El avance en tres designaciones de magistrados en la justicia federal de La Plata marca el inicio de la actividad para cubrir vacantes, pero la mirada estará centrada en la designación del juez electoral que tendrá a su cargo el control de las elecciones 2019 en la provincia de Buenos Aires, el distrito de mayor peso en el mapa nacional de votantes.
Fuentes judiciales confirmaron a Letra P que -con distintos grados de avance- están en proceso de cobertura las vacantes producidas por el cargo del ex juez Carlos Alberto Nogueira (jubilado), el fallecido camarista Leopoldo Schifrin y el hueco existente en el Juzgado Federal 1 con competencia electoral, casillero sin cubrir oficialmente desde la muerte de Manuel Blanco. Ese lugar fue ocupado, provisoriamente, primero por María Romilda Servini y luego por el macrista Juan Manuel Culotta quien, por diferencias salariales, dejó el cargo y volvió a su despacho oficial en la localidad bonaerense de Tres de Febrero.
A estos sillones vacíos se sumarán en los próximos meses los que dejarán Olga Calitri, titular de la Oficina de la Mujer de la Cámara Federal de Apelaciones de La Plata, y el camarista Carlos Román Compaired, quienes están en planes de jubilarse.
El newman boy Culotta cumplió su misión de controlar las elecciones 2017 y se fue.
Pero la madre de todas las batalles será la vacante en el juzgado electoral bonaerense, donde fueron designados los jueces Alejandro Tazas y Daniel Rafecas para integrar el jurado. Junto a ellos también aparecen los representantes académicos Roberto Gargarella y Jorge Barbará.
La confección de este expediente está en estado embrionario. Las designaciones se deben confirmar, si aceptan o no formar parte del jurado. En caso positivo, se sigue adelante con el trámite. Caso contrario, debe conformarse uno nuevo. Luego vendrá la inscripción para el examen y los pasos de rigor que establece la normativa vigente.
Una vez obtenido el listado de aprobados, vendrá la etapa de la negociación política, “la rosca”, como se conoce en el mundo de la magistratura, donde el poder de turno y los padrinos políticos harán su tarea por encima del rendimiento académico en la mesa examinadora de los aspirantes.
El control de las elecciones en la provincia de Buenos Aires es clave para las fuerzas políticas que pelearán por la presidencia de la Nación en 2019. No tener aceitada la maquinaria electoral y el control sobre el padrón puede generar dolores de cabeza para los aspirantes a la Casa Rosada.