La fiesta anual que ofrece la Embajada de los Estados Unidos en Buenos Aires para conmemorar el Día de la Independencia de ese país, como es habitual en años electorales, no contó con la presencia de ningún candidato entre los mil invitados que asistieron al Palacio Bosch, la mansión ubicada hace un siglo en el barrio porteño de Palermo. Sin embargo, el escenario de las primarias de agosto y las elecciones legislativas de octubre fue el tema excluyente entre los políticos, funcionarios, empresarios, diplomáticos y lobbystas que colmaron el primer piso de la residencia del embajador interino, y encargado de Negocios, Thomas Cooney, a cargo de la representación desde el 18 de enero, cuando el entonces embajador Noah Mamet dejó el cargo, en una despedida que contó con buena parte del gabinete nacional.
A diferencia de la despedida de Mamet, este jueves hubo muy pocos representantes del Gobierno. "La mayoría está en Hamburgo junto al presidente Mauricio Macri por la cumbre del G-20", explicó un funcionario de la embajada que, en esta oportunidad, no celebró el Día de la Independencia el 4 de Julio, sino dos días después.
Poco antes de las 8 de la noche, las escalinatas del Palacio tenían una larga hilera de invitados, que hacían fila para protagonizar el besamanos para saludar a Cooney, el anfitrión. Por esa pasarela, en nombre del Gobierno, pasaron el ministro de Modernización, Andrés Ibarra; la titular de la Oficina Anticorrupción, Laura Alonso, una histórica habitué de la embajada, y el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj. En representación de la Corte llegó el juez Carlos Rozenkratz, por la Cámara Nacional Electoral estuvo su vice, el juez Alberto Dalla Via, y en representación del Congreso brillaron las ausencias.
Aunque Mamet ya no está al frente de la embajada, los funcionarios del Departamento de Estado mantuvieron el estilo temático de fiestas que le gustaba hacer al enviado de Barack Obama. El año pasado eligió dedicar la conmemoración a California, su tierra natal, y ahora Cooney encabezó el 241° aniversario con un "descubrimiento por el Río Mississippi". La puesta en escena no tuvo el ritmo febril del año pasado ni el brillo que buscó darle Mamet a su despedida de enero, pero poco antes de las 20, los lujosos salones del primer piso del Palacio ya superaba los mil presentes.
En medio de los saladitos y las comidas típicas de las ciudades cercanas al Mississippi, el CEO del Grupo Clarín, Héctor Magnetto, y el juez federal Claudio Bonadío, el enemigo número uno del kirchnerismo en Cmodoro Py, charlaban animadamente en el ingreso del salón principal, entre risas amables, mientras el equipo de ceremonial preparaba el ingreso de una brigada de marines con la bandera estadounidense para comenzar el acto central. cerca de ellos estaba el empresario Alejandro Bulgheroni, que se cruzó con el secretario general del gobierno bonaerense, Fabián Perechodnik.
"Más que el desempeño de Cambiemos, la atención está puesta en cómo evolucionará la interna del peronismo, pero, si Macri no logra revalidar sus títulos en octubre, será una señal muy compleja para los mercados y también para Washington", graficó un funcionario del Gobierno que deambulaba con una copa de vino tinto.
A su espalda, el ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo, recibía felicitaciones de los asistentes que lo divisaban, mientras charlaba con representantes de Motorola, con Federico Ovejero, vicepresidente de General Motors y con un viejo conocido: William Godoy, delegado del FBI en Argentina por siete años y actual director Corporativo de Seguridad de Arcos Dorados Argentina S.A., firma local de la cadena de hamburgueserías McDonalds. A su derecha, casi irreconocible sin uniforme, el ex jefe de la Bonaerense Pablo Bressi comía un saladito luego de departir con Godoy y recordarle que no se pudo confirmar "ninguna" de todas las denuncias que hizo en su contra la diputada nacional Elisa Carrió, principal responsable de su remoción, luego de vincularlo junto a Ritondo con el narcotráfico.
En el salón contiguo, el lomense Martín Insaurralde se dejaba ver como el único representante de Frente para la Victoria en la recepción. A su alrededor, el tema central fueron los pronósticos electorales y el empeoramiento de la economía. "Si Macri no tiene logros económicos para mostrar, y hasta ahora no los tiene, la campaña será muy dura para el oficialismo", analizó otro invitado vinculado al radicalismo, que pidió la reserva de su identidad y su cargo. A pocos metros, el ministro de Justicia y Seguridad porteño, Martín Ocampo, saludaba a su amigo Ritondo, mientras el intendente de San Isidro Gustavo Posse, dialogaba con Cooney.
Sin aludir a las elecciones, el respaldo más contundente vino de Cooney, que, luego de la ceremonia y la entonación de los himnos argentino y norteamericano, ofreció una brevísima conferencia de prensa. "Tanto la Argentina como Estados Unidos esperamos una solución a la crisis que están sufriendo muchos venezolanos en estos momentos", dijo el diplomático y definió a la Argentina como un "líder" en la región para Washington. La administración de Cambiemos será un socio clave para la estrategia de Estados Unidos contra el país caribeño y será uno de los temas centrales de la próxima visita que hará el vicepresidente norteamericano, Mike Pence, el próximo 15 de agosto. "Estamos en muy buenas relaciones con la Argentina", definió Cooney y calificó la relación bilateral como "muy normal, muy positiva, estable y madura". Al parecer, Cooney seguirá al frente de la embajada por "un tiempo prudencial", confió una fuente, porque "por ahora no se espera la designación de un embajador político por parte del presidente Donald Trump.