Riquelme, Ameal, Pergolini: la sociedad que amenaza al macrismo.
TODOS SOMOS MACRI. Pero para entender la dimensión política que significa ser presidente de Boca hay que ir a 1995. El 13 de diciembre la fórmula Macri-Pedro Pompilio ganó las elecciones con el 62% de los votos sobre la de Antonio Alegre-Carlos Heller. El propio Macri había intentado convencer a Alegre que se sume a su fórmula como vicepresidente. "¿Vos estas en pedo, pibe?", le escupió Alegre. Macri le retrucó: “Antonio, no se equivoque. A mí, Boca no me interesa. Para mí Boca es un trampolín. Yo voy a ser presidente de la república. Simplemente, le estoy ofreciendo que me acompañe”. Desde el minuto cero el faro de Macri estaba en Balcarce 50 y no en Brandsen 805.
Alegre había asumido el 6 de enero de 1985, tras los 45 días de interinato de Federico Polak, el vocero de Raúl Alfonsin que fue designado por el Poder Ejecutivo para ser interventor de Boca y evitar así el remate de la Bombonera tras las presidencias de Domingo Corigliano, Martin Noel y los 20 años de Alberto José Armando. Alegre, militante radical y amigo de Alfonsin, tuvo que recuperar un club que estaba hundido deportiva e institucionalmente, que gracias a su correligionario y la pericia de Polak, no perdió su principal activo. En ese momento también fue vital la gestión de Antonio Cafiero, que a fin de ese año asumiría como diputado nacional y dos años después como gobernador bonaerense. Durante la presidencia de don Antonio, Macri aportó dinero para pagar sueldos y comprar jugadores y además Fiat, del Grupo Sevel, se convirtió en sponsor de la camiseta.
La siempre tirante relación padre-hijo entre Franco y Mauricio llevó al primogénito a buscar diferenciarse y el fútbol fue el lugar para despegar. Tras un primer intento a principios de los ochenta, cuando por sugerencia de Orlando Salvestrini intentaron comprar el Cosmos de Nueva York, Macri se rodeó de un grupo heterogéneo de personas, armó su frente y ganó las elecciones de 1995. Dentro de quienes lo acompañaron estaban Ameal y Beraldi. El quiebre entre los tres se produjo cuando Macri ganó las elecciones porteñas de 2007 y, de acuerdo a lo que dice la Constitución de la Ciudad, tuvo que dejar el club porque era incompatible con el nuevo cargo. En las elecciones de ese año lo sucedió Pompilio. A principios de 2008 la Inspección General de Justicia (IGJ) declaró nulo el resultado a pedido de la oposición y Macri, a pesar de la prohibición legal, gobernó durante tres meses más el club. A fines de mayo la dupla Pompilio-Ameal derrotó a la lista del histórico sindicalista del tabaco Roberto Digón, que en 1995 era parte del espacio macrista y hoy va en la lista de Ameal. En la lista ganadora, Beraldi asumiría una de las vicepresidencias y además aparecía un empresario del juego poco conocido, que luego se haría popular: Daniel Angelici. El 30 de octubre falleció Pompilio y Ameal tomó las riendas de Boca. A partir de ahí comenzó el fin de su relación con Macri. En 2010, Angelici renunció como tesorero porque no quería renovar el contrato de Riquelme por el precio que pedía el jugador y un año después derrotó al binomio Ameal-Beraldi para recuperar el club para el macrismo portador sano.
