bajo”. Confió, enceguecido, en sus aptitudes.

 

Respetado tanto por Bielsa como por Perotti, Cleri se presentó siempre como el hombre de Cristina en Santa Fe. Inundó las paredes de su terruño, Rosario, con la foto que consiguió junto a la ex presidenta. “Despertar Santa Fe”, se ilusionó en el eslogan.

 

Pero, a diferencia de lo que ocurre en otros territorios, en Santa Fe UC tiene varias patas. El ex ministro de Defensa Agustín Rossi pulula por acá, Nuevo Encuentro por allá y La Cámpora, aún más allá. Pasó el tiempo y no pudieron ponerse de acuerdo en un nombre. Perotti y Bielsa observaban, esperaban.

 

Cleri tenía un problema: no medía. El dedazo de CFK le evitó un mal momento.

“El pueblo será quien ordene las candidaturas”, decía Cleri, ya con la chapa de postulante colgada al pecho. Pero tenía un problema: no medía. “Entre diciembre y febrero encuestamos en entre ocho y diez ciudades y pueblos del sur provincial y en todas Unidad Ciudadana era duplicado y hasta triplicado por Bielsa y Perotti”, detalla el encuestador. ¿Cómo hubiera explicado el diputado nacional el tercer puesto de Cristina en la interna del PJ? El dedazo le evitó un mal momento.

 

Cuando sonó la alarma del cierre de listas y Cristina se enfocó en Santa Fe, Cleri no tuvo nada que hacer. Apoyada en Rossi y su hijo Máximo, la ex presidenta apeló al baño de humildad y lo borró de un plumazo. No hubo mucho para decir. Cleri, una persona de carácter, agachó la cabeza y respetó.

 

En rigor, luego de haber renacido, el Chivo se convirtió en una voz más que respetada por Cristina. Rossi puso la cara en 2017 por el kirchnerismo y le ganó la interna a un armado peronista que llevó a la ex jueza Alejandra Rodenas. Luego perdió la general a manos del candidato de Cambiemos, pero ya recuperaba parte del esplendor que supo tener. Lo recuperó del todo cuando fue elegido presidente del bloque kirchnerista en la Cámara de Diputados.

 

“Cristina Kirchner optó por poner en marcha el pragmatismo lúcido del que hablaba Antonio Cafiero en los ‘80 y evitar una derrota segura que la ubicaría por la negativa en la primeras planas de los medios nacionales el lunes posterior a las internas provinciales. Al mismo tiempo, posiciona a Unidad Ciudadana en un lugar expectante de cara a las negociaciones próximas en Santa Fe y reconfirma su nuevo perfil acuerdista que emprendió en otras provincias”, aporta Ostolaza.

 

Cleri desapareció después del mazazo. Le resultó todo inesperado. Una reunión breve y jerárquica le estropeó un largo año de pre campaña. Luego de un par de días largos, esbozó una explicación vía Twitter.

 

 

 

Habló de “seguir construyendo este gran sueño colectivo”. Cargó de expresividad el mensaje. “Soñar”, “esperanza”, “creer”, “luchar”. Pudo ser más claro, pero eligió ser elíptico al describir las razones de su salida. “Nos oponemos al discurso conservador pragmático, según el cual debemos adaptarnos a los hechos tal como están dados, como si no debiésemos luchar”, soltó ¿A quién se dirigió? Luego, como quien no quiere la cosa, compartió el recorte de un sketch de TV en el que un humorista se ríe de la edad de Perotti y Bielsa.

 

 

 

Retomó la actividad pública este lunes lejos del mundo Santa Fe. Se recluyó en el Congreso, donde integra la Comisión Bicameral Permanente de Trámite Legislativo. Volvió a la comodidad. No da entrevistas. Retomará la ruta a Buenos Aires. Tragará saliva y superará el golpe. Acaso repetirá en loop uno de los tracks que puso en la lista de Spotify, que creó en el sumun de su campaña: Mejor no hablar de ciertas cosas.

 

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