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"Un trigo de estas características ayudaría mucho a zonas como el sudoeste bonaerense. Habría mejores rindes y se generaría más empleo aún", ponderó el ministro de María Eugenia Vidal en una de sus múltiples apariciones por este tema. “Yo no perdería la oportunidad de probar”, añadió en otra oportunidad.
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En la cúpula de la firma desarrolladora del trigo HB4 también se encuentra Ignacio Lartirigoyen, presidente desde 1997 de la empresa líder de agronegocios Lartirigoyen & Cia, la que 2007 fue una de las principales impulsoras del "Proyecto Colzar", tendiente a expandir el cultivo de la colza. La cara visible de esta iniciativa era Sarquis.
Otra firma que participaba de este proyecto coordinado por Sarquis era la suiza Glencore, la cual, a través de Lartirigoyen & Cia, es socia estratégica de Bioceres en Chemotécnica, una firma dedicada a la protección de cultivos. En tiempos donde estaba en marcha el proyecto Colzar, Lartirigoyen desembarca en el directorio de Bioceres. Pocos años después, en 2012, empezaba el largo derrotero de la firma con asiento en Rosario para lograr la aprobación del trigo transgénico resistente a la sequía.
Y ya en ese entonces tenía un enfático promotor: el propio Sarquis, quien, presentado como asesor denarvaista, escribía en La Nación: "La sequía demuestra también que la innovación y la tecnología valen y mucho. Los campos con buen manejo y bajo siembra directa tienen más posibilidad de capear la falta de agua. Y que decir si tuviéramos velocidad para aprobar eventos que resistan a sequías prolongadas".
Ahora, como ministro de Agroindustria de Vidal, el ex Monsanto y ex Colzar, no se olvida de sus raíces. Tal es así que, cuatro meses antes de asistir especialmente a la jornada de campo donde se presentó este transgénico para ponderar sus virtudes, Sarquis firmó precisamente con Bioceres un convenio que contempla "el desarrollo de una bioeconomía competitiva a base de trigo, con el fin de lograr un crecimiento económico sustentable en el territorio bonaerense".
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RIESGOS. Más allá de los fuertes movimientos que viene desplegando Bioceres para lograr la aprobación final de la Secretaría de Agroindustria, en el sector no son pocos los actores que ponen de manifiesto sus temores ante el riesgo que podría representar para la exportación del trigo argentino la liberación de este evento transgénico. El foco de las preocupaciones se pone en la reacción de uno de los principales compradores, Brasil, donde, de acuerdo a especialistas en la materia -y también según lo advertido por funcionarios nacionales que hicieron sondeos-, se expresa un mayoritario rechazo.
"No tenemos prácticamente segregación en ningún tipo de grano. O sea, cuando cosechás, va todo a un mismo tacho, sea lote de buena calidad, mala, transgénico, todo se mezcla. Con esto, vas a tener un trigo que normalmente va a contaminar el resto de los trigos, que es transgénico y no todo el mundo es comprador de productos transgénicos para consumir", resumió en diálogo con Letra P el referente bonaerense de la Federación Agraria Argentina (FAA), Jorge Solmi.
"Lo transgénico está visto como algo negativo, tiene muy mala imagen, entonces se corre un riesgo enorme de perder mercados. Ese es el mayor de los temores. No se ve con buenos ojos en virtud de no tener una segregación", ahondó el ex diputado provincial.
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En la misma línea, Solmi consideró: "Esto puede perjudicar al país, no al productor. Capaz que algún productor se beneficie porque cultiva en zonas complicadas por la sequía, es probable que a algunos les sirva. Ahora, al país en general no le va a hacer bien hasta tanto no se genere una segregación clara. Y el país y el mercado deben una diferenciación de calidad y, si no tenemos una segregación por calidad, menos vamos a tener una segregación por variedad (transgénico o no)".
Productor del distrito bonaerense de Pergamino, Solmi remarcó que en su región "hay una preocupación" de sus pares "de que ese trigo tire para abajo el precio de todos". Aunque admitió: "Por ahí, en otras zonas que son más secas la visión es diferente".
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Por su parte, ante la consulta de Letra P, el presidente de la Red Nacional de Municipios y Comunidades que Fomentan la Agroecología (Renama), Eduardo Cerdá, remarcó: "No pasa por trabajar en una variedad que nos prometa resistencia, sino que hay que trabajar en el suelo, que es el que va a retener más agua".
Ingeniero agrónomo especialista en agroecología, Cerdá aseguró que “hasta ahora, ninguna mejora transgénica mejoró la calidad del alimento ni la competencia de las variedades con las malezas". "Los que sí han funcionado bien son los híbridos que permiten cada vez usar más agroquímicos que (a las empresas encargadas de desarrollarlos) los ha favorecido muchísimo. Llevamos 20 años de que los costos aumentaron cuatro veces en pos de utilizar más tecnología y los rendimientos sólo subieron el doble. La ecuación es nefasta", amplió el experto.
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La polémica por este trigo también se trasluce en las redes. En Twitter, el gerente de Relaciones Institucionales de Bunge, Guillermo García, fue categórico: "Los consumidores en destinos de exportación no quieren trigo GMO transgénico para consumo humano por el momento". Y ahondó: "Australia tiene un evento, no lo libera aún comercialmente (por la) misma causa. USA/Canadá, sin estar liberado comercialmente, un escape de evento GMO experimental contaminó embarques y genero problemas en destino".
Un problema de estas características tuvo también Argentina en 2016, cuando Corea del Sur rechazó un envío de trigo forrajero argentino después de encontrar cepas no autorizados de transgénicos en la carga. “Después de probar 72.450 toneladas de cargamentos de trigo importado de Argentina el 12 de julio, se detectó una cepa no aprobada de OMG y pedimos descartar o enviar toda de vuelta”, señaló por aquel entonces en un comunicado el gobierno surcoreano, el cual en 2013 había suspendido las importaciones de trigo estadounidense por las mismas razones.
Más allá de los antecedentes y las advertencias a futuro, Bioceres acelera más que nunca para conseguir la liberación de este trigo. Para eso tiene a Sarquis, un viejo conocido, como uno de sus principales promotores.