Durante los ocho años de gestión angelicista Boca ganó tres títulos locales y dos Copa Argentina, pero quedará marcada por las cinco eliminaciones a manos de River, sobre todo por la final de la Copa Libertadores 2018. Además porque fue el presidente que echó a Carlos Bianchi y a Juan Román Riquelme. El primer roce con el volante fue por el contrato de 2010 cuando era tesorero. Ya como presidente la derrota en la final de la Copa Libertadores 2012 con Corinthians los distanció. Con la llegada de Bianchi en 2013, el volante decidió volver y a mediados de 2014 se tuvo que ir a Argentinos Juniors donde se retiró. Incluso Angelici sostuvo que, mientras estuviera en el club, Riquelme no volvería. Con el tiempo fueron erosionando las diferencias, se juntaron en 2017 en Mar del Plata para hablar de su partido despedida, pero recién lo concretaron para 2019. ¿La fecha? 12 de diciembre, el día del hincha de Boca. Y cuatro días después de las elecciones. El factor Román parecía controlado, pero no.
EL FACTOR ROMÁN. El jueves 7 de noviembre sonaron las alarmas. "Es momento de dejar de pelear por el poder y dejar los egos, diferencias e intereses de lado. Tenemos que estar todos juntos. A mí me tienen cansado con las diferencias, yo soy de Boca y si el club está por encima de todos, hay que demostrarlo. Si hay unión puedo pensar en ser lo que sea, hasta presidente". Una vez más desde La Noche Disco, el boliche de su hermano, su búnker a la Puerta de Hierro, Román habló con Fox Sports y llamó a una unidad que parecía a la medida del oficialismo. Pedir que los candidatos se juntaran, en ese momento se contaban hasta cinco listas, parecía funcional a un Angelici que lo había maltratado bastante en estos años. El presidente convocó a una reunión de agrupaciones a donde Beraldi y Ameal no fueron. El 20 de noviembre cerraban las listas y todos se esforzaban en tener al 10 de su lado. Ante la imposibilidad del frente único, Riquelme avisó a través del Instagram de su hermano que se juntaría con el oficialismo y el espacio del ex presidente. Finalmente, el día que debían inscribirse las candidaturas, otra vez por Fox, el ex jugador anunció que iba a hacer. "Voy a formar parte de la lista Ameal con Pergolini, como vice presidente segundo. Hoy no estoy preparado para ser presidente de mi club, veremos en cuatro años. Voy a hacerme cargo del fútbol".
Inmediatamente, tanto desde el oficialismo como desde la otra lista opositora comenzaron los misiles contra el 10. "La verdad que es el ídolo de todos, no me gusta que sea el ídolo de algunos o que esté tomando una posición que tenga que ver con un antagonismo, con una grieta", fue la declaración dolida, pero sutil, de Gribaudo. Más brutal fue lo que dijo Juan Carlos Crespi, su candidato a vicepresidente: "Estoy contento porque el 8 los vamos a pasar por arriba a todos. ¿O Ameal juega de 10? No es un partido de fútbol, es política. Riquelme me puede ganar en una cancha, pero en política yo le paso el trapo. Sabrá mucho de jugar pero no tiene ni idea de cómo dirigir". Beraldi, incluso, instaló en el aire la idea de algo espurio: "Nos juntamos hasta hace un mes y medio con Riquelme en tres oportunidades para conocer sus condiciones para trabajar en el proyecto que pensábamos para el club, pero lo que nos solicitó nos resultó inaceptable". Inmediatamente Ameal y Pergolini, quien lo secunda en la lista, salieron a aclarar que Riquelme no cobraría dinero como vicepresidente segundo.
Pero aunque desde ambos bandos niegan la presencia de la política partidaria en las elecciones, hubo gestos y hay muchos dirigentes que están o estuvieron ligados al poder político. Tras la derrota contra Fernández, hubo quienes quisieron instalar la posibilidad de que el propio Macri sería candidato, cosa que nunca estuvo en discusión. Angelici se inclinó por Gribaudo, que tuvo que renunciar como secretario general del club para postularse. Desde 2015 es el presidente del Instituto de Previsión Social de la Provincia de Buenos Aires por decisión de María Eugenia Vidal. Su carrera política comenzó en 1999 como asesor del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y en 2007 se convirtió en diputado nacional por el PRO.
