Daniel Kroneberger es la opción que tiene el radicalismo para superar al PRO en La Pampa, la provincia que gobierna históricamente el peronismo. Acompañado por la estructura del partido, avanza a tranco firme por cada comité y espera hacer valer el peso de la historia como la segunda fuerza en importancia de esta región. Desde un pequeño pueblo, Colonia Barón, con la boina blanca llegó a diputado nacional en dos períodos y ahora espera derrotar al macrismo en su primera postulación para ganar la provincia. Del otro lado lo espera Carlos Javier Mac Allister, un alfil de la Casa Rosada que intentará dar el golpe en la interna.
Kroneberger se formó en las viejas escuelas técnicas del país (ENET) como técnico electromecánico. De familia radical, que estaba instalada en La Puma, un pequeño paraje cercano a General Pico -la segunda ciudad en importancia de la provincia-, se mudó a Colonia Barón cuando conoció a Susana, la madre de sus tres hijos, y empezó a darle forma a su carrera política. A la par, se desarrolló como productor agropecuario: esa actividad, sumada a la militancia, le permitieron convertirse en experto de la idiosincrasia pampeana.
En el amanecer de los 80, con la oleada democrática, el "Ruso" -así lo conocen- se plegó al arrastre de Raúl Alfonsín. Así ocupó lugares específicos para ascender en la estructura como titular del comité local, delegado a la Convención Nacional de la Juventud Radical de La Pampa y hasta fue presidente del Comité provincial.
Su primera experiencia electoral llegó a finales de la década, cuando se presentó contra el Partido Justicialista (PJ) por la intendencia de su pueblo. Una derrota no calmó las ganas de gobernar, y, en 1995, se impuso por más del 50%. El contundente triunfo le ayudó a renovar su cargo en 1999, cuando Fernándo De La Rúa ascendía al poder central. Cuando el cataclismo institucional de la Alianza aún se sentía en carne viva, en 2003, volvió a ganar el pago chico, pero, esta vez, con el 70% de los votos.
Respetado por sus rivales y valorado en el radicalismo, dio el salto cuando fue electo diputado nacional por primera vez al imponerse, acompañado de su partido, en Santa Rosa y Toay, dos distritos claves para cada elección. Tras cumplir el mandato, este fanático de las bochas y asiduo jugador de truco volvió a hacerse cargo del campo familiar hasta que en la reelección de Cristina Fernández de Kirchner renovó su banca en la Cámara baja. Con el desembarco de Mauricio Macri, regresó a la casa de siempre en Colonia Barón para dedicarse a la familia y repensar su carrera.
COMITÉS. La estrategia de Kroneberger fue apelar al corazón radical. Pueblo por pueblo, comité por comité (sólo le faltaron dos, asegura su equipo), estuvo para tomar mate, comerse un asado y hablar de la Lista 3. Sin planteos agresivos, su campaña se basó en temas provinciales. Aunque critica al justicialismo, tiene una buena relación con el gobierno de Carlos Verna. Puertas adentro, en épocas que el senador Juan Carlos Marino y el hoy candidato a diputado provincial Francisco Torroba peleaban por encabezar una fórmula, fue beneficiado por un estudio de la consultora Poliarquía que lo dejó posicionado como el único candidato con chances de ganarle la final al PJ. Igual, desde el Comité central advierten que él no era la primera opción para contener al ex defensor de Boca y la selección.
Por el escándalo que golpeó al senador Marino, sumado a la posibilidad de anotar a Torroba como cabeza de lista, y sumado al respaldo del Comité provincial (Kroneberger es vicepresidente), empezó a trabajar y a ponerle el cuerpo a esta campaña. Al converger todas las vertientes internas, dejó la estrategia a cargo de Hipólito Altolaguirre, hermano del intendente de Santa Rosa, Leandro Altolaguirre. A pesar de que nunca trascendió puertas afueras de la provincia en ninguna línea nacional, en su proyección bien local, la buena relación con varios intendentes del interior pampeano le sirvió para evitar un quiebre partidario. Según relataron a Letra P fuentes de la UCR pampeana, no podía volver a suceder que dos listas radicales se presenten en la interna abierta como la que benefició al diputado Martín Maquieyra en la última elección de medio término.
El crecimiento del empleo público sobre el privado, el éxodo de jóvenes hacia las grandes ciudades, los problemas de infraestructura fueron la base de una pequeña campaña que marcará si Kroneberger, exponente del radicalismo de pueblo, está para competir contra el aparato peronista.