La paridad de género no existe legal ni técnicamente en la Ciudad de Buenos Aires. No hay legislación al respecto y hace años que para las elecciones locales se cumple con lo normado por el Código Electoral Nacional y únicamente se garantiza un cupo del 33% de mujeres en las nóminas de candidatos para legisladores porteños y comuneros.
En rigor, los partidos políticos que compiten en la Capital Federal cumplen con el tercio de representación femenina en las listas pero no hay ninguna normativa local que lo afirme. Ese bache legal existe porque la Ciudad no cuenta con Código Electoral propio, a pesar de que el artículo 82 de la Constitución local requiere que la Legislatura porteña lo sancione. La Carta Magna data de 1996 pero las inquinas políticas impidieron que la normativa avance durante estos 22 años.
Por otra parte, la Ciudad no adhirió a la ley de paridad de género votada por el Congreso en noviembre de 2017. Las normativas nacionales no aplican per se en el ámbito local a la hora de votar cargos electivos. Sin embargo, no alcanza con una simple adhesión y el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta negociará con la oposición la incorporación de la paridad en el texto general del Código Electoral porteño.
Ese trabajo recae en el ministro de Gobierno de la Ciudad, Bruno Screnci Silva. El funcionario fue el encargado de presentar la iniciativa en 2016, pero cuando el texto llegó al Parlamento ya era “viejo”. La Jefatura de Gobierno frizó el expediente y piensa reeditarlo en el primer semestre de este año, con la incorporación de la paridad de género.
En septiembre de 2016, el massismo porteño intentó avanzar con el debate sobre el cupo femenino en la Ciudad. El entonces legislador Javier Gentilini convocó a una jornada de debate por la ley de paridad junto a Malena Galmarini. La iniciativa, como tantas otras, durmió en los pasillos de la Legislatura local y nunca avanzó.
El Gobierno porteño y la oposición se embarcarán en esta discusión en paralelo con el debate por el Código Electoral. Si esta última normativa no prosperase, se avanzaría con una normativa propia, similar a la que aprobó el Congreso Nacional.
María Rosa Muiños, la única legisladora al frente de una bancada.
NÚMEROS. Al igual que el Congreso Nacional, la Legislatura porteña está lejos de cumplir con la paridad de género. De 60 legisladores totales, tan solo 23 son mujeres. Representan al 38% del Parlamento y la normativa de paridad de género debería llevar esa cifra al 50% para 2019, siempre y cuando la ley se apruebe y se aplique para los próximos comicios.
En la Cámara de Diputados de la Nación, 99 bancan son ocupadas por mujeres y 157 por varones. La flamante ley de paridad de género pondrá a hombres y mujeres bajo el mismo nivel de representación en las listas y, progresivamente, en el recinto de sesiones. Se espera que lo mismo suceda en el Parlamento porteño, donde el género femenino también está en desventaja en la presidencia de las comisiones.
En la Legislatura porteña, los varones conducen 16 de 20 comisiones parlamentarias. Estar al frente de un cuerpo parlamentario no reposa únicamente en el género, sino también en los acuerdos políticos y el conocimiento técnico sobre la temática particular. Pero la inexistencia de la ley de paridad de género, matemáticamente también pone en desventaja al género femenino.
Un escenario similar se da con la presidencia de los bloques parlamentarios. De las diez bancadas registradas, sólo el Bloque Peronista es conducido por una mujer, la legisladora peronista María Rosa Muiños.
Soledad Acuña, una de las tres ministras de Larreta.
En el gabinete de Rodríguez Larreta hay tres ministras en un total de diez ministerios. Soledad Acuña, Ana Bou Pérez y Guadalupe Tagliaferri conducen los ministerios de Educación, Salud y Desarrollo Humano y Hábitat, respectivamente. Además, Cecilia Montiel es la secretaria de Legal y Técnica de la Ciudad de Buenos Aires. Esta cifra supera a la cantidad de mujeres que se desempeñan en el gobierno de Mauricio Macri, donde Carolina Stanley es la única ministra (Desarrollo Social). También a la administración de María Eugenia Vidal, que no cuenta con mujeres en su gabinete de ministros.