El Gobierno prepara para el próximo mes un nuevo golpe al bolsillo que promete impactar fuerte en la economía doméstica. A los tarifazos en el transporte y el peaje se sumará ahora un aumento en el servicio de agua potable: todos los usuarios de AySA recibirían facturas con subas del 22%, y un millón y medio de hogares perderán el subsidio del 25% que reciben por vivir en zonas desfavorables.
Los incrementos forman parte de un plan que proyecta la Subsecretaría de Recursos Hídricos de acuerdo a la propuesta de adecuación tarifaria que la empresa le entregó al Gobierno a principios de febrero, y que incluye además la colocación de medidores a largo plazo. El objetivo oficial: fomentar el ahorro pregonado por el presidente Mauricio Macri en los servicios públicos.
Según las estimaciones, el ajuste haría que a partir de marzo la factura media pase de $297,60 actuales a $387,30 para los hogares aún subsidiados, y de $446,70 a $545 para los que dejarán de serlo, con o sin medidor, según informó el diario Clarín. En el caso de los usuarios que dejarán de recibir el subsidio, la suba será del 30% en marzo y luego tendrán otras acumulativas de 6,3% en mayo, 5,9% en julio, 5,6% en septiembre y 5,3% en noviembre. En total, a fin de año terminarán pagando un 63% más que ahora.
El plan oficial incluye además la instalación de medidores en Capital Federal y Gran Buenos Aires con el fin de cobrar un cargo fijo por el servicio y otro variable según la cantidad de litros consumidos, dado que hoy la factura se define según la superficie del inmueble y otros factores, por lo que el monto a pagar es siempre el mismo.
“En esas condiciones, el sistema se volvió muy costoso y el Presidente en persona nos pidió ir a un consumo más racional, que nos permita extender el servicio a cinco millones de usuarios más”, justificó el subsecretario de Recursos Hídricos, Pablo Bereciartua. Para los hogares medidos, las subas serán de hasta 30%. Éstos, a igual consumo, pasarán de $492 a $640,30 si estaban subsidiados y de $754,90 a $921 si no.