Macri y Larreta, molestos por la “rebeldía” de la UCR porteña
El radicalismo local se desentiende de la postura del partido a nivel nacional y tensiona la relación con el PRO en la Legislatura. Lousteau, en silencio.
El jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, lo intentó: buscó puntos en común y armó reuniones, pero no consiguió replicar la alianza Cambiemos en la Ciudad de Buenos Aires. Meses después, el radicalismo porteño empezó a mostrar disidencia con el PRO en la Legislatura porteña y, al enojo del alcalde, se sumó nada menos que el del presidente Mauricio Macri, que reclamó “respuestas”.
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La obsesión de Larreta durante el verano fue imitar el proceso de unidad entre el PRO, la Unión Cívica Radical y la Coalición Cívica que se refleja en el Congreso de la Nación y en la Legislatura provincial, donde boinas blancas y “lilitos” acompañan la gestión de María Eugenia Vidal.
“No se entiende cómo un partido que es parte del Gobierno nacional y provincial, que tiene funcionarios en ambos gabinetes, nos complique la vida en la Ciudad”, fustigan fuentes del oficialismo porteño.
El alcalde mantuvo un encuentro en privado con el titular de la UCR local, Emiliano Yacobitti, y con los diputados que responden a Elisa Carrió. Las dos reuniones fueron en Pizza Cero y culminaron con el mismo sinsabor para el titular del Ejecutivo: la posibilidad de lograr un acuerdo y sellar la alianza en la Ciudad se disipó rápido.
Larreta incrementó su ira cuando sus espadas en el Parlamento porteño le informaron acerca del “comportamiento” del bloque SUMA +, que combina diputados radicales y ediles que responden a Martín Lousteau.
A pocos días de concretar la aprobación de la ley que crea la sociedad el estado Agencia de Bienes, el radicalismo retiró su apoyo al proyecto diseñado en las oficinas de Parque Patricios y desató una tormenta en la Legislatura porteña. Esa decisión, que se dio minutos después de la audiencia pública en la que la mayoría de los presentes repudiaron la iniciativa, puso en marcha un efecto domino que el macrismo no logró torcer: el kirchnerismo también se “retobó” y entró en una crisis interna que borró toda posibilidad de acompañar la Agencia. En el bloque PRO aseguran, con la sangre en el ojo, que todo fue parte de “una jugada” entre Hernán Rossi y Carlos Tomada, jefes de bloque de SUMA + y el Frente para la Victoria, respectivamente.
A pesar de que la Agencia de Bienes también es un tema de interés en la Casa Rosada, esta derrota política no fue la gota que rebalsó el vaso. Días después, el radicalismo votó a favor de la creación de una Comisión Investigadora por la tragedia en la fiesta electrónica “Time Warp”. Como el PRO hizo pesar su mayoría y contó con el apoyo clave de Graciela Ocaña para bloquear esa posibilidad, la oposición, encabezada por Gustavo Vera, motorizó dos nuevos intentos. SUMA + se plegó a ese reclamo en todas las oportunidades.
Mientras el oficialismo entraba en desesperación, veía como sus aliados a nivel nacional avalaban la creación de ese cuerpo. “Votaron tres veces para investigar al jefe de Gobierno”, se quejan en el bloque oficialista.
Pese a los llamados y pedidos de “respuestas” del propio Macri y del jefe de Gabinete, Marcos Peña, ni en la Legislatura ni en la Jefatura de Gobierno de la Ciudad pudieron destrabar la situación con el radicalismo. Durante la recorrida por Estados Unidos que realizó en abril, Larreta se cruzó con el embajador argentino en ese país.
Los rivales del ballotage porteño del 2015 se vieron en un evento del Council of Americas en Nueva York y la conversación tuvo lugar para los temas pendientes en la Ciudad de Buenos Aires. El alcalde le habló de las prioridades del Ejecutivo y, naturalmente, exploró en su antiguo rival la posibilidad de desbloquear la Agencia de Bienes. “Voy a ayudar”, respondió, escueto, el economista.
El ex interventor del PAMI volvió a su distrito con esa promesa, pero el regreso lo encontró con la noticia de que SUMA + apoyaba la creación de una comisión especial para investigarlo. El macrismo sabe que puede conversar con el ex ministro de Economía lo que quiera, merced al acuerdo que lo catapultó hacia el edificio de la Avenida New Hampshire de Washington, pero quien toma las decisiones en la Capital es Yacobitti. Días atrás, la UCR porteña alertó sobre la existencia de un “desinterés por el diálogo con aquellos partidos que integran Cambiemos a nivel nacional”. Curiosamente, la misma falta de comunicación denuncia el PRO.
En el verano, Larreta recibió un mensaje claro por parte del presidente del radicalismo local: un acercamiento al macrismo sería posible siempre y cuando se apunte a una coalición de gobierno. “En la Nación hay ministros, en la provincia está Salvador (Daniel, vicegobernador) y en la Ciudad quieren que nada más les votemos leyes”, retruca un diputado del centenario partido.
En el encuentro en Pizza Cero el radicalismo pidió avanzar con la creación de una mesa política y la apertura a un diálogo que haga posible avanzar con la conformación de Cambiemos en territorio porteño. “La diferencia no es ideológica y hay voluntad”, señaló un edil que integra el bloque SUMA +.
La disidencia existe porque el radicalismo entiende que el PRO únicamente quiere habilitar un consenso para la convivencia legislativa y no dice una palabra de abrir las puertas del Ejecutivo o pensar en un marco de alianzas para próximas elecciones. “Mientras no haya lugares, no vamos a ir juntos”, sentencian en la UCR.
En paralelo, el PRO trata de explotar las “diferencias” entre Lousteau y Yacobitti, que por ahora son únicamente de estilo porque trabajan en tándem. Para eso dialoga con allegados al economista “salteando” al radicalismo. El responsable de esa misión fue el vicejefe de Gobierno, Diego Santilli, quien habló con el primo y principal asesor del economista, Guillermo Laje, pero la negociación por la Agencia se empantanó aún más. El bloque SUMA + esgrime un argumento sólido para insistir con el voto negativo a ese proyecto: en 2015 no acompañaron la primera lectura. Y eso que hubo reclamos de último momento.
Durante el debate en la sesión del tres de diciembre, los diputados Hernán Rossi y María Inés Gorbea fueron convocados al despacho de Cristian Adrián Ritondo, que en ese momento era vicepresidente primero de la Legislatura. Se sumó Carmen Polledo y entre los cuatro hablaron por teléfono con Rodríguez Larreta desde un celular ubicado en el medio de la mesa y con la opción de “altavoz” activada.
-¿Van a votar?, preguntó el entonces jefe de Gabinete (que ya hablaba como alcalde).
-No. Lousteau ya te dijo que no, lo frenaron en seco los diputados opositores.
La comunicación finalizó en seguida. Una vez cortada la llamada, Ritondo, entre risas, soltó: “Yo esto lo cerraba”.
Lo que el PRO llama “rebeldía” –comparando la actitud de la UCR en la Nación con lo que ocurre en la Ciudad- en el centenario partido prefieren definirlo como una “férrea postura” para que el oficialismo “abra el juego”.