"Oremos por las nuevas autoridades. Cuando oremos por el presidente de la Nación, pidamos que cuando asuma la Presidencia tenga en cuenta a Dios en sus decisiones". Era el 25 de octubre de 2015 y la trascendente fibra emotiva que inundaba la voz del pastor Jorge Alejandro Sennewald daba cuenta de horas decisivas para el país. “Abre mis ojos” era la consigna del mensaje pastoral de cambio esa tarde-noche dominical en las amplias instalaciones de la Iglesia Cristiana El Encuentro. Mientras tanto, fuera de allí, el recuento de votos comenzaba a plasmar un escenario de ballotage acompañado por una arrasadora ola amarilla en la provincia de Buenos Aires que se transformaría en el espaldarazo central para la llegada de Mauricio Macri a Balcarce 50.
A casi tres años de aquella plegaria, Letra P dio cuenta de un audio en el que la voz de Sennewald -desprovista esta vez del ardor pastoral con el que riega su mensaje hacia los fieles- marcaba que, más allá de lo divino, eran sus propias advertencias las que buscaban interceder en las decisiones del Presidente: "Por el lado de Mauricio, le dije: 'Hacé algo, pará esto. No sé, vetalo, paralo, buscale la vuelta, pero si esto sale va a ser un escándalo'", señaló el pastor al referir a un encuentro que mantuvo en la Casa Rosada con Macri y la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal.
En el audio, contó que a ambos dirigentes los arrinconó para que operen en el Congreso y la Legislatura provincial a los fines de frenar una reforma de la Ley de Educación Sexual que sería “un copia y pegue del LGTB (Movimiento de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales)”. Según se jactó en aquel mensaje, Vidal dijo que “esto no va a avanzar” en el Senado bonaerense y Macri, queja mediante de no contar con mayoría en el Congreso, luego cedió: “El bloque Cambiemos decidió no dar quórum para que no se pueda aprobar esa modificación. En la provincia lo paramos y en Diputados, con esta decisión de no dar quórum, por lo menos se los va a ir corriendo hasta diciembre, cosa que se venza el plazo y quede para el año que viene", celebró.
Con esto, Sennewald sacó lustre de una terrenal posición de poder, con antecedentes de respaldo hacia el espacio que hoy lleva las riendas del Ejecutivo. Ex vicepresidente y referente de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (Aciera), que congrega a más de 16 mil iglesias evangélicas de todo el país, con casi siete millones de fieles, este pastor que estudió en colegio católico pero viró al cristianismo evangélico, recibió en su iglesia de Esteban Echeverría, en febrero de 2014, al por entonces jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, y a quien asomaba como su candidata en terreno bonaerense: María Eugenia Vidal.
Allí, la dupla PRO destacó que los pastores evangélicos realizan "un trabajo muy importante no sólo aquí, sino en todo el país, con su educación en valores como el trabajo y la familia". En esa misma jornada, Macri había disparado: “Son todos chorros los que nos gobiernan”.
Menos coloquial, pero con efervescencia profética, Sennewald descargó ante sus fieles, ya en horas electorales decisivas de 2015: “Que no te ignoren, Señor, a la hora de tomar decisiones; que todo lo oculto salga a la luz, que todos los hechos de corrupción ocultos salgan a la luz, que se terminen los negociados espurios, escondidos, y que la luz de Cristo alumbre en los lugares de decisión de la Argentina”. En diciembre de ese año, fue parte de la comitiva evangélica que participó de los actos protocolares de asunción presidencial.
Ex operario de una fábrica de alfombras, en 1988 Sennewald abrió su primer local de decoraciones, en Quilmes, para luego mudarse a Esteban Echeverría a mediados de los 90. Allí, junto a su mujer, abrió el segundo local de decoración en la esquina de Boulevard Buenos Aires y Alvear en 1998, llamado "Boulevard decoraciones". Mientras, comenzaba a conocerse en la zona el nombre del “pastor Jorge”.
Fue en su acercamiento a la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (Aciera) cuando Sennewald empezó a construirse como una figura de relevancia dentro del influyente ámbito evangélico. En ese marco, articuló, entre otros, con uno de los fundadores de Aciera, Arturo Hotton Risler, ex diplomático de carrera y padre de una ex diputada alineada al ideario macrista, Cynthia Hotton, quien comenzó su incursión política de la mano de Ricardo López Murphy y su partido Recrear, espacio que en 2005 conformó alianza con el PRO.
En ese marco, Sennewald alcanzó su cargo de mayor responsabilidad dentro de Aciera: la vicepresidencia. En esa posición, fue un artífice central de la cena de gala en el Hotel Panamericano por los 25 años de la entidad, en 2007, de la que participaron los principales cuadros de la derecha doméstica: desde la por entonces fórmula presidencial López Murphy-Esteban Bullrich, pasando por Federico Pinedo, Francisco De Narváez, Carlos Melconian y Patricia Bullrich. Más allá de sus participantes, la entidad había aclarado que es "incompatible con su función pastoral inclinar el púlpito hacia un determinado partido".
Por esos años, Sennewald compartió la cúpula de Aciera con quien es su actual conductor, Rubén Proietti, director en aquel entonces de los Festivales de Luis Palau, el pastor argentino de renombre internacional que ha encabezado cenas en el país con la presencia del propio Mauricio Macri.
Desde Aciera, el pastor con base en Esteban Echeverría cuenta con un largo derrotero de activismo en contra de leyes que amplíen derechos. Ya en 2004, como director de Relaciones Institucionales de Aciera, Sennewald fue el encargado de fijar la posición de la organización frente a la Ley de Educación Sexual que se debatía en la Legislatura porteña, cuestionando el proyecto "cuya factura ideológica está en manos de integrantes de distintas asociaciones homosexuales".
También, fue uno de los artífices, junto con la otrora diputada Hotton, de movilizaciones en contra de la Ley de Matrimonio Igualitario (2010), como así también de un “protocolo por la vida” emanado por la entidad que, ya en 2011, fijaba una dura posición en contra del aborto legal, seguro y gratuito. Al calor electoral de aquel año, uno de los firmantes de ese protocolo fue el entonces candidato presidencial Eduardo Duhalde. Por supuesto, aquella postura Aciera la reiteró en el debate de este año por el proyecto de Interrupción Legal del Embarazo, con el pastor Jorge convocando al Congreso bajo la consigna “Salvemos a las dos vidas”, cruzada celeste en la que confluyó con la gobernadora bonaerense.
Aunque ya no está a cargo de la vicepresidencia, Sennewald, desde el espacio “Argentina Oramos por Vos”, sigue siendo una figura central en la articulación de Aciera con el poder político. Ejemplo de ello, además de la reciente charla con Macri y Vidal, fue su participación en la delegación evangélica que se reunió por primera vez con el canciller Jorge Faurie.
Quienes asisten a su iglesia mencionan la constante reminiscencia del pastor al precario inicio de su congregación “El Encuentro” en un pequeño local sobre el 920 de la calle Santamarina de Monte Grande: “Era un rectángulo muy chiquitito; el baño estaba arriba de mi cabeza. En el momento más alto de la predicación se escuchaba la cadena. Qué difícil era predicar ahí”, suele mencionar entre risas ante el espacioso auditorio que hoy conforma su iglesia.
Y es precisamente en ese mensaje de meritocrática superación, en el que el camino plagado de dificultades y dolor asoma como fase previa indispensable para un futuro de bienestar, donde la ingeniería discursiva del PRO encuentra su eco. “Llevamos mucho tiempo de pobreza y de inflación, siendo víctimas de inseguridad. Estamos para cambiar eso. Cada uno, desde su lugar, puede hacer algo. Les quiero decir la verdad, dónde estamos y cuánto tiempo nos va a llevar empezar a mejorar. ¡Qué decisiones difíciles tenemos que tomar!”, enfatizó Vidal cuando, ya como gobernadora, expuso en junio de 2016 en el Plenario de Pastores Evangelistas, invitada por Sennewald, quien aceitó sus lazos con el mundo amarillo con el arribo de Cambiemos al poder, participando de reuniones con ministros y funcionarios del gabinete vidalista en diversas oportunidades.
Con esas credenciales, el pastor de la iglesia El Encuentro se jacta de ser el emisario evangélico que arrinconó al presidente budista y a la gobernadora celeste.