El club Quilmes está atrevesando una grave crisis institucional, que este viernes pasó un nuevo límite: los jugadores del plantel de primera división decidieron no concentrar de cara al partido con San Lorenzo de este fin de semana. Les deben más de cuatro meses de sueldo y el panorama a futuro está complicado. Al presidente Aníbal Fernández se le terminó la licencia desde el momento en que dejó de ser jefe de Gabinete, luego de perder las elecciones a gobernador, pero no se hace cargo: no pisa el club, no está al tanto del día a día, y la oposición piensa unirse para intentar destronarlo.
"El club está totalmente acéfalo. El único plan que tiene la dirigencia es intentar semana tras semana que el domingo puedan abrir la cancha", le comentó a Letra P una fuente allegada al club del sur del conurbano bonaerense. Esto, en referencia a Aníbal Fernández, quien a pesar de haber abandonado la función pública, sigue desaparecido por los pasillos de la institución. "Hace más de 1 año y medio que no sabemos nada de él", le dijo a este medio un dirigente de otra agrupación.
Quilmes está último en el torneo y los problemas diarios son cada vez más grandes. En junio del año pasado, la dirigencia no presentó el ejercicio y memoria. Lo presentaron tarde, recién en diciembre, pero no llegaron al quórum mínimo de 21 asambleistas. Recién a principios de marzo de este año pudieron hacerlo, aunque en el marco de un verdadero escándalo, con gritos, insultos y una serie de irregularidades que serán denunciadas a la justicia en breve, según lo anticipó la oposición.
La crisis en Quilmes no es nueva, data de hace muchos años. El histórico José Luis Meiszner fue presidente del club y Aníbal su vice. Ambos protagonizaron una peculiar relación que se vio reflejada en la (no) gestión, con el equipo varias veces al borde del descenso, con deudas millonarias y manejos a contramano. En un momento determinado, el ex jefe de Gabinete de la Nación corrió al mandatario y le dijo que su momento había llegado. A partir de ahí, el manejo correría por cuenta de él (Aníbal). En julio de 2011, Meiszner renunció y se dedicó de lleno a su cargo de secretario ejecutivo de la presidencia de la AFA, como número dos del fallecido Julio Grondona. Semanas después, Aníbal se quedaba con el club.
Quienes conocen los pormenores de la realidad del Cervecero relatan que se llegó a la gravísima situación de este 2016 por aquella vieja gestión de la dupla.
Actualmente, la presidencia en realidad la está ejerciendo Andrés Meiszner -vice primero e hijo de José Luis-, que convocó a una sola reunión de Comisión Directiva en lo que va del año. En 2015, fueron solamente cuatro en doce meses, cuando el estatuto marca que como mínimo tiene que desarrollarse una por mes.
Así las cosas, el clima político está empezando a calentarse: las elecciones están pautadas para dentro de cuatro meses, aunque por lo bajo muchos hablan de un adelantamiento de la fecha, porque la situación se tornará insostenible. Y en este marco, las cuatro agrupaciones opositoras ya comenzaron a entablar charlas y reuniones con la intención de construir la unidad y pelear la presidencia con verdaderas chances. Acá se encuentran la Agrupación Celeste -un grupo de jóvenes con fuertes vínculos con el PRO-; la Agrupación Blanca -históricos opositores a los Meiszner-; la Agrupación Negra -un nuevo bando que se desprendió del oficialismo y ahora es oposición-; y la Rojo Punzó -empresarios que manejaron el fútbol profesional en el año 2003-.
La Celeste es la lista que más avales consiguió, y la que cuenta con el apoyo del partido de Mauricio Macri: muchos de sus integrantes son allegados al gobierno local del intendente Martiniano Molina. Por ahora no hay nombres propios, y las charlas por conseguir la unidad son incipientes, aunque todos aseguran con optimismo que se va a llegar a un acuerdo, porque muchos socios lo piden y porque en definitiva es la única manera de intentar ganarle a la histórica Azul y Blanca, hoy representada por Aníbal.