***
Si bien se habló de contactos entre Macri y Riquelme, donde el jugador habría asegurado que no participaría de las elecciones, hubo otro jugador de la política que apreció: Sergio Massa. Tras las victoria de los Fernández en las primarias del 11 de agosto, de acuerdo a lo que publicó el sitio Cenital, el ex intendente de Tigre le escribió por WhatsApp: "Mañana (por el lunes 12) mando a pintar las paredes de la Boca: Román 2019". Riquelme respondió con un emoji de sonrisa. Pergolini, en una entrevista en Radio con Vos, aseguró que saben que Riquelme y Massa son amigos porque viven en Tigre, pero que no hubo charlas entre las cabezas de la lista con nadie de la política. Incluso el conductor amplía esto en diálogo con Letra P.
-¿Temen que la política nacional pueda embarrar la cancha?
-No vemos de qué forma ni sentimos que esté jugando, más allá de que el oficialismo sea de su agrupación.
-Dado que Gribaudo es funcionario de Vidal y Ameal es peronista, además de la partipación del espacio de Victor Santa María en la lista, ¿se puede hablar de una pelea macrismo versus peronismo a nivel club?
-Esa respuesta la doy con un posteo de hace varias semanas en mi cuenta de Instagram. Nada de política en las listas ni en Boca, eso no funciona. Para nosotros la alianza fue con la Agrupación de Santa Maria, no con el dirigente, y por eso no es él quien representa a su agrupación en nuestra lista.
Ameal, peronista de toda la vida, tiene una relación de amistad "pero de la vida" con Massa y Malena Galmarini, pero negó las gestiones del diputado y del presidente electo. También aseguró que su lista "es la única en la que no hay hombres de la vida política". "Todos hablan de eso y la lista que propone políticos es la de ellos, que es una sucursal del PRO", apuntó. En la parte que se refiere a la lista de Gribaudo tiene un poco de razón; en la que tiene que ver con la suya, no tanto.
***
Como lo marca Pergolini, una de la agrupaciones que integra el frente electoral es la de Víctor Santa María, titular del Sindicato Único de Trabajadores de Edificios y Renta Horizontal (SUTERH), propietario del Grupo Octubre que posee las radios AM 750 y Club Octubre y el diario Página/12 entre otros medios, además de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), cuyo rector, Nicolas Trotta, suena como ministro de Educación de Fernández. Santa María además es el presidente del PJ porteño y uno de los operadores políticos del presidente electo. Al sindicalista lo secunda el periodista Santiago Carreras, senador provincial -deja el cargo en diciembre- e integrante de La Campora. Una vez que decidieron bajar su candidatura su idea era clara: ir detrás de Riquelme. Si bien respondieron a la convocatoria de Angelici tras el pedido de unidad, terminaron inclinándose por el espacio de Ameal, a quien acompañaron en 2011 y 2015. Ninguno de ellos es candidato, pero se descuenta que participarán en algún lado de la gestión.
Otro de los que integran el espacio de Ameal es Digón, que va como candidato a vocal titular. Ex titular del Sindicato Único de Empleados del Tabaco de la República Argentina, hoy es su secretario de relaciones internacionales. Fue diputado nacional durante los años noventa y director del Grupo Bapro entre 2001 y 2014. Supo tener mucha cercanía con Macri, al punto que el día que el Presidente sacó a remate los palcos que construyó en la Bombonera, uno de los dirigentes que lo ayudaban era el propio Digón. Cuando renunció a Boca, denunció un festival de coimas y comisiones por la venta de jugadores.
Al igual que Santa María lo hizo César Martucci, otro que barajaba su candidatura. Secretario de la primera gestión de Angelici, es un histórico dirigente de la Unión Cívica Radical, donde fue parte de la gestión de Alejandro Armendáriz en Buenos Aires y fue entre 1987 y 1991 senador provincial. En 1995 fue designado secretario político del bloque radical en diputados y consiguió su banca con la llegada de la Alianza, a la que renunció para ir como funcionario al Ministerio del Interior.
La pata radical en Boca siempre la marcó Enrique Nosiglia. El "Coti", histórico operador del partido, fue uno de los que cobijó a Macri en el club y es el titular de una de las agrupaciones más fuertes. Con Angelici comandan el Comité Radical de la Ciudad de Buenos Aires e Hipólito, uno de los hijos de Nosiglia, es vocal suplente en la Comisión Directiva.
La misma comisión tiene como vicepresidente tercero a Dario Richarte, ex número dos de la SIDE de Fernando De la Rúa, además de haber sido abogado de Amado Boudou en dupla con Diego Pirota, hombre que Angelici ubicó en Conmebol como miembro de la Unidad Disciplinaria. Entre los vocales están el propio Gribaudo, Gustavo Ferrari, ministro de Justicia bonaerense, y Oscar Moscariello, embajador en Portugal. El presidente de la Asamblea de Representantes es Francisco Quintana, legislador porteño y uno de los dirigentes más encumbrados en la estructura partidaria del PRO.
Beraldi es empresario del transporte y tiene su empresa a dos cuadras de la Bombonera, quiere despolitizar la vida de Boca, como le dijo al diario Olé: "También queremos cambiar el estatuto, para que las elecciones en Boca no coincidan más con las generales en la Argentina, porque la política nacional influye mucho en la vida del club y eso no es bueno. Además, queremos que para ser candidato en Boca haya que tener al menos 15 años de socio." Esta última frase tiene como destinatario al propio Gribaudo, que no tiene más de diez años de asociado. En su armado logró cooptar a Royco Ferrari, que este año dejó la vicepresidencia primera del club, peleado con Angelici porque le sacó el manejo de las peñas del interior, uno de los grandes focos de votos que tiene el club, y además logró el apoyo de Gabriel Omar Batistuta, que podría oficiar como hombre de consulta si ganan.
El que sí cumple con ese requisito que propone Beraldi es Juan Carlos Crespi. Carozo, histórico dirigente de Boca, es también sindicalista: es secretario adjunto de la Federación Sindicatos Unidos Petroleros e Hidrocarburíferos por la seccional Capital. Fue concejal porteño y en los años noventa avaló la privatización de YPF, abrazó fuertemente al menemismo y fue designado en el directorio de la ex petrolera de bandera en representación de los trabajadores. Con todos estos pergaminos fue quien dejó una de las frases más memorables de la campaña. El 27 de noviembre mientras presentaban el proyecto de una Bombonera para 100 mil personas junto a Gribaudo, dejó esta gema: “La política partidaria no puede estar en el club, basta de esos que usan a Boca para después ser gobernadores, diputados”. Por suerte para él no dijo presidente de la Nación. Siempre cercano a Julio Grondona, supo acompañar planteles mundialistas en los torneos y dirigir el departamento de selecciones nacionales.
En las elecciones del 8 de diciembre hay más de 80.000 socios habilitados a votar. En 2015 no superaron los 26.000 y con más de 11.000 Angelici fue reelecto. Desde que se activó la campaña, Riquelme se muestra participativo, dando entrevista o yendo a actos como el del 28 de noviembre en Florencia Varela, donde estuvo incluso el intendente peronista Andrés Watson. También Román recalca la necesidad de que los socios vayan a votar y afirma que el día de la elección va a estar en el club desde las 9 de la mañana para "abrazar a todos los hinchas". Si bien desde el lado de Ameal están confiados, son concientes de la necesidad de ampliar la base electoral. Ante la consulta de si esa urgencia es porque el oficialismo sigue fuerte, la oposición va dividida o porque hay temor a que haya irregularidades, Pergolini sostiene que es por "todas esa opciones juntas", mientras sonríe. Además hay un factor que no pasa desapercibido: las elecciones las supervisa la IGJ que preside Sergio Brodsky, hombre de Angelici, que deja el cargo dos días después de que Boca elija a su futuro presidente.