Con la retirada de la empresa francesa RATP de la licitación por la operación del subte porteño por 12 años (extensible a 15), la pelea por el control del transporte subterráneo quedó en un mano a mano entre los grupos Roggio y Eurnekian, que aún esperan novedades en torno a la adjudicación del servicio, en el marco de una licitación que lanzó el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta y ya lleva más de dos años.
A pocos días, según el gobierno porteño, de conocerse el ganador de la licitación por el contrato del subte, la empresa que controla el metro de Paris confirmó públicamente que no renovará el bono de oferta y que "no asignará más recursos técnicos ni financieros a las licitaciones del subte de Buenos Aires". "El contexto macroeconómico de Argentina ha cambiado significativamente desde la fecha de presentación de la oferta", explicó la compañía mediante un comunicado.
En rigor, la negociación por el nuevo contrato del subte lleva dos años y aún resta que la Comisión Evaluadora del gobierno analice las ofertas económicas, luego de meses de impugnaciones y observaciones en torno a la información técnica y el plan de operación.
"El subte de Buenos Aires sigue siendo un excelente proyecto. La empresa desea reconocer el profesionalismo de SBASE por un proyecto de licitación competitivo por estándares internacionales", subrayó la RATP.
La RATP, que opera el subte de Paris, es un gigante europeo en materia de transporte público urbano, con operaciones en quince países y cuatro continentes. Con su alejamiento, la pelea por el subte queda entre Metrovías, que opera el servicio desde 1994, y Keolis, también francesa.
Lento. El proceso licitatorio para definir el nuevo operador del subte se atasca.
Para este contrato, Metrovías, desde el Grupo Roggio, forjó una alianza estratégica con la alemana Deutsche Bahn, mientras que el Grupo Keolis, propiedad de la SNCF, compite en sociedad con Transport for London (TfL) y el Grupo Eurnekian. El 70% de Keolis es propiedad de la SNCF, la compañía estatal francés que administra, opera y controla los ferrocarriles y el subte. El 30% restante pertenece a la Caja de depósitos y colocación de Québec (CDPQ), un grupo inversionista institucional canadiense.
Ambos compañías señalaron la "informalidad" de la presentación que hizo RATP ante el gobierno porteño. La empresa anotada en la licitación es RATP Dev Argentina S.A. y, según denuncia la competencia, fue registrada tan sólo 20 días antes de presentadas las ofertas, el 14 de agosto de 2018, y con un capital social de 100 mil pesos, cuando el pliego de bases y condiciones exige un respaldo de 15 millones de dólares.
A su vez, quedó salpicada en un escándalo de corrupción en Brasil: la francesa Alstom, que compite junto a RATP para operar en la Capital, fue condenada por el Consejo Administrativo de Defensa Económica (CADE) del país vecino por "maniobras de cartelización" junto a otras firmas con las que se "repartía" los contratos de obras en trenes y subtes en los estados de San Pablo, Distrito Federal, Minas Gerais y Rio Grande do Sul.