Plano corto. federico suárez

El intérprete

Fue seminarista y escribía los discursos de Macri. Cercano al papa, lo moldeó Marcos Peña. Es el artesano del relato de Vidal, que lo ascendió a ministro y vocero en temas calientes.

“Contesto yo”, le susurra Federico Suárez a su par de gabinete, el ministro de Economía, Hernán Lacunza, durante la conferencia de prensa que brindan los funcionarios tras la frustrada paritaria con los docentes y la decisión de los gremios de iniciar medidas de fuerza.

 

Este año, a diferencia de los anteriores, el titular del Ministerio de Asuntos Públicos participa de los encuentros del oficialismo con la prensa, aunque en un rol clave: ser la voz de la gobernadora María Eugenia Vidal.

 

 

Bio. Licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad del Salvador, ingresó a la política de la mano del actual jefe de Gabinete nacional, Marcos Peña. Fue asesor en la Legislatura de la Ciudad, director de Cultos y subsecretario de Contenidos durante el mandato porteño de Mauricio Macri. Fue el encargado de los discursos y la agenda de comunicación, además de la campaña electoral 2015, del actual presidente. Cuando María Eugenia Vidal asumió como gobernadora bonaerense, lo eligió para ocupar la Secretaria de Comunicación, que luego ascendió a Ministerio de Asuntos Públicas.

 

Suárez, una figura política tallada por la mano precisa de Marcos Peña, llegó al gabinete de Vidal, en 2015, con la tarea de administrar el relato de Cambiemos. También, con la decisión de asistir y blindar a la mandataria.

 

Dos años después, tras ser ascendido de secretario de Comunicación a ministro, el ex seminarista, de contacto directo con el papa Francisco, ha mutado ese rol a uno con perfil más alto.

 

Suárez no informa sobre los planes de gestión ni se detiene en las marchas y contramarchas en las que suele incurrir el gobierno bonaerense. Suárez se dedica, específicamente, a transmitir la agenda oficialista, los temas que Vidal quiere remarcar y el sentido que le quiere dar a algunas medidas. También, se aboca a desarmar y “reorientar” temas que resultan antipáticos a un sector del electorado y que tocan de forma negativa a la administración vidalista.

 

Suárez es la voz más pura del macrismo o, incluso, del “peñismo”, que ahora baja a la arena pública para comunicar de forma directa el relato PRO. Ese relato que antes redactaba.

 

 

 

El titular de Asuntos Públicos es, además, el lazo comunicacional con los intendentes de Cambiemos, en quienes descarga el manual del PRO y le suma prácticas adaptadas a la idiosincrasia bonaerense. Suárez suele participar de los foros de jefes comunales del oficialismo, donde dispone tareas que van desde la comunicación "capilar", como denominan a la comunicación cerrada a los ámbitos locales, hasta el tratamiento de temas de la agenda provincial, donde se busca difundir un mismo discurso. Es una tarea cotidiana la descentralización de las voces de los funcionarios de peso, que atienden temas conflictivos. Esa resulta la respuesta única y oficial, que luego se pide que reproduzcan los intendentes, funcionarios, legisladores y dirigentes por las redes sociales.

 

EL INTÉRPRETE. “A los 17 años soñaba con ser sacerdote”, contó Suárez en la entrevista que brindó al ciclo “Conversaciones”, de La Nación, en enero de 2017.

 

Allí, relató su experiencia en los cuatro años en que se formó en los seminarios de Azul y de Mercedes y su vínculo posterior con el entonces cardenal Jorge Bergoglio, convertido luego en el papa Francisco, quien le otorgó una beca de estudios y realizó el seguimiento de su carrera de Ciencias Políticas en la Universidad del Salvador (USAL).

 

 

 

Monseñor Emilio Bianchi Di Cárcamo, obispo de la Diócesis de Azul, fue quien vinculó al actual ministro con Bergoglio, en una relación que se consolidó cuando Suárez asumió como director de Cultos en la Ciudad de Buenos Aires, durante el gobierno municipal de Mauricio Macri, en 2007.

 

En el camino, se recibió de licenciado en Ciencias Políticas, fue asesor en la Legislatura de la Ciudad y consolidó su vínculo con Peña, a quien acompañó durante toda la travesía porteña del PRO y en la que continúa embarcado, aunque ahora con residencia bonaerense.

 

Peña confió a Suárez la mayoría de los discursos aplicados a Macri, además de la agenda y la comunicación pública del entonces jefe de la Ciudad.

 

En línea con su mentor, Suárez sostiene un perfil cercano al ascetismo y un tono moderado, solo acentuado cuando la circunstancia lo requiere.

 

Soltero, de 39 años, el ministro de Asuntos Públicos es nacido en Laprida, un distrito bonaerense de menos de nueve mil habitantes, que, es además, el pago chico de la vicepresidenta Gabriela Michetti.

 

Reservado y de bajo perfil en lo político, donde funciona en equipo y no muestra rasgos personalistas, Suárez podría integrar tranquilamente las filas de los workaholic, las personas adictas al trabajo.

 

 

 

 

Con Vidal, a quien conoce desde que ambos ocupaban un cargo en el Gobierno de la Ciudad, mantiene una relación muy bien aceitada, aunque menos personal que la que la mandataria sostiene con su jefe de Gabinete, Federico Salvai.

 

Salvai es su hombre de confianza, el brazo político de la gobernadora. Suárez, el encargado de la comunicación y actúa en línea con la Rosada.

 

Cuando le preguntan sobre las similitudes y diferencias de sus jefes del PRO, Macri, Vidal y Peña, repite: “Soy un afortunado en la vida; Mauricio, María Eugenia y Marcos son personas que me han ayudado a crecer”. Un auténtico ideólogo de la filosofía Cambiemos.

 

Victoria Villarruel. 
Patricia Bullrich, ministra de Seguridad.

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