El Foro de Intendentes de la Unión Cívica Radical (UCR) mira con preocupación cómo se desarrollan las negociaciones por el presupuesto bonaerense ya que no forman parte activa. El gobierno de María Eugenia Vidal optó por negociar desde que llegó al poder con el PJ y el Frente Renovador y en este plan relegó a los radicales que, por primera vez, no tendrán representación en el Honorable Tribunal de Cuentas (HTC), un organismo que siempre tuvo su pata radical para blindar a sus propios intendentes de informes incómodos.
El HTC fue históricamente un refugio para distintos dirigentes radicales. Desde los tiempos de la gobernación de Eduardo Duhalde han ocupado espacios. La lógica siempre fue que, producto de una negociación, la oposición se hacía de lugares de control, pero hoy el radicalismo es gobierno.
Ante la acefalía que se fue dando en el Tribunal, el Ejecutivo bonaerense esperó hasta que se discuta el presupuesto para ocupar esos casilleros que se eligen a través de una prestación de acuerdos del Senado bonaerense.
Son dos las principales funciones del HTC. Por un lado examinar las cuentas de percepción e inversión de las rentas públicas, tanto provinciales como municipales, aprobarlas o desaprobarlas y en este último caso, indicar el funcionario o funcionarios responsables, como también el monto y la causa de los alcances respectivos. Por el otro, inspeccionar las oficinas provinciales o municipales que administren fondos públicos y tomar las medidas necesarias para prevenir cualquier irregularidad en la forma y con arreglo al procedimiento que determine la ley.
Producto de la distancia que tomó el titular del Comité de la UCR y vicegobernador bonaerense, Daniel Salvador, el partido ha quedado relegado en la toma de decisiones. Incluso, semanas atrás cuando se conoció el proyecto original del presupuesto, los intendentes pusieron el grito en cielo durante un almuerzo que compartieron con Salvador en la residencia que posee en La Plata. Las miradas más críticas partieron de intendentes como Víctor Aíola (Chacabuco) y Miguel Lunghi (Tandil) y el vicegobernador quedó en el medio de un fuego cruzado. Los intendentes le demandaron, el Ejecutivo le pedía que modere.
Lo concreto es que esta vez las vocalías disponibles para el HTC se pusieron sobre la mesa de negociación en el marco del presupuesto. El Ejecutivo tiene tres vocalías del organismo para ocupar. Una sería para Cambiemos, otra para los intendentes del PJ y la restante para el Frente Renovador. El casillero de Cambiemos sería ocupado por el PRO.
Más allá del impacto por la transferencia de subsidios que implicaba la ley de leyes, y que también generaba preocupación en los radicales, la apetencia que tenían los boinablanca era mantener presencia en el Tribunal de Cuentas. No les interesaba ni el directorio del Banco Provincia y menos la silla en la Suprema Corte de Justicia. Sucede que los informes del HTC solían evidenciar, sobre todo, las fallas en las administraciones locales. Desde hace un tiempo a esta parte en la gestión Vidal, el Tribunal ha dejado de dar fallos vinculantes ante la falta de quórum.