“El peronismo no funciona a control remoto”. Ese fue uno de los paradigmas gruesos, teledirigido al comando kirchnerista, que ayer cruzaron la reunión en Pinamar que encabezaron el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, y el diputado nacional y ex titular de la Anses, Diego Bossio. Fue un asado junto a un reducido grupo de dirigentes que llegaron a escuchar qué es lo que ahí se estaba gestando, más allá del gesto político que representa la foto de todos ellos entre risas y abrazos. Y en el que las ansias por pelearle al kirchnerismo duro la conducción del sello del PJ quedaron en un segundo o hasta tercer plano.
Massa y Urtubey se dieron el abrazo que se debían desde el año pasado, donde más allá de la relación que mantienen desde hace años –y que, en privado, ninguno de los dos reniega-, el fragor de la campaña tensó el vínculo –el salteño había llamado “cachivache” a Massa-. A ellos se sumó Bossio, uno de los articuladores del cónclave, al que llegaron además emisarios de otros líderes territoriales del peronismo, como el cordobés José Manuel de la Sota y el gobernador de Chubut, Mario Das Neves.
El massismo, que fue mayoría en la cena en la casa de Massa en el barrio privado La Herradura –estuvieron, entre otros, el intendente de Salta, Gustavo Sáenz, y sus pares bonaerenses Joaquín de la Torre (San Miguel) y Gabriel Di Césare (Miramar), y los diputados Graciela Camaño, Carlos Selva, Alejandro Grandinetti y el senador delasotista Carlos Caserio, entre otros-, dejó claro que su pelea no es por el PJ. Lo que ninguno se animó a sostener es el verdadero objetivo de Massa: capturar voluntades para fortalecer su propio sello, el Frente Renovador.
Se habló de un próximo encuentro en Córdoba, convocado por el propio De la Sota, socio político y electoral de Massa y, dentro de ese frente, el más interesado en disputar la conducción peronista. Su razón es una sola: el “Gallego”, caudillo de la provincia más antikirchnerista de todo el país, sueña con un PJ sin un solo rastro de kirchnerismo. Por eso en esa nueva cumbre, De la Sota plantearía su plan de “reorganización” y “normalización” del PJ, que ya conocen sus más cercanos colaboradores.
La duda es si este rearmado será con Daniel Scioli adentro o con Scioli afuera. El ex candidato a presidente del Frente para la Victoria (FPV) estuvo invitado a sumarse pero rechazó participar de una reunión que tenía un claro tinte antikirchnerista, más allá de la participación de Bossio. “La pregunta es qué es Scioli hoy. Acá están los dirigentes que tienen representación territorial y que expresan algo propio. Scioli representaba a Cristina”, afirmaron desde el massismo.
Al término del encuentro hubo declaraciones cuidadas y de rigor. Massa habló del “peronismo del siglo XXI”, “con una mirada social cristiana” y explicó que “más que hablar de partido, hablamos ayer de banderas, de sueños de aquellos que no tienen trabajo”. Agregó que “Cristina es una etapa que terminó en Argentina” y de la necesidad de “un peronismo renovado y fresco, con capacidad de gestión e ideas innovadoras”.
Por su parte, Urtubey opinó que “nadie tiene el poder de excluir y de veto” y que se deben “generar las condiciones para que aquellos que se fueron del partido, como el propio Massa, o De la Sota, los Rodríguez Saa y otra gente que viene militando, como Mario Das Neves y muchos otros dirigentes de reconocida trayectoria peronista, puedan volver a trabajar en el marco del partido”.
Ahí reside la primera diferencia con Massa: mientras el ex jefe de Gabinete sueña con engordar su propio espacio, y que el Frente Renovador sea el techo de un espacio que contenga a parte del PJ –como hizo hasta aquí el FPV, por ejemplo-, Urtubey quiere ser el líder político del peronismo desde el sello pejotista. Y no es una diferencia menor, ya que detrás de cada estrategia respira un mismo objetivo, una candidatura presidencial en 2019.
Uno de los que estuvo anoche en la casa de Massa explicó a LetraP que, para evitar confrontaciones, no se habló ni de liderazgos, ni de candidaturas ni de jefes. “No es la preocupación el partido, pero si tener un ámbito de discusión de aquellos que están próximos al pensamiento del peronismo. Cosa que no había ocurrido hasta acá a nivel orgánico”. “Hay que evitar el adormecimiento en la discusión interna que hubo en el peronismo, porque se perdieron las elecciones”, agregaron, pero inmediatamente aclararon que “No hay una decisión de competir en una línea interna” por la conducción partidaria.
Lo que tienen claro en las filas massistas es que lo que más rédito electoral le dio a Massa no fue su apego a la liturgia peronista, sino justamente todo lo contrario. Entre las PASO y las generales del 25 de octubre Massa hizo una campaña absolutamente desperonizada, cuyo resultado fue muy satisfactorio desde el análisis interno. Por eso, voces cercanos al ex intendente de Tigre entienden que una futura e hipotética representación de los hombres y mujeres que se juntaron este viernes por la noche en Pinamar “no necesariamente tiene que ser con el sello del PJ”. “El nombre no está en discusión –expresaron-. Con el nombre decíamos que nunca se podía perder el conurbano y lo perdimos”.