Durante la campaña por la Jefatura de Gobierno de 2015, Gabriela Michetti se cansó de repetir que su rival interno, Horacio Rodríguez Larreta, era más un “gestor” que un “gobernante”. Meses después, el nuevo alcalde porteño no reniega de ese rol y, en la apertura de sesiones ordinarias de la Legislatura porteña, confirmó que su intención es ser recordado en la Ciudad de Buenos Aires como un “hacedor”.
El titular del Ejecutivo porteño habló durante 26 minutos ante los diputados, apeló a su buena voluntad para alcanzar consensos y aprobar leyes claves para su gestión, prometió espacio para los vecinos en la discusión de proyectos y enumeró sus “compromisos” al frente del Gobierno de la Ciudad.
No obstante, lo central de hace casi media hora de discurso leído, fue que Larreta buscó destacar una característica que cree que es la “elemental” para pulir su propio perfil: mostrarse como un hombre ejecutor y gestor que llega la Jefatura de Gobierno para “resolver” los problemas de los vecinos, aunque también del equipo de funcionarios amarillos.
Bajo esa lógica, prometió realizar 200 obras y proyectos, para los cuales sumará la “opinión” de los ciudadanos, quienes podrán intervenir en esas medidas a través de las redes sociales, según precisaron fuentes del Gobierno porteño.
Ese fue su rol y su principal carta de presentación durante la administración de Mauricio Macri. El ex jefe de Gabinete sabe que no posee el carisma de su líder político, pero tiene una reconocida y respetada voluntad de trabajo, tanto por los vecinos como por los hombres y mujeres que lo rodean.
Vecinos y gestión. No fue de lo único sobre lo que se explayó desde principal asiento del recinto porteño, pero sí fueron dos claves que imprimió y desea imprimir para que su paso por la Ciudad de Buenos Aires sea recordado, y si es posible, de una mejor manera que la de su antecesor. No en vano el jefe de Gobierno prometió “dejar todo en la cancha para que sean los mejores cuatro años”.
La frase no pasó desapercibida para nadie en el edificio de Perú 160. Desde la platea trasera, Facundo Carillo, Karina Fernández y Fernando “Bana” Benegas –tres dirigentes claves y cercanos a Larreta- sonreían mientras escuchaban esa promesa que plantea un “desafío alto”, según precisan en el larretismo. “Mauricio nos puso la vara muy alta”, repiten, aunque admiten que trabajan para superar la gestión previa.
“Horacio habló como un gestor y un ejecutor. Es eso. No tiene ni quiere ocultarlo”, confesó a Letra P uno de los ministros del riñón del jefe de Gobierno. Los asesores del alcalde entienden que la exhibición de ese tipo de perfil no va a contramano de su rol político, algo por lo que también se lo destaca a Larreta. “La Ciudad necesita un gestor, los porteños necesitan un gestor. Pero eso no quita que tengamos un gestor que sepa hacer política”, advierte uno de sus colaboradores más cercanos.
Con un discurso frío y conciso, el jefe de Gobierno planteó implícitamente que su “fuerte” será la gestión. Para eso, comunicó una serie de “compromisos” en áreas como Seguridad, Educación, Salud, Transporte, Ambiente, Urbanización de villas, Espacio Público y Participación Ciudadana.
La batería de propuestas y medidas anunciadas incluyen: aumento de los centros de salud, creación de escuelas, mayor inclusión de efectivos policiales en las calles, incorporación de coches para el subterráneo e instalación de aire acondicionado en todas las formaciones, apostar a la “inclusión digital” y a solucionar el problema habitacional de la Ciudad mediante crédito hipotecarios que entregaría el Banco de la Ciudad de Buenos Aires. Aunque esta última medida la dejó en pausa hasta tanto se “ponga en marcha la economía nacional”.
A lo largo de su discurso, Larreta estuvo flanqueado por el vicejefe de Gobierno, Diego Santilli, y la vicepresidenta primera de la Legislatura porteña, Carmen Polledo, dos funcionarios que serán claves para los cuatro años de el ex interventor del PAMI ante el Ejecutivo de la Ciudad.
Ausencias, notas frenéticas y “media falta”
El bloque PRO tuvo una ausencia que todos notaron. Habitual aplaudidor y alentador de los discursos de apertura de sesiones ordinarias, el diputado Roberto Quattromano no estuvo este martes en el recinto porteño.
El hombre del riñón del ministro bonaerense Cristian Ritondo sigue con cortocircuitos con el jefe de Gabinete de la Ciudad, Felipe Miguel, a quien acusó de “no entender nada de política”. Las heridas producto de las “promesas incumplidas” en torno a repartos de cargos en el distrito siguen abiertas.
Mientras Horacio Rodríguez Larreta leía su discurso inaugural, dos legisladores escribían en sus anotadores frenéticamente. Adrián Camps (PSA) era el más minucioso y ocupó más de tres hojas, mientras que Natalia Fidel (SUMA +, cercana a Martín Lousteau) también tomaba nota de los “compromisos” del alcalde.
El bloque del Frente para la Victoria tardó en llegar al recinto y algunos diputados se ubicaron en sus bancas cuando el mensaje de Larreta ya llevaba algunos minutos. No obstante, la kirchnerista Magdalena Tiesso llegó en último lugar –con café y desayuno incluido- para completar la tropa de legisladores opositores, que dijo presente en su totalidad.