A un mes de las elecciones nacionales del 25 de octubre, el macrismo se encuentra con el mismo inconveniente que vivió en la víspera de las PASO de agosto, cuando tuvo que salir a buscar fiscales con domicilio de la Ciudad de Buenos Aires para operar en el conurbano.
Lo que sucedió es que los candidatos a intendentes de la Primera y Tercera sección electoral que podían garantizar el cuidado de la boleta amarilla se contaban con la mano y la mayoría de los postulantes estaba con serias dificultades debido a la falta de estructura.
A fines de julio, por pedido expreso del PRO y la Unión Cívica Radical, la jueza electoral María Servini de Cubría autorizó al frente Cambiemos a mudar fiscales porteños a las provincias. Una decisión que, en ese momento, también festejó el candidato a gobernador del Frente para la Victoria Aníbal Fernández.
La determinación judicial benefició al macrismo y los distintos dirigentes de peso del partido enviaron a sus colaboradores a fiscalizar en la provincia de Buenos Aires y en el interior del país. Incluso, muchos asesores de ministros, secretarios y diputados no pudieron votar en la