La unidad forzada en un lista lejos está de materializarse en la situación interna que atraviesa el frente Cambiemos en Mar del Plata, donde se acrecienta la tensión entre el intendente Carlos Arroyo y la principal candidata del oficialismo local en las próximas elecciones, Vilma Baragiola. Luego de un cierre de lista en que el mandamás municipal le endilgó deslealtad a la dirigente radical, el titular del bloque de concejales de la Agrupación Atlántica e hijo del jefe comunal, Guillermo Arroyo, admitió que tanto él como su padre están “desilusionados” con el proceder de la –hasta el momento- secretaria de Desarrollo Social del municipio.
El concejal oficialista no confirmó la salida de Baragiola del gabinete aunque reconoció que su padre ya desplazó al director de Choferes y Protocolo, Walter Alló, un allegado a la dirigente radical. “No tiene nada más que hacer al lado del intendente”, señaló.
“Fue una desinteligencia política absoluta” producto de un “exceso en las ambiciones personales”, remarcó el edil para dejar sentado el malestar por lo relegado que quedaron los candidatos de su espacio –Mauricio Loria y Juan Tonto- en la confección final de lista, a diferencia de lo cosechado por Baragiola quien, además de ser cabeza de la nómina, puso entre los cinco primeros a una dirigente de su línea, Cristina Coria.
“En lo personal tengo una gran desilusión porque yo venía trabajando en el proyecto”, dijo Arroyo en declaraciones a la FM marplatense KLA (91.7).
El jefe de bloque de AA remarcó que su espacio había pedido el segundo y cuarto lugar de la nómina, por lo que señaló que es “absolutamente ilógico” que el primer representante del sello del intendente, haya quedado en el sexto lugar. “Evidentemente algo hacia adentro hicimos mal. En primer lugar, confiar. En segundo lugar, en no salir a contestar. Nosotros deberíamos haber generado un candidato”, expresó aunque admitió que “era impensable” que la lista quedase confeccionada de esta manera
Consultado sobre si Baragiola “hizo todo lo contrario” a lo que se había planificado, respondió que “una parte sí”. “Si me decís ‘vamos a hacer tal cosa’ y no la hacés, ya está”, dijo.
Tal como lo viene contando Letra P, la sociedad política entre el alcalde melancólico de los años de plomo y la radical díscola de la conducción partidaria fue consolidándose a lo largo de este año electoral, con la idea de que la boleta oficial sea encabezada por la funcionaria, aunque con marcado predominio del espacio vecinal del mandamás marplatense. En efecto, esto se reflejó en un primer bosquejo al que accedió este medio en el que Baragiola era la primera candidata rodeada de dirigentes alineados al arroyismo: su yerno Mauricio Loria y el secretario del Concejo Juan Tonto.
Sin embargo, tras la batería de quejas que proliferaban desde los distintos sectores internos –e intervención de emisarios bonaerenses mediante-, Arroyo tuvo que ceder, pasando a sus dos delfines del cuarto y quinto lugar -en el que figuraban en el bosquejo inicial- al sexto y octavo respectivamente, mientras que Baragiola quedó bien posicionada, colocando a una concejal de su línea, Cristina Coria, en el quinto casillero, con chances ciertas de poder renovar su banca.