La gobernadora, María Eugenia Vidal está próxima a cumplir sus cien días de mandato en la provincia de Buenos Aires.
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La gobernadora, María Eugenia Vidal está próxima a cumplir sus cien días de mandato en la provincia de Buenos Aires.
En este tiempo, su tarea se puede sintetizar en dos palabras concretas, “endeudamiento y emergencia”. También, se puede agregar “diálogo”, ya que desde el inicio de su gestión, realizó una fuerte convocatoria a intendentes y representantes de diferentes sectores sociales.
Vidal llegó a la provincia, y pidió como condición absoluta para poder gestionar, el obtener de la legislatura la autorización para endeudarse, y además, el aval para declarar la emergencia en seguridad, servicio penitenciario; infraestructura y la administración pública.
Consiguió, 60 mil millones, y las leyes para Seguridad, en tanto aguarda el avance en las otras áreas, donde ya se están discutiendo las iniciativas envidas por el Ejecutivo.
En materia de seguridad, tuvo que sortear la fuga de los condenados por el triple crimen de General Rodríguez, sucedida a los pocos días de asumir su cargo, en diciembre pasado.
La búsqueda de los prófugos resultó fallida, ya que finalmente fueron detenidos en Santa Fé, por las fuerzas policiales de esa provincia, y eso dejó un saldo negativo para el ministro de Seguridad, Cristian Ritondo.
Por el contrario, Vidal pudo esquivar el golpe, amparada en el “mes de gracia” que se le concede siempre a todo flamante funcionario.
Decidió entonces echar a la cúpula del Penitenciario, que había ratificado unos días antes y eran heredados de la gestión anterior, y pasó a retiro a varios comisarios integrantes de la cúpula policial.
Aprovechó la emergencia para exhibir la compra de chalecos y botines, y se espera que en los próximos días anuncie la reforma de la policía.
En Salud, no logró contener el avance del dengue, aún cuando la enfermedad transmitida por el Aedes aegypti, era epidemia en países limítrofes desde fines de 2015.
Ni cerrar un acuerdo salarial con los trabajadores del sector, que iniciaron un proceso de movilización y medidas de fuerza.
En educación, logró sortear la puja con los gremios hostiles, como la Federación de Educadores Bonaerenses (FEB) y el Sindicato de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (Suteba), y cerrar la paritaria del sector. Para esto, pidió asistencia financiera a la Nación, para presentar un aumento cercano al 35 por ciento.
No fue el caso de los estatales, a quienes ofertó la mitad del incremento dado a los educadores.
La estrategia de Vidal fue acordar con los gremios de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN), y la Federación de Gremios Estatales y Particulares (Fegeppba) para tener el número suficiente para cerrar la discusión.
Pero chocó con la decisión de la justicia, que aceptó el reclamo de ATE y de SOEME, quienes exigieron que no se cerrara la discusión salarial.
Estos gremios iniciaron un proceso de paros y retención de tareas que alteraron el normal curso de las clases.
El 27 de febrero, Vidal aseguró en conferencia de prensa, que “con mucho trabajo pero con un buen final, estoy contenta y satisfecha de anunciarles que el lunes empiezan las clases en la Provincia”.
Pero en los hechos, muchos bonaerenses no tuvieron clases o vieron limitada su jornada escolar, por los paros y la retención de tareas de los auxiliares docentes.
En lo político, Vidal se movió en línea con lo ordenado por su jefe, el presidente, Mauricio Macri. Acordó a nivel legislativo con el Frente Renovador de Sergio Massa, y el sector progresista de Margarita Stolbizer. Y buscó empiojar la ya compleja interna del Frente para la Victoria.
Los resultados fueron fluctuantes, aunque consiguió buena parte de los proyectos que precisaba.
También inició un proceso de diálogo con todos los jefes comunales, en relación a la situación financiera y la obra pública.
A fines de diciembre asistió a la mayoría, en el pago de salarios y medio aguinaldo. Las comunas habían reclamado la deuda contraída con la anterior gestión, por el pago de fondos coparticipables, por lo que Vidal fue asistida por el gobierno nacional, y así pudo enviar fondos frescos a los municipios más apurados.
Ahora, se los volvió a convocar, para ordenar el cronograma de obra pública.
Vidal espera la emergencia del área, que se discute en el Senado, para tener libertad de acción en la convocatoria de empresas y los llamados a licitación.
También, busca avanzar en algunas obras clave, que dejen una huella cierta de su gestión, como es la construcción del acueducto Río Colorado- Bahía Blanca, anunciado en su discurso ante la Asamblea Legislativa.
Respecto a su imagen, Vidal fue acotando su presencia en los medios, y organizando a cuentagotas sus declaraciones.
Continúo en cambio con la lógica de campaña, de mantener el contacto con los vecinos, a través de visitas a ciudadanos damnificados por alguna injusticia, o recorridas por dependencias del Estado, como hospitales y centros de atención.
La separación de su marido, el intendente de Morón, Ramiro Tagliaferro, también fue parte de estos primeros cien días. Aunque se trata de un tema personal, la gobernadora decidió convertirlo en público, al informarlo por propia voluntad ante los medios.
Las emergencias en la Administración Pública, y en Infraestructura, la Reforma política, el avance en la concresión de nuevos créditos, el pedido de una nueva autorización para endeudarse, y la reforma policial,son algunos de los temas que se ubican en los primeros lugares de la agenda de gestión de la mandataria.