Las retenciones a las exportaciones del complejo agrícola quedaron fijadas cerca de las que había impuesto Mauricio Macri en septiembre del año pasado, son menores que las que habían trascendido durante la etapa de estudio de la medida y resultan ineludibles en el marco actual de estrechez fiscal y de esfuerzo socialmente solidario al que llamó el presidente, Alberto Fernández. Sin embargo, causaron irritación en el sector rural, dentro del cual sectores especialmente radicalizados buscan recrear un clima de confrontación como el que rodeó a las retenciones móviles en 2008. ¿Por qué?
Por un lado, entre las entidades que conforman la Mesa de Enlace prima el enojo por la forma en la que se anunció la medida, en el Boletín Oficial el último sábado a la mañana, sin que haya mediado el diálogo que había prometido el presidente, Alberto Fernández. Cabe recordar que minutos antes de su asunción el martes 10, este había afirmado en una entrevista radial que “vamos a dialogar para encontrar una solución al problema que tenemos. Uno de ellos el déficit fiscal, que es muy alto. No se trata de imponer nada manu militari”. El Gobierno decidió ahora convocar a esas organizaciones para discutir aspectos como la segmentación del gravamen, pero las quejas ya se hicieron oír.
En la Casa Rosada alegan que no se trata en realidad de un incremento sino de una actualización del esquema dejado por Mauricio Macri, que incluía una imposición de $4 por dólar exportado que quedó totalmente diluido por la devaluación de la moneda nacional y por la inflación. En rigor, al eliminar ese tramo fijo, dejó en pie el porcentual piso del 18% que establecía esa norma para la soja y le suma el 12% tope que también figuraba en la misma.
Por esa manera, agregan, el cuadro de retenciones no difiere más que marginalmente del que había impuesto el presidente anterior en septiembre del año pasado.
Fuente: La Nación.
Sin embargo, en el sector sienten que están en un permanente Juego de la Oca, ya que las promesas del poder político (de la administración anterior, en realidad) de ir reduciendo esa carga que parece darse de bruces con la necesidad del país de generar dólares de exportación terminan siempre en el punto de partida. Así, explican, si habían aceptado a regañadientes las retenciones macristas fue porque incluía justamente ese esquema de $4 por dólar, esto es una promesa de licuación que ahora desaparece.
Por otro lado, incluso antes de su asunción, Fernández dejó en claro que incrementaría también el impuesto a los Bienes Personales, lo que impactará en el sector debido a la propiedad sobre tierras, maquinaria e instalaciones. Asimismo, crece la presunción de que habrá un revalúo de tierras en la provincia de Buenos Aires y en otras.
Todo eso hace que no haya mayor alivio a pesar de que el esquema de 30% para la soja y de 12% para maíz y trigo sea menor que el que parecía barajarse: 35, 20 y 15, respectivamente.
Por último, en el sector señalan que es habitual que los insumos importados del campo se coticen a un tipo de cambio que no es el oficial sino que surge de una mixtura entre este y los paralelos, como el contado con liquidación, algo que, afirman, les quita más rentabilidad.