El Gobierno nacional nombró al actor y concejal de Cambiemos Segundo Cernadas como titular de la ANSES UDAI del municipio de Tigre para hacer pie y mostrarse competitivos en un distrito que gobierna Sergio Massa a través del jefe comunal Julio Zamora.
Mucho se habló de la “farandulización de la política” durante el año 2015 y varios candidatos, desde Daniel Scioli hasta Mauricio Macri, abrieron la posibilidad a que distintos hombres y mujeres se “sumen” a participar en el servicio público dando a entender que los políticos de carrera sufrían un momento de devaluación.
Esa tensión entre “recién llegados” y militantes con arraigo barrial y movilización se sintió fuerte en el PRO a lo largo de la campaña electoral, pero la lucha interna recobró fuerza cuando el partido amarillo asumió en la Nación y la provincia de Buenos Aires.
Mientras “frizaba” dirigentes de territorio, el macrismo sacó a jugar a un pelotón de famosos dispuestos a participar en política. Algunos de ellos tuvieron éxito electoral, como el chef Martiniano Molina, que hoy es intendente de Quilmes. Tal vez el caso más paradigmático es el de Miguel Del Sel, que fue candidato a gobernador y luego Macri lo nombró como embajador en Panamá.
En paralelo, el ex gobernador de la provincia de Buenos Aires le abrió una lista en San Miguel al ex jugador de la selección argentina de fútbol Carlos Daniel “el Chino” Tapia.
El galán de “Dulce amor” y muchas otras telenovelas de la Argentina y Latinoamérica cuenta con el apoyo de la Casa Rosada, en una muestra más de que los consejeros del presidente prefieren poner en lugares de visibilidad a funcionarios que no representen a “la vieja política”.
El concejal tendrá el manejo de un organismo nada despreciable para construir política en un territorio en el que el PRO aún no logra hacerse notar, debido a la fuerte presencia del Frente Renvoador.
La designación de Cernadas, que asumió el viernes, puso nuevamente en foco la tensión entre “políticos” y “PRO puros”, una dicotomía que parecía acallada.
“Los políticos servimos para llegar no para gobernar”, contó, ofendido, un dirigente bonaerense del macrismo. Hay casos como el de Miguel Saredi, de La Matanza, que son claves para entender la situación.
El matancero rompió con Massa, fue candidato, armó actos masivos para que María Eugenia Vidal se luzca y se muestre más “cercana” al calor del conurbano y el estilo de conducción política de la provincia. También, movilizó micros para festejar la asunción de Macri en la Ciudad de Buenos Aires.
No obstante, cuando levantó el teléfono para pedir un delegado del PAMI en la intendencia de La Matanza le respondieron: “Esos lugares no son para hacer política”.
La “guerra fría” entre Emilio Monzó y Marcos Peña que se vivió durante toda la campaña electoral en la esfera más alta del partido, también tuvo su correlato entre los dirigentes bonaerenses. La tensión entre “lo viejo” y “lo nuevo” sigue latente, aunque en voz baja.
“Cuando al gobierno de los CEO les vaya mal, nos van a llamar a nosotros, el grupo de los GEOF”, soltó, irónico, un dirigente bonaerense de Cambiemos. La comparación entre los gerentes de empresa y el Grupo Especial de Operaciones Federales es un paralelismo entre el trabajo de gestión de algunos funcionarios y la crudeza política de otro sector del PRO.