La líder de la Coalición Cívica y aliada de Mauricio Macri en el frente Cambiemos, Elisa “Lilita” Carrió, profundiza sus cuestionamientos hacia la figura del papa Francisco, luego de que éste le enviase un rosario de regalo a Milagro Sala. Así, al considerar que el mandatario nacional “quiere pacificar el país”, observó que “Bergoglio no ayuda” ya que “empodera violentos”, al tiempo que lo acusó de interferir en la política doméstica: “No creo que Bergoglio tenga que convertirse en una unidad básica en la Argentina", apuntó.
En declaraciones a Clarín, la diputada nacional insistió en afirmar que "no hubiera ido" al Vaticano a entrevistarse con el Sumo Pontífice, tal como lo hizo el recientemente el jefe de Estado, escueto encuentro sobre el cual, más allá de destacar la actitud del Presidente, deslizó vía Twitter: “Hay que separar el Estado y la Iglesia”.
Al aclarar que “soy una creyente absoluta”, Carrió separó los tantos: “los sacerdotes no se tienen que meter en política”. Y arremetió: "No creo que tenga que empoderar a violentos. Estoy hablando de Milagro Sala y de (Guillermo) Moreno. El hace muy bien el juego de fotos. Y tiene un doble discurso respecto de la Argentina: se rodea de personajes menores y le gusta el chisme político. Lo conozco".
"Si uno se rodea de esos personajes mediocres... no es bueno. Eso no significa que él no tenga el mejor de los papados que pueda existir", remarcó y sostuvo que "en una parte de su misión él es extraordinario y en otra se comporta muy mal".
En ese sentido, diferenció que "Macri quiere pacificar el país, de ahí que no habla de la herencia recibida. No quiere enfrentamientos. Y la verdad es que Bergoglio no ayuda. Empodera a violentos".