El Ejecutivo bonaerense buscará al filo del fin de semana tener aprobado el presupuesto 2019 con el acompañamiento, necesario, de un sector de la oposición que por estas horas dirime cómo encarar la negociación final y la presencia en el recinto. La atención estará en el G20 y el oficialismo bonaerense espera, así, evitar movilizaciones en contra de la iniciativa.
El oficialismo tenía como objetivo tratar el presupuesto esta semana. Tal como había anticipado Letra P, los negociadores de Vidal se entusiasmaron y se animaban a pronosticar una sesión antes de que terminara el mes, que finalmente fue convocada en ambas cámaras para el viernes 30. Será el mismo día de la primera jornada de deliberaciones de la Cumbre del G20 con los principales líderes del mundo en la Ciudad de Buenos Aires. La atención estará puesta sobre lo que suceda con la reunión de presidentes y con esa estrategia Vidal buscará avanzar con su norma.
En la negociación, que viene algo estancada sobre todo con el bloque del PJ Unidad y Renovación, hay tres temas a discutir que el oficialismo estima que acordará antes de llegar al recinto.
Los intendentes piden mermar el impacto que implica la transferencia de subsidios a las comunas. En el interior preocupa el del transporte urbano, mientras que en el conurbano la subvención a la tarifa social de energía es la principal inquietud. De esos subsidios deberán hacerse cargo las intendencias. Hasta hace poco era potestad del Gobierno nacional. Sin embargo, una mirada crítica compartida por los municipios -tanto de Cambiemos como del peronismo- es la imposibilidad de aumentar las tasas de servicios locales por encima del 38%, tal como lo establece el proyecto que Vidal giró a la Legislatura.
Este último punto es el más difícil de negociar. El Ejecutivo no permitiría este cambio y sí otras modificaciones, como por ejemplo reducir el porcentaje que los municipios deberán destinar a obras en el Fondo Educativo. Actualmente, el proyecto del presupuesto estipula que los municipios del conurbano deberán abocar la totalidad de recursos a infraestructura escolar, mientras que los municipios del interior, un 80%. Eso fue una prenda de negociación que por estas horas cumple ese rol.
El viernes pasado, Vidal mandó una comitiva que incluyó a ministros y al presidente de la Cámara de Diputados, Manuel Mosca, a reunirse con intendentes y legisladores del Frente Renovador. Del encuentro salió una foto y dos versiones. Por un lado, que la reunión fue muy buena y que se avanzó en el diálogo. Por el otro, lo que dejó trascender el FR no fue tan optimista. Incluso se habló de un contrapunto entre el intendente de San Fernando, Luis Andreotti, y el ministro de Economía, Hernán Lacunza, cuando se puntualizó en los fondos y responsabilidades transferidas a las comunas de parte de la administración provincial.
VOTOS. Cambiemos necesita los dos tercios de los presentes para aprobar el proyecto que incluye, también, la ley fiscal impositiva y –agregado este lunes- la renovación de la Emergencia en Seguridad.
La cosecha de votos es más compleja en Diputados. Por eso, el proyecto se tratará primero en el Senado, donde el oficialismo posee quórum propio. En Diputados –y siempre y cuando estén los 92 diputados en el recinto- Cambiemos necesita de 18 manos.
Con 11 adhesiones del Frente Renovador –y no 12, ya que el diputado Pablo Garate se manifestó en contra al proyecto-, más uno del bloque Integrar, otro del bloque Movimiento Evita y cuatro de la bancada del Frente Amplio Justicialista, queda a un voto de los necesarios, 62. Por eso, se podría aplicar un mecanismo tan simple como ausencias y/o abstenciones de algunos opositores. Si eso sucediera, Vidal tendría el presupuesto 2019 aprobado en el último día del período ordinario. Sin embargo y por las dudas, tanto en Diputados como en el Senado ya se votó la prórroga de sesiones extraordinarias para reunirse a partir del 1 de diciembre.