Ee.uu. La despedida de Mamet

Apóstoles de la última cena en la embajada by Obama

Relato a ras del suelo –entre champagne y saladitos- de la fiesta que marcó el cambio de era en Buenos Aires. Peña, edulcorado. Un Scioli suelto en noche sin opositores. Un apellido para anotar: Hess.

La fiesta de despedida del saliente embajador de Estados Unidos en Argentina, Noah Bryson Mamet, no tuvo el esplendor de la fastuosa celebración del 4 de Julio pasado, en el Palacio San Miguel, al que asistieron más de 2.000 invitados. Este miércoles por la noche, la residencia destinada por Washington para alojar a su máximo representante en el país tenía una lista de 600 invitados. Asistieron más de 400, según informaron en la sede diplomática, para participar de un acto oficial de despedida del enviado que designó Barack Obama hace dos años, luego de una accidentada negociación en el Senado que demoró su nombramiento por casi un año. Es el mismo hombre que, poco después del 10 de diciembre de 2015, le dijo al recién llegado presidente Mauricio Macri que su máximo interés era una pronta visita de su amigo, el primer mandatario estadounidense de origen afroamericano. Así lo reconoció el jefe de Gabinete, Marcos Peña, durante el discurso que ofreció en el brindis de despedida, donde compartió el escenario principal de la ceremonia con la primera dama, Juliana Awada, Mamet y el ministro consejero Thomas Cooney, que desde este viernes quedará a cargo de la representación diplomática. Tal como hicieron todos sus pares en cada capital del mundo, Mamet concluyó su misión un día antes de la asunción de Trump, que se concretó a las 12 en punto de este viernes, hora de Washington.

 

 

"Todos somos hinchas de Noah Mamet. Sólo estuvo dos años aquí y siempre jugó de local. Es uno de los mejores líderes y embajadores que hemos tenido", celebró Cooney durante la presentación, luego de recordar que, entre la de él y la de Kevin Sullivan, el encargado de negocios anterior, que ya dejó Buenos Aires, "ambos sumamos 50 años de experiencia diplomática, pero nunca hemos visto tanta vitalidad en un embajador. Mamet es el hombre correcto en el lugar indicado: el mate y el malbec ya corren por sus venas", graficó el funcionario del Departartamento de Estado, que, antes de llegar a Buenos Aires, se había desempeñado en la embajada norteamericana en Hong Kong.

 

 

 

Flanqueado por Awada y por Mamet, Peña se hizo cargo del acercamiento con Estados Unidos, luego de recordar que el propio embajador insistió, apenas asumió Macri, sobre la importancia de una visita oficial de Obama como la que se concretó tres meses después, entre el 23 y el 25 de marzo del año pasado. "Veníamos de mucha tristeza y de uno de los momentos más bajos de la relación bilateral", dijo el ministro coordinador en referencia a los dos mandatos de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y al litigio que mantuvo el país con los fondos buitre y que, apenas llegó Macri al poder, fue resuelto en una negociación que implicó un incremento histórico de la deuda externa. Peña no celebró la capitulación financiera con los holdouts, pero pronosticó una buena relación con el nuevo presidente Trump a través de la embajada. "Con todo el equipo de la embajada vamos a seguir construyendo nuevos puentes. Noah, no te vamos a extrañar, porque te vamos a tener cerca", lo elogió Peña en referencia a la posibilidad de que el flamante ex embajador se quede a vivir en Buenos Aires, con escalas en Mendoza y en su Los Ángeles natal.

 

"Con la elección del presidente Macri se abrió una ventana de oportunidades para los Estados Unidos", dijo Mamet en el comienzo de su último discurso como diplomático y luego celebró el acercamiento con Buenos Aires, que implicó la visita de más de cincuenta funcionarios de primera y segunda líneas de la Casa Blanca para poner en marcha los acuerdos que firmaron Obama y Macri desde que el Air Force One volvió a pisar tierra argentina. Además de mencionar la promoción de energías renovables y del levantamiento de las barreras aduaneras para limones tucumanos y carne pampeana, Mamet no eludió dos detalles clave: la formación de dos mil oficiales de las fuerzas armadas y de seguridad en los Estados Unidos y la creación de una task force en la provincia de Salta dedicada a la lucha contra el narcotráfico, que articula sus funciones con las fuerzas armadas y de seguridad que integran el plan Escudo Norte. "Esto no es un adiós, sino un hasta luego", cerró el funcionario que se desempeñó como uno de los más destacados recaudadores del Partido Demócrata durante las dos campañas proselitistas que protagonizó Obama.

 

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Cuando bajó el telón de la despedida oficial, la escalera y los salones principales del Palacio Bosch estaban repletos y se podía ver, con las copas en alto, al CEO del Grupo Clarín, Héctor Magnetto; al ex vicecanciller Carlos Foradori, que intentó eludir a la prensa; al secretario de Coordinación Interministerial, Mario Quintana, y al funcionario bonaerense y gurú de las neurociencias Facundo Manes, que estrechó a Mamet entre sus brazos.

 

 

 

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Mientras el ministro de Seguridad porteño Martín Ocampo hablaba con su amigo Claudio Eppelman, titular del Congreso Judio Latinoamericano, el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta se mostraba con su esposa, Agustina Diez, y su hijo mayor. A un costado, el secretario de Comercio, Miguel Braun, departía sobre los próximos pasos de la economía, mientras el director general de Prensa de la Casa Rosada, Carlos Galigani, dialogaba con la prensa. A su lado, el director nacional del Derecho de Autor, Gustavo Schotz, escuchaba con atención.

 

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A pesar de la cantidad de invitados, no hubo representantes de la oposición. Sólo se dejó ver José "Pepe" Scioli, el hermano del ex candidato presidencial del FpV y ex mandatario bonaerense Daniel, otro estrecho interlocutor de Mamet y de la embajada.

 

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Entre los agregados militares y los empresarios, también pasó a saludar el nuncio apostólico del Vaticano en Buenos Aires, Emille Paul Tscherrig, que hace tres meses fue enviado por papa Francisco a Caracas para encabezar una mesa de diálogo entre el presidente venezolano, Nicolás Maduro, y la oposición. Un metro a su izquierda, la presentadora Anamá Ferreyra exhibía su vestido negro, mientras el modelo Iván De Pineda saludaba al embajador saliente.  A un par de pasos, sin reparar en ellos, el titular de la Fundación Libertad de Rosario, Gerardo Bongiovanni, se comía un saladito.

 

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Atrás, lejos de los focos de las cámaras, charlaban animadamente algunos invitados de mayor edad. Entre ellos, algunos estrechos interlocutores de la embajada durante décadas, como Luis María Savino, presidente del Centro de Estudios Americanos, y el ex vicepresidente de Asuntos Externos de ExxonMobil Argentina Tomás Hess. El hombre concluyó hace dos meses su carrera de 35 años en la corporación petrolera más grande del mundo y su jefe y ex CEO global, Rex Wayne Tillerson, es el próximo secretario de Estado del presidente Trump, apenas el Senado preste su acuerdo. Hess jamás abandonó su habitual reserva, pero no pudo ocultar su alegría por la llegada de Tillerson a la jefatura del aparato diplomático de los Estados Unidos. Sobre hombres como él, descansan los próximos intercambios que mantendrá Buenos Aires con flamante inquilino de la Casa Blanca.

 

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La fiesta de despedida de Mamet terminó luego de las 22.30, con su madre Millie bailando animadamente con los funcionarios de la embajada en el patio de la mansión, mientras una banda invitada hacía covers de Michael Jackson y los Guns’n Roses. En medio de las copas de champagne, Mamet se dejaba fotografiar con los invitados y con el personal de la embajada, que le preparaba una despedida sorpresa para el día siguiente. Luego de ese saludo privado, cambió su cuenta de Twitter y dejó las riendas en manos de Cooney: la era Obama en Buenos Aires había concluido.

 

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