El silencio forzado al que se sometió Marcos Peña tras el recambio de nombres en el plantel de ministros de Mauricio Macri trajo aparejado una concentración de tareas en la agenda del jefe de Gabinete: contener a funcionarios degradados, registrar el proceso de fusión de áreas y hacer el seguimiento del vínculo de la Casa Rosada con los principales líderes de la coalición Cambiemos, en especial con María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta, gobernantes estrella del PRO.
Peña bajó el perfil y disminuyó sus apariciones en los medios de comunicación, pero nunca cedió protagonismo ni poder hacia adentro. Sigue siendo el hombre de máxima confianza del presidente Macri y el elegido para llevar la voz de mando, situación que confirma el statu quo de la estructura de toma de decisiones gubernamentales. En medio de la tensión entre la gobernación bonaerense y Balcarce 50, el ministro coordinador se trasladó este miércoles a La Plata para participar de la reunión de gabinete provincial, aunque voceros oficiales advirtieron que el encuentro estaba pactado desde hace tiempo.
Hubo foto para mostrar unidad y bajar una idea de concordia, aunque el fuego cruzado persiste. En los últimos días, Vidal entró en tensión con la Casa Rosada, en plena negociación del Presupuesto 2019, con su reclamo recurrente de actualización del Fondo del Conurbano. Vidal reclama que ese monto se actualice por inflación para, entre otras cosas, poder absorber y costear los subsidios al transporte que le traspasa la Nación.
En el gobierno provincial y en la Jefatura de Gabinete reconocen que la interna escaló demasiado, horas después de que un ministro de Vidal fustigara públicamente contra el ministro Rogelio Frigerio (Interior) e insinuara un reparto desparejo de fondos en detrimento de Buenos Aires. De todas formas, ambos dirigentes PRO buscaron este miércoles una foto de unidad para disminuir la riña y evitar nuevos frentes internos conflictivos para el Gobierno, que atravesó dos semanas de furia con los cruces con la Coalición Cívica y la Unión Cívica Radical (UCR), por el juicio político al ministro Germán Garavano (Justicia) y el aumento de la tarifa del gas, respectivamente. Sin embargo, hay otro que factor desnudó la tensión: la estructura de toma de decisiones políticas del Gobierno, que no se vio alterada pese al recambio de gabinete.
En las horas previas al poroteo de ministros y fusión de áreas de comienzos de septiembre, la gobernadora y el alcalde porteño elevaron sus cuestionamientos y marcaron sus diferencias con Peña. Sin embargo, se chocaron con una realidad que conocían al dedillo: “Marcos es Mauricio”. Una impugnación al jefe de Gabinete era, pese a la lealtad política de ambos con Macri, un desafío al propio Presidente.
Vidal comparte esa “distinción” con Rodríguez Larreta, su mentor y el dirigente político a quien más escucha. Letra P contó el trabajo en tándem de ambos gobernadores para aminorar el impacto del ajuste y su pedido conjunto de “ampliar” el Gobierno y convocar a la oposición, algo que naufragó ante el rechazo de Peña, respaldado por Macri y por Elisa Carrió, que enfureció cuando vio esos movimientos tras bambalinas.
Otro punto en discordia, muy conectado con el recambio de gabinete, es el método para encarar la crisis económica. En vísperas al nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Casa Rosada evitaba hablar de crisis y se refugiaba en el eufemismo de “tormenta”. La gobernadora rompió ese molde y, en diálogo con radio La Red, reconoció: “Estamos ante una dificultad y no reconocerlo sería no entender a la gente”. Días después, el Gobierno giró el discurso e incorporó el concepto de crisis para comunicar la necesidad de un nuevo entendimiento con el FMI, del que, en otro aspecto que elevó la tensión entre las partes, Rodríguez Larreta y Vidal se enteraron por televisión. En rigor, ninguno de los gobernadores PRO sabía con antelación que Macri grabaría ese breve vídeo en el que informaba la intención de reclamar un adelanto de fondos al organismo que preside Christine Lagarde.
Peña asiste al menos dos veces por año a los encuentros de gabinete de Vidal y Rodríguez Larreta. Hace un mes estuvo en la reunión de ministros porteños e hizo lo mismo que este miércoles: abrió con un análisis de coyuntura y se centró en la economía. En ambas reuniones pronosticó un “panorama positivo” para Cambiemos en las elecciones de 2019 y confirmó, indirectamente, el aval de Macri para quedar, nuevamente, como el hombre designado para seguir de cerca el armado nacional del partido, función en la que se concentró durante las últimas semanas.