La dinámica de los precios es la interna más dura puertas adentro de la Casa Rosada. Y no son pocos los que están dispuestos a no ceder, sobre todo aquellos que tienen responsabilidad directa en el control inflacionario. En este contexto, el Banco Central (BCRA) salió fuerte a marcarles la cancha a las petroleras, que empezaron a aplicar subas de entre 7 y 8%. Y lo hizo con un argumento razonable: que esas alzas van en sentido inverso a la evolución del dólar y el precio internacional del crudo, las dos variables que la liberación del mercado acepta como razones para aumentar en surtidores.
Llamó la atención la propalación de un mensaje pícaro en Twitter. El gerente general del BCRA, Nicolás Gadano, escribió en su cuenta: “A fines de septiembre el barril de crudo Brent costaba $3157. Hoy cuesta $2592, un 18% menos”, dijo el hombre que responde a la línea de Guido Sandleris, ergo, también del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. Gadano es un especialista en energía y uno de los historiadores más rigurosos en la materia.
Gadano, junto a Dujovne y el secretario de Energía, Javier Iguacel.
“Las cuentas de Twitter son a título personal, pero la verdad es que no queremos más ruidos con la inflación”, contó a Letra P un vocero del Gobierno.
En las petroleras no creen lo mismo. Entienden la indirecta como un mensaje claro de que el Estado no quiere más subas en naftas. Es hasta lógico. La liberación del mercado de combustibles que inició el ex ministro de Energía Juan José Aranguren la padecieron en los números de los precios todos los últimos banqueros centrales y Federico Sturzenegger lo admitió en una conferencia de prensa. Esa jibarización de precios es, en realidad, el corazón de un rebrote inflacionario justo cuando el Ejecutivo espera que el sendero sea descendente para llegar a un 2019 sin ruidos en el sector consumidor, siendo que las naftas terminan impactando en costos logísticos y éstos, en el valor de los bienes finales.
Sandleris no quiere en la inflación el ruido producido por las naftas.
Axion y Shell aplicaron en las últimas horas una suba del 7%, a la que se plegará YPF el fin de semana. Este aumento es el número 14 en lo que va del año, con lo que los combustibles anotaron un incremento acumulado del 70% promedio, lo que afecta principalmente a la clase media e impacta en la actividad económica por vía del encarecimiento del transporte de mercaderías.
En el sector responden al dardo de Gadano con números que intentan demostrar que, cuando el Banco Central trataba de parar la corrida al dólar, los precios de las naftas no subían en consecuencia.
El presidente de Shell, Teófilo Lacroze, encabezó en IDEA la defensa más fuerte de las subas. “Aún no recompusimos los precios todo lo que necesitamos”, dijo. Estas posiciones hacen que la relación del rubro con la mesa chica de la Casa Rosada no sea la óptima, incluso con YPF, la más cercana al Gobierno.
Por otra parte y en medio de los constantes aumentos en naftas, empezó a darse un fenómeno inverso al que venía ocurriendo: la demanda de combustibles, que se mostraba resistente e inelástica, ya se derrumba a niveles récord en todos los segmentos.
Según cifras de la Secretaría de Energía a las que accedió Letra P, el conjunto de naftas y gasoil cayó 9,3% en ventas en septiembre, contra igual mes del año anterior, mientras que en el sector premium la contracción fue del 27,6%.