En medio de la transición entre Axel Kicillof y María Eugenia Vidal, intendentes del Frente de Todos volvieron a reunirse este miércoles. En Ensenada, con el Río de la Plata de fondo, los jefes comunales delinearon una agenda común para sus distritos y pusieron sobre la mesa sus aspiraciones ministeriales. Con las sillas del futuro gabinete bonaerense virtualmente ocupadas en áreas técnicas como Economía, los distritales ponderan su propia experiencia territorial para reclamar lugares en el futuro equipo de gobierno de Buenos Aires. No quieren mirar de afuera y van por tres carteras.
“Fue una reunión de intendentes amigos que nos hemos juntado para ponernos a disposición del gobernador”, señaló al finalizar el encuentro el anfitrión, Mario Secco, quien agasajó a sus invitados con un asado en un restaurante a la vera del río. “Nosotros queremos ayudar, queremos ponernos a disposición de ellos. Este grupo es solidario, no es miserable. Acá vinieron compañeros a los que les sobra para ser otra cosa, más que intendente, y, sin embargo, queremos ponernos a disposición de Axel y Verónica (Magario)”, resaltó. Y agregó que no se juntaron para “discutir cargos”. “Los intendentes estamos para gobernar las ciudades”, aclaró.
Mario Secco, el anfitrión. Foto: AGLP
Al cónclave del mediodía de este miércoles -el segundo realizado tras las elecciones generales de octubre, luego del de Avellaneda- fueron invitados unos 35 jefes comunales y asistió una veintena. Estuvieron presentes quienes integran el grupo de jefes comunales del interior, los mismos que se le plantaron a Vidal y se negaron a firmar el Pacto Fiscal y los que fogonearon la candidatura de Magario. A esa tropa se le sumó ahora Secco, Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Ariel Sujarchuk (Escobar). También Lucas Ghi, quien tras ganar la elección volverá a conducir Morón. La única mujer presente en el encuentro fue Susana González, diputada provincial y coterránea del anfitrión. Llamó la atención la ausencia de Mayra Mendoza, la camporista que destronó al vidalista Martiniano Molina y asumirá la conducción del distrito de Quilmes.
Presencias. Entre otros, estuvieron Jorge Ferraresi (Avellaneda), Gustavo Barrera (Villa Gesell), Fabián Cagliardi (Berisso), Ariel Sujarchuck (Escobar), Ricardo Casi (Colón), Marcelo Santillán (Gonzales Chaves), Julio Marini (Benito Juárez), Juan Ustarroz (Mercedes) y Lucas Ghi (Morón). También, participaron los diputados Walter Abarca y Manino Iriat, y el senador electo Alfredo Fisher.
Uno a uno, los intendentes indicaron que el objetivo del encuentro fue hilvanar experiencias territoriales, dar la bienvenida a los futuros jefes comunales y tejer algunas ideas sobre las necesidades que tiene el interior bonaerense, paquete que eventualmente trasladarían al gobernador electo, y que terminaría por conformarlos como un espacio generador de ideas para la futura gestión.
Sin embargo, según supo Letra P, durante el encuentro también se hizo foco en la transición que lleva adelante Kicillof y, puntualmente, en la ausencia de intendentes en el grupo designado para tal fin, integrantes del cual terminarían ocupando lugares en el gabinete aún incierto.
Con la certeza de que el ex ministro de Economía pondrá a su tropa a la cabeza de varios ministerios, los intendentes intentan meter presión para ocupar sillas. Tienen para mostrar su capacidad de gestión y experiencia territorial. Incluso no descartan presentar un plan de trabajo para seducir al mandatario. Muchos coinciden en que al gobernador electo le sobran técnicos pero le faltan políticos.
Según reconstruyó Letra P, las áreas de Seguridad, Infraestructura y Salud fueron motivo de enérgicas conversaciones durante la comida. La autopostulación de Sujarchuk para el primero de esos ministerios llamó la atención de algunos. Tanto como el enérgico respaldo de Secco, quien además habría mencionado a la legisladora González –ex secretaria de Seguridad del muninicipio ribereño– para acompañar al jefe comunal en caso de un desembarco en la cartera que hoy conduce Cristian Ritondo.
El escobarense monta sus pretensiones sobre la montaña de votos que cosechó en octubre –más de 87.000, el 64% aproximadamente– y que le valieron la reelección. Incluso comenzó a hacer valer el poder de los votos consumadas las PASO, tras lo cual entabló diálogo con el mandamás del sindicato de Obras Sanitarias, José Luis Lingeri, para un eventual desembarco en AySA, la empresa concesionaria de servicios públicos de agua potable y tratamiento de desagües cloacales para la Ciudad de Buenos Aires y 26 partidos del conurbano bonaerense.
Ferraresi fue otro de los presentes en la cumbre de este miércoles linkeado directamente con un ministerio: Infraestructura. La estratégica cartera que hoy conduce Roberto Gigante es una prenda que pretende este grupo de intendentes. El jefe comunal de Avellaneda fue mencionado como posible candidato. Tiene en su currículum un paso por el área, aunque a nivel distrital: fue secretario de Obras Públicas de la intendencia que hoy conduce en épocas de Baldomero “Cacho” Álvarez. Y puede mostrar carné de kirchnerista. Fue de los de la primera hora y ferviente defensor de la ex presidenta en tiempos de mala racha.
Para Salud, otras de las áreas pretendidas, no se barajaron nombres. Pero sí se planteó la posibilidad de proponer a una secretaria o secretario municipal que esté a cargo actualmente de esa área. También se mencionó la posibilidad de pelear por Asuntos Agrarios, una cartera que podría fusionarse para dar forma a un megaministerio de la Producción, una de las áreas que Kicillof prometió impulsar ni bien asuma y que ya tendría dueño.
Como en el cierre de listas, los jefes comunales juegan su juego y quieren ser protagonistas. Antes de la definición de candidaturas se pusieron en uno de los extremos de la cinchada y batallaron por lugares en distintas nóminas seccionales. El trabajo surtió efecto y lograron ingresar a la Legislatura.
En medio de una nueva reconfiguración del poder en la provincia de Buenos Aires, este grupo de intendentes tiene previsto reunirse en los próximos días para avanzar en una agenda común ante el nuevo gobierno. Saben que el tiempo apremia. Quieren dar una demostración de fuerza y se anotan para ser parte del futuro Ejecutivo. Mientras, Kicillof avanza sin prisa pero sin pausa. Con la obsesión de conocer con detalle la herencia que le dejará Vidal. Sobre todo en lo económico. Para lo otro, lo más político, aún hay tiempo. Y espera la opinión de su mentora, Cristina Fernández. Es, justamente, la espera que incomoda a los intendentes.