A horas de dejar el poder y en medio de una batalla clave que –en parte– determinará la posición en la que quede en el debate interno por el liderazgo opositor en Buenos Aires, la gobernadora María Eugenia Vidal sufre otro cimbronazo producto de su derrota en octubre. Las fugas de cuatro diputados del bloque Cambiemos adelgazan su poder de fuego en la frenética negociación con el peronismo por la vicepresidencia del cuerpo y consolidan el esquema legislativo que pretende el gobernador electo Axel Kicillof, quien no está dispuesto a resignar la doble firma.
Con Federico Otermín como presidente de la Cámara, el futuro mandatario está decidido a nombrar a Carlos “Cuto” Moreno en la vicepresidencia, un legislador que se cuenta entre los de su máxima confianza y con el que se asegura la fluidez de todas las propuestas evitando un co-gobierno con Cambiemos.
A contramano, ese puesto clave es la obsesión de Vidal. Lo necesita para cerrar filas hacia adentro y evitar la sangría que, por el momento, no está pudiendo contener. La vicepresidencia funcionaría como catalizador en un Cambiemos que cruce hasta los cimientos tras la derrota electoral, entre otras razones, por la forma de conducción que desplegó Vidal sobre todo en la segunda mitad de su mandato en extinción. Las razones que esgrimieron los cuatro diputados que este lunes abandonaron el bloque –dos provenientes del monzoísmo, uno del possismo y el cuarto, de la UTA– lo ejemplifican: “Nos sentimos excluídos”, dijeron, y si bien aclaran que seguirán en la alianza afirmaron que es necesario autocrítica y amplitud.
Las cuatro salidas no inauguraron el éxodo. Ya lo había hecho Mario Giacobbe luego de las PASO y tras lo cual formó el bloque de dos "17 de Noviembre" con Fabio Britos, de Consenso Federal. La bancada -dijeron- no iría "a la caza" de otros legisladores. Esas manos resultan clave en el equilibrado reparto de poder legislativo.
Sobre la mesa de negociación, el enviado de Vidal, su mano derecha y jefe de gabinete, Federico Salvai, esgrimió razones variadas para sostener el reclamo por la vicepresidencia. Equilibrio en la gobernabilidad y devolución de gentilezas: Cambiemos otorgó ese espacio a la oposición. Pero en la mesa chica de Kicillof desatienden esta última cuestión. Atribuyen el “gesto” a una necesidad del vidalismo basada en la debilidad legislativa aún con el triunfo de la estrella PRO todavía caliente.
Las duplas Horacio González – José Ottavis e Ismael Passaglia – Carlos Bonicatto son citados por legisladores del peronismo como ejemplos de que el gobernante debe contar con la presidencia y la vicepresidencia del cuerpo para garantizar gobernabilidad pese a que se trata de otro poder del Estado. En la concepción legislativa del peronismo, ese factor es clave.
Pero la discusión en Diputados, donde el peronismo gobernará en minoría, se extiende al Senado. Será Verónica Magario quien deberá lidiar con la piedra en el zapato. Allí, Cambiemos tendrá seis legisladores más que el Frente de Todos (26 a 20). La oposición apoyó esa arma sobre la mesa de negociación.
Atenta a la posible derrota en esta última batalla en Diputados, Vidal se movió rápido para evitar rupturas en la Cámara baja. Ese bloque se mantiene. “No se rompe”, afirmaron a Letra P fuentes cambiemitas con despacho en el palacio legislativo de La Plata. Al menos por ahora, el PRO, la UCR, la CC y el peronismo, todos adentro.