“Si yo hubiera tenido alguna ilusión en el funcionamiento del Congreso me hubiera ido. Pero no la tenía. Y lo que pasó en diciembre fue muy aleccionador”. A Romina Del Plá le bastaron las cuatro sesiones – escándalo por la reforma previsional mediante - en las que participó desde que desembarcó en Diputados, el 10 de diciembre, para configurar el mapa de la Cámara y evaluar el escenario parlamentario para 2018.
Diputada por el Frente de Izquierda, militante del Partido Obrero y secretaria general del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires de La Matanza, Del Plá afirma que la oposición puede avanzar de manera conjunta en el Congreso para “frenar el ajuste contra los trabajadores”, aunque dispara contra los sectores del peronismo que “le garantizan todas las leyes” al gobierno de Mauricio Macri. Desde Las Toninas, donde pasa sus vacaciones, habló con Letra P y aseguró que el Gobierno postergó la reforma laboral porque “tiene miedo de perder el debate” y que “ya gastó el crédito de las elecciones” en la ley jubilatoria.
DE VACACIONES. Pasa sus días en el balneario bonaerense Las Toninas, con pausas para participar en diferentes reclamos, como la campaña por la libertad a César Arakaki y a Fernando Dimas, un viaje relámpago a Azul, donde acompañó a los despedidos de Fanazul – Fabricaciones Militares – y el rechazo al ataque contras las organizaciones sindicales de la docencia. Aprovecha para estar con su hijo de diez años y para repasar el libro “La fuerza de la izquierda en el Congreso”, de Néstor Pitrola, a lo que sumó “algo de literatura más distendida”, como la saga de “Los Juegos del Hambre”.
-¿Qué evaluación hizo de sus primeros días como diputada nacional y qué expectativas tiene para 2018?
-Me tocó este debut con el paquetazo de leyes que mandó el Poder Ejecutivo, el presupuesto, la reforma tributaria, la previsional y el pacto fiscal, todo con la misma orientación: contra los trabajadores y a favor de las empresas, las patronales, los bancos, los organismos de crédito internacionales. Fue muy demostrativo de que una institución como el Congreso no funciona con ninguna independencia. Esa farsa de debate me pareció muy clara. Si yo hubiera tenido alguna ilusión en el funcionamiento del Congreso me hubiera ido. No la tenía, pero lo que pasó fue muy aleccionador sobre cómo negociaban todo mientras nos excluían de los debates.
-El oficialismo dice que, a diferencia de lo que califican como “la escribanía del Congreso” durante kirchnerismo, Cambiemos está obligado a negociar porque no tiene mayorías. Por lo que usted dice, no ve tantas diferencias.
-Acá lo lamentable es que, justamente, hay una cantidad de sectores políticos que permiten lo que sucede. No es solo Cambiemos. Es también el conjunto de los gobernadores que firmaron el pacto fiscal y viabilizaron que se tratara la reforma previsional, el apoyo de los bloques que se dicen independientes, como el Bloque Justicialista, es el Frente para la Victoria que votó la reforma previsional en el Senado, es el Frente Renovador, que, si bien no votó la reforma previsional, apoyó el resto de las leyes. Hay diputados que se dicen opositores que le garantizaron al Gobierno las leyes los años anteriores y lo siguen haciendo. Por eso fue muy importante la campaña electoral llamando a fortalecer el bloque de izquierda.
-¿Aunque en términos políticos la concepción es diferente, desde el punto de vista práctico encuentra posibilidades de articular posiciones con otros bloques opositores?
-Por supuesto que no nos vamos a correr de todo lo que sea práctico y concreto para frenar los avances contra los trabajadores. El tema es saber de qué se trata cada cosa y no dejarse distraer. Un ejemplo muy concreto: a algunos diputados del FPV les resulta gratis votar en contra de ciertas medidas, pero hay que reclamarles qué hicieron en el Senado o qué están haciendo en las legislaturas provinciales. Mientras acá los diputados de Santa Cruz votaban en contra del pacto fiscal, el 29 de diciembre lo metieron en la Legislatura provincial a fuerza de represión a todos los trabajadores que se estaban movilizando en la puerta. Hay que tener una coherencia y no dejarse engañar. Luego, si hay lugar para una votación común frente a algún tema, bienvenido sea.
Del Plá viajó desde Las Toninas, donde pasa sus vacaciones, a Azul para apoyar a los trabajadores despedidos de Fanazul.
-¿Coincide con las declaraciones de diputados de otros bloques, como Agustín Rossi, acerca de que el Gobierno quiere pasar por encima al Congreso este año?
-Sí, creo que hay tres aspectos. Primero, que no convoque a sesiones extraordinarias no es una muestra de fortaleza del Gobierno sino que, por el contrario, demuestra que no puede colocar en un debate público la reforma laboral porque ya se gastó el crédito del triunfo electoral con la reforma previsional. Es una señal de que no le queda mucho margen frente a la opinión pública y a sus propios votantes. En segundo lugar, que ahora no tenga margen para meter la reforma laboral demuestra que no lo hubiera tenido tampoco con la previsional de no haber sido por los sectores de la oposición que se sometieron a eso. Y por último, el Gobierno elude el debate para avanzar a decretazo limpio, porque parte de los temas que pretendía colocar en la reforma laboral – obviamente con apoyo de la CGT, que ahora se corre – ya están en el DNU llamado de desburocratización del Estado. Un ejemplo muy claro es el del blanqueo, que perseguía solamente el objetivo de liberar de penas a las empresas que tuvieran trabajadores en negro. Estaba en la reforma laboral y ahora está en este DNU.
"El Gobierno elude el debate (de la reforma laboral en sesiones extraordinarias) para avanzar a decretazo limpio."
-Hay una propuesta de convocar a una sesión especial para tratar de derogarlo. ¿Lo ve viable?
-Es probable. Hay que ver cómo se comporta cada uno de los bloques. Lo cierto es que han anticipado parte de la reforma laboral con esto y evitan la urgencia de enfrascarse en un debate que corren el riesgo de perder. Es una demostración de que no tienen la fuerza necesaria. Vamos a ver si lo podemos voltear en el Congreso.
-Usted proviene del ámbito sindical. Más allá de la situación de los dirigentes del Partido Obrero detenidos, ¿cree que el Gobierno aprieta a sindicalistas del peronismo?
-Sí. Lógicamente, el Gobierno utiliza el mecanismo del apriete a la burocracia sindical, no para que los sindicatos pasen a funcionar de manera democrática sino, al contrario: son formas de amenaza para que se sienten a discutir las reformas que el Gobierno quiere, sea la reforma laboral o el techo a las paritarias. Esto no tiene nada ver que con la transparencia ni con la situación de las burocracias. Es una amenaza a la organización sindical. Y la provincia de Buenos Aires, con la excusa de la detención de Marcelo Balcedo, que obviamente es un delincuente y efectivamente apelaba al mecanismo de las afiliaciones compulsivas y tanto este gobierno como el anterior las dejaban pasar, lanzó una ofensiva contra la afiliación sindical a cualquier gremio. En una medida completamente ilegal. Pero (María Eugenia) Vidal va a volver a fracasar con esto porque la respuesta de los docentes es la afiliación.
