HABLA EL EX MINISTRO DE ENERGÍA

Aranguren, Perón, Aristóteles y la fábula del cuchillo del cocinero

Reapareció en la Di Tella el ex Shell. Dijo que el plan energético y de tarifas no fue su idea, citó a pensadores para justificar las subas y negó que haya habido licitaciones espurias en su gestión.

“Hoy (este miércoles), antes de venir a esta charla, pasé por el comedor de la universidad y el cocinero me dijo “qué bien vestido, profesor, ¿a dónde va?”. Le contesté que, en realidad, venía el ex ministro (Juan José) Aranguren a hablar a la Di Tella. Y me dijo: “¿Aranguren? ¿El de los aumentos de energía? Dígale que pase por acá”. Federico, el cocinero, le mostraba con algo de humor y algo de realidad un cuchillo de cocina a Juan José Cruces, el economista que coordinó la mesa en la que el ex jefe de la cartera de Energía analizó la situación energética en los primeros 30 meses del gobierno de Cambiemos.

 

La anécdota generó risas en un auditorio colmado que estaba allí para escucharlo al ex CEO de Shell y otros tres protagonistas: el diputado massista Diego Bossio, el economista de FIEL Fernando Navajas y el ex secretario de Energía de Carlos Menem el cordobés Carlos Bastos, ideólogo del esquema de privatizaciones de la energía.

 

Entre los presentes, una mayoría de estudiantes. Y en primera fila algunos enviados de monitoreo oficial. El más importante, Nicolás Gadano, el hombre que maneja los temas energéticos bajo el ala del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. Charló amistosamente el joven economista -que fuera directivo de YPF- con un ex consultor externo de la petrolera en los años de Miguel Galuccio. El reaparecido Roberto Brandt, que supo presidir la gasífera Metrogas en la primera parte del gobierno de Néstor Kirchner. También curiosearon, desde el fondo del salón, algunos ex laderos de Federico Sturzenegger en el Banco Central (BCRA), como el economista jefe Andrés “Andy” Neumeyer. No se imaginó nunca el también profesor en la casa de estudios que sería su ex jefe uno de los criticados en el marco de la charla de Aranguren.

 

 

Se vio en la charla de Vasco mucha de su convicción y verborragia. Unos 15 minutos de dureza que, en parte, fueron los gestos que terminaron eyectándolo del cargo. A Aranguren nunca le importó lo que pensaran los demás, no extrañó a nadie ni reclamó privilegios. Incluso aparecieron por la sala algunos cuadros de su equipo de comunicación, en silencio y en retirada veloz.

 

“Voy a utilizar una frase de Aristóteles para explicar lo que recibimos en materia energética: la única verdad es la realidad”, dijo Aranguren en el puntapié inicial de su exposición. Y siguió, mientras mostraba datos numéricos de su gestión. “El populismo nos llevó a tener precios baratos de la energía y un mal servicio (…) la luz en Edenor y Edesur aumentó 40% en los 12 años, con una inflación que subió entre 1.000 y 1.700%". Continuó en esa línea cuando especificó que durante el kirchnerismo “se destinaron U$S52.000 millones para mantener los precios bajos en los 12 años. Hubo populismo energético. Los precios bajos impactaron en el consumo racional”.

 

La exposición de Aranguren culminó como empezó, con una frase. Esta vez, de Albert Einstein. “Lo que es correcto no siempre es popular y lo que es popular no siempre es correcto”, sintetizó para justificar una política tarifaria que, según su prisma, debía hacerse.

 

El ex ANSES Bossio estaba puesto, como admitió el propio Cruces, como uno de los responsables, junto al legislador del massismo Marco Lavagna, de redactar el proyecto que frenó los aumentos de tarifas y que obligó a Macri a un veto. Cuando el ahora legislador por el espacio de Miguel Pichetto tomó la palabra, deslizó que la frase de Aristóteles la “ha dicho otro personaje”. “El general Perón habrá repetido la frase de Aristóteles. No hay dos autores de la misma frase. Repito que la única verdad es la realidad, cómo dijo Aristóteles", clausuró Aranguren, un episodio de chicanas que luego se extendió a un cruce con Navajas, de FIEL, que cuestionó duramente la política tarifaria de Cambiemos y hasta se animó a contar una infidencia: que en varias ocasiones dialogó con Sturzenegger y le advirtió que las tarifas altas terminarían “contaminando” la inflación núcleo. “Pero nada de nada”, dijo, mostrando la negativa del ex jefe del BCRA por atenuar los aumentos.

 

 

Bastos, Aranguren, Cruces, Bossio y Navajas, en la jornada de energía en la Di Tella.

 

 

Navajas, un liberal clásico, jugó fuerte: “Es equivocada la idea de Macri de que la energía tiene que ser carísima y hay que ponerse el pullover para pagarla", apuntó y agregó que “no hay política tarifaria sostenible si el modelo macro en el que se asienta no cierra”. Fue el más duro del panel con el ex funcionario, mientras Bastos prefería hablar de temas más estructurales que Cambiemos y Bossio defendía el esquema de subsidios.

 

En este escenario y antes de prestarse a dialogar con la prensa a la salida del evento, Aranguren dejó en claro que “Macri no me convocó para generar un caso de estudio, fue para resolver un problema. El próximo presidente va a recibir un sector energético mejor que el que recibió este gobierno (…). La política pública energética fue del Gobierno, no mía. Macri fue el que decidió llevarla adelante". Asimismo, consideró que “la actual es la misma administración que está haciendo el mismo hincapié en Vaca Muerta, en un balance comercial superavitario en el sector energético, en reducir las importaciones. Claramente, es más agresivo desde el punto de vista de la velocidad para que se pueda llegar al autoabastecimiento”.

 

-¿No cree que el aumento de tarifas haya castigado más a la clase media?

 

-Cuando uno tiene que hacer frente al déficit fiscal también termina castigando a la clase media, porque ese déficit fiscal sale del mismo bolsillo de todos los argentinos. En todo caso, esa clase media es la que votó a Cambiemos y es la que en 2019, si le satisface la política que implementó Macri, volverá a votarlo. El electorado es muy inteligente.

 

-Bossio le mencionó que el tema tarifario necesita una salida política y que es difícil explicarle a una familia que gana $30 mil que tiene que pagar $6.000 entre luz y gas. ¿Eso lo evaluaron cuando calcularon las subas?

 

-Si, por supuesto, y tenemos un histograma hecho con cada una de las distribuidoras de luz y gas, sabiendo qué porcentaje de la población iba a tener un incremento de tal magnitud. Obviamente, cuando alguien me dice lo de Bossio, así puesto, parece que es imposible de aceptar, pero son casos que hay que ver uno por uno.

 

 

 

 

-¿La mayoría puede pagar?

 

-Yo dije… le doy otro ejemplo: nosotros implementamos en marzo, a pedido de la UCR, la posibilidad de que la factura de gas en los bimestres más duros pueda ser pagada el 25% en los bimestres 5, 6 y primero del año siguiente. ¿Usted sabe cuánta gente se anotó para pagar la tarifa de esa manera? Menos del 5%. Cuando pregunto si puede o no pagar, es la gente la que ha decidido hacer frente a una situación en la que el subsidio lo paga igual.

 

-Desde que usted decidió liberalizar los combustibles, la nafta aumentó más del 50%...

 

-El precio de los combustibles en la Argentina estuvo siempre liberado. La idea sigue siendo confluir a precios de equilibrio en el mercado internacional, especialmente en el tema de los líquidos. ¿Algún argentino esperaba que se diera un aumento del tipo de cambio como el que se dio, cuando la política tarifaria se diseñó a $20 y hoy está a $30? Si lo esperaba, creo que había tomado una decisión interesante desde ese punto de vista. En el mercado internacional se establecía que los precios de futuro serían de entre U$S50 y U$S60 el barril y con esos precios hicimos el presupuesto 2018. Obviamente, los precios han estado por arriba de U$S70 un tiempo. Los precios son libres o no son libres, no se pude amortiguar las subas.

 

-Usted dijo que no repatriaba sus ahorros porque argentina no le generaba confianza. ¿Considera que la corrida le dio la razón?

 

-Eso es una chicana, en todo caso. Yo digo que cuando me preguntaron por qué tenía mis ahorros en el exterior, era una decisión. En septiembre del 2016 y ante una sugerencia de la OA, decidí vender las acciones de Shell para evitar un potencial conflicto de interés. Lo que dije en ese momento es que era una decisión personal, para proteger los ahorros de una familia. Y que la decisión de traerlo o no la tomaría cuando me pareciera conveniente.

 

-¿Ahora le parece conveniente?

 

-Yo no soy funcionario público. ¿A usted le parece conveniente lo que hace con su vida? Sí, lo mismo pasa conmigo. Es un tema para mi familia y para mí, no necesito hacerlo público.

 

-Ponderó en su charla el uso de lámparas led. Hay una compañía que se convirtió este año en la primera importadora de leds, que es la del primo de Marcos Peña. ¿Hubo alguna influencia en ese caso?

 

-Ninguna, ninguna. Le digo más: no es la compañía que tiene el monopolio de lámparas led. Lo contestamos en varias preguntas de diputados. Esa firma tuvo participación de entre el 15 y el 21% en las licitaciones. Es difícil que este año estuviera creciendo, porque la partida para comprar luminarias led no fue transferida de Hacienda a Energía hasta que yo me fui.

 

-Así lo indican los datos aduaneros.

 

-Habrá importado por su cuenta para vendérsela a terceros, pero no a través de licitaciones públicas.

 

 

 

-Ahora se está viendo que hay licitaciones que se pueden fraguar

 

-No somos todos iguales, esas cosas ocurrieron en la década anterior. No tuvimos ninguna influencia en ese caso. La administración del presidente Macri no se puede comparar con todas las cosas que están saliendo hoy a la luz y que pasaron en la década pasada.

 

-Hablando del cuaderno gate, ¿no le sorprendió que hubiera empresarios que trabajaron en obras de energía apuntados en las presuntas coimas?

 

-El ministro Lavagna se fue en 2005 cuando se hizo evidente que él sabía que había acuerdos de precios en la obra pública. Eso ocurrió, pero cuando nosotros llegamos suspendimos una adjudicación de la empresa MTU, del señor Mundin, para una obra de gasoductos en Los Antiguos, Santa Cruz, porque habíamos detectado precios que estaban por encima de los costos de caños, válvulas y compresores. Y lo mandamos a la OA. Hicimos lo mismo con Isolux en Río Turbio. Hemos hecho lo necesario para llevar los temas a la Justicia.

 

-Pero hay algunos casos, como Albanesi y Mindlin, que aparecen en los cuadernos y fueron los que más obras ganaron en los últimos dos años y medio.

 

-Las obras adjudicadas por esta administración, tanto ahora como cuando yo fui ministro, fueron a partir de licitaciones públicas abiertas y transparentes. No puedo decir que haya habido ningún acto de corrupción. Ahora, si alguna empresa tiene alguna cuenta que pagar en la Justicia, será la Justicia la que lo diga. Pero no por hechos que hayan ocurrido en esta administración.

 

-¿Está de acuerdo con frenar a las empresas involucradas y que no puedan hacer obras?

 

-Ésa es una respuesta que tendrá que dar el Gobierno. ¿Provocamos una parálisis del país o generamos condiciones para garantizarnos que haya un nunca más a la corrupción? Éste es el primer gobierno que no le hizo asco a tener que combatir la corrupción.

 

-Que el primo de Macri, vía IECSA, esté involucrado, ¿no los hace partícipes?

 

-No soy yo el que tiene que dar una respuesta. Yo, como ciudadano, aborresco ese tipo de conducta, venga de quien venga. De un amigo o un enemigo, no le hago ninguna diferencia.

 

Javier Milei
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