REFORMA PREVISIONAL

Evaluación PRO: punto para Larreta y Monzó en el segundo round

A pesar de la represión, en el Gobierno reivindicaron el operativo que condujo la Ciudad, el segundo plano que tuvo Bullrich y el "triunfo" de la via legislativa. El jueves van por el Presupuesto.

“La estrategia para este lunes era que la calle no obstaculizara la sesión y esta vez lo logramos, aun sabiendo que la oposición hizo todo lo posible para frenarla”, evaluó un funcionario de la Casa Rosada ante las consultas de Letra P cuando ya promediaba la noche y la Cámara de Diputados continuaba con una sesión que se pronosticaba maratónica, hasta obtener la sanción definitiva de las reformas previsional y tributaria, dos piezas clave del Gobierno dentro de la batería de leyes que promueve para este verano.

 

“Nosotros no queríamos darle ningún motivo a la oposición para que volviera a insistir con frenar la sesión y parte de eso lo logramos con un operativo de seguridad muy distinto al que funcionó la semana pasada”, se ufanó la fuente en referencia al segundo plano que tuvo la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, frente al operativo represivo de esta jornada, que estuvo bajo la total responsabilidad política de la Ciudad de Buenos Aires.

 

“El mando del operativo estuvo en manos del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y de su ministro de Justicia y Seguridad, Martín Ocampo, que contaron con la colaboración de Bullrich”, detalló un vocero porteño para capitalizar el saldo gris que dejó la batalla campal que se desarrolló desde las 13.30 en las inmediaciones de la Avenida de Mayo, entre las dos explanadas históricas que definen el trayecto entre el Congreso y la Casa Rosada.

 

 

A pesar de la ferocidad de la cacería  desató la Policía porteña (con el activo apoyo del Grupo de Operaciones Metropolitanas -GOM- de la Federal), pasadas las 20, los funcionarios de Balcarce 50 que deambulaban dentro de los salones del Palacio Legislativo evaluaban que “lo peor” ya había pasado durante la dantesca tarde de este lunes. “Si no sacábamos esto, no sale nada de lo demás”, se justificó un funcionario que no pudo ocultó el desgaste que transitaba el Gobierno y reconoció que, dentro del Congreso virtualmente blindado, se vivieron momentos límite desde el jueves pasado, cuando fracasó la sesión original, y este lunes, cuando parte del elenco oficial se mudó de la Casa Rosada a las intimidades del Congreso para contener a los diputados y seguir de cerca la realización de la sesión.

 

Ese pulso, monitoreado a la distancia por el presidente Mauricio Macri, fue controlado in situ por el jefe de Gabinete, Marcos Peña; el ministro del Interior, Rogelio Frigerio; Rodríguez Larreta y la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, que arrancaron la jornada dentro del Congreso con una foto junto a los demás mandatarios que fueron convocados para mostrarse como garantes de la sesión. Antes de la medianoche, mientras Larreta coordinaba los detalles del operativo policial, Peña y Frigerio se quedaron en los despachos de la presidencia de la Cámara Baja.

 

 

 

A esa misma hora, los mismos escuderos comenzaron a recibir reportes sobre decenas de cacerolazos en distintos puntos de la capital, que aportaron una nueva dimensión del impacto político negativo de la reforma previsional que la administración de Cambiemos quería aprobar, a cualquier costo, este lunes.

 

“No queremos darle ningún argumento a la oposición y por eso redoblamos los esfuerzos con la seguridad, pero acá adentro del Congreso no nos cabe duda de que los opositores actuaron en tándem. Aunque lo nieguen, sabemos que coordinaron contra nosotros los diputados del PJ, el massismo, el kirchnerismo, la izquierda y hasta el socialismo”, bramó un escudero de la Casa de Gobierno, que seguía insistiendo, a pesar de los cacerolazos, que “el operativo tuvo un accionar de mayor contención que nos permitió sortear este lunes”.

 

 

 

En la lectura autocelebratoria que compartieron los funcionarios consultados, el saldo positivo también tenía que ver con el anuncio que hizo la Unión Tranviarios Argentinos (UTA), en medio de la sesión, para confirmar que no adhería al paro nacional convocado por la CGT. 

 

Desde que las batallas campales que atravesaron el centro fueron mitigadas, a pesar del escenario de creciente inestabilidad por los cacerolazos, el cronómetro político del Gobierno ya daba por descontada una sanción asegurada de la reforma previsional. Antes de las once de la noche, los operadores de Cambiemos ya contaban los porotos para el jueves próximo. “Ahora seguimos la marcha, vamos por la sanción del Presupuesto y continuaremos con lo que falta”, aseguró un inquilino de Balcarce 50. En sus cálculos políticos (luego de haber presenciado la zozobra del jueves pasado), el escenario de este lunes era menos sombrío que la semana que pasó, cuando Macri estaba convencido de sacar le reforma mediante un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU).

 

 

 

Dentro de Cambiemos, ese giro es leído como un tenue fortalecimiento del “ala política” del Gobierno, integrada por Frigerio y Monzó, que se negaron a sacar la reforma por decreto y apostaron a un repechaje en el Congreso, que cerca de la medianoche continuaba blindado por efectivos porteños, de la Federal y una dotación adicional de Gendarmería Nacional, que permanecía acantonada detrás del Palacio Legislativo.

 

El poder libertario en La Pampa: Juan Pablo Patterer junto a quienes integran la conducción del partido. No tiran puentes con el PRO.
Leandro Santoro.

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