Los militantes y dirigentes de Juntos por el Cambio esperan los primeros datos del escrutinio provisorio en un búnker, donde el clima que se vive es de una derrota ante el Frente de Todos.
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Sin los globos amarillos, que decoraron el complejo Costa Salguero durante el triunfo de Cambiemos en 2015 y 2017, los funcionarios (en su mayoría porteños) se muestran serios y expectantes ante lo que podría ser una derrota a manos de la fórmula Alberto Fernández-Cristina Kirchner.
Hay medialunas, budines y pizza para los presentes. Pero la sensación que domina el ambiente es de zozobra. El único que podría festejar es el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, si logra esquivar el ballotage con su rival Matías Lammens.
Lejos quedaron los bailes, la cumbia a todo volumen y las selfies con los dirigentes oficialistas. El único que se anima a las fotos y a dar unos pasos de baile es el mago sin dientes. También dio varias entrevistas, mientras los funcionarios esquivan los micrófonos.
Está previsto que el presidente Mauricio Macri hable después de las 21.30 con una tendencia consolidada. La diputada y principal socia política Elisa Carrió ya le avisó que no estará en el búnker.