Justo cuando la compañía había iniciado el proceso de acercamiento al entorno de Alberto Fernández, uno de sus accionistas precipitó el viraje completo de Flybondi hacia el nuevo gobierno. El inglés Julian Cooke, que ya estaba afuera de la diaria de la aerolínea low cost, pateó el tablero y dijo que el peronismo era “un cáncer” para el país y que, por eso, tomaba la decisión de seguir en la firma pero desde Londres. La manifestación, volcada en un chat de CEOs que apoyan a Cambiemos y dada a conocer por La Nación, generó un revuelo importante en la compañía, dado que habilitaba la idea de que había más ganas de irse que de quedarse a operar en el país.
Pereira, CEO local de Flybondi, salió a despegarse del inglés rebelde.
Apurados en un proceso que planeaban más largo, los directivos locales y el accionista mayoritario salieron a pedirle la renuncia a Cooke, a reafirmar su negocio en el país y a despegarse de las declaraciones del accionista rebelde.
Horas antes de la dimisión, fuentes de la compañía, que nació al calor de la apertura de los cielos en la gestión de Mauricio Macri, habían adelantado a Letra P que el viraje político estaba en marcha, por temas netamente de negocios. “Estamos pensando en anunciar inversiones y creación de empleos”, contaron. De hecho, según supo este portal, a través del CEO local, Sebastián Pereira, y otros operadores, la compañía estaba en diálogo con gobernadores peronistas y hasta con posibles futuros miembros del gabinete de Fernández para ver qué se imaginaban para el sector low cost, un negocio en tensión sobre todo en la faz sindical.
Algo más: hay vía abierta con el intendente de Morón por el Frente de Todos, Lucas Ghi, hombre clave para que siga funcionando el aeropuerto del Palomar, la base de las tres bajo costo.
Después de las PASO, Flybondi, que ya está pisando los dos años de la gestión local, sorprendió a propios y extraños con una campaña gráfica y visual intencional que marcó la cancha política. “El cielo es de TODOS”, comunicó, en una tipografía calcada de la del frente que conduce Alberto Fernández. Sacudió tanto el avispero esa pieza, que generó tensiones internas en Cambiemos, que, vía el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, había hecho lo imposible por darle vía libre al negocio low cost.
Tanto peleó el oficialismo por transformar ese metier en brote verde, que la política de fomento a las bajo costo terminó eyectando a Isela Costantini de Aerolíneas Argentinas por tener un visión crítica sobre el escenario general. “Quisimos generar conversación con el aviso y lo logramos", contaron en la empresa y agregaron: "Monitoreamos el efecto y fue el deseado”.
Puertas adentro de la firma, descartaban el triunfo de los Fernández en primera vuelta y ya estaban planeando la transición, algo que ya habían encarado muchos empresarios bastante antes, incluso en la previa de las PASO, peregrinando a las oficinas de Fernández en la calle México.
La ruptura con el macrismo existe más desde el lado de Cambiemos que desde la compañía, que admite que los tiempos de la política no condicionan el negocio.
Para el gobierno saliente, fue casi una traición. El diario Clarín contó un exabrupto del compañero de fórmula de Macri, Miguel Pichetto, para con Dietrich. Pichetto es uno de los enojados por cómo la low cost le soltó la mano a Cambiemos. Para la empresa, la sintonía parece otra y da el salto sin dar las gracias que esperaba Macri. "Flybondi es una compañía que logró grandes cambios en la industria como un mercado más amplio, tarifas más bajas, miles de puestos de trabajo directos e indirectos y provincias más y mejor conectadas. Estos resultados son producto de un trabajo conjunto con todos los gobiernos, nacional y provinciales, en pos de la conectividad del país. Y seguiremos en esa misma línea con las nuevas autoridades. Nuestro único compromiso es con el país, que está basado en un proyecto de inversión y crecimiento a largo plazo", concluyó Pereira en el comunicado que pidió la renuncia del accionista inglés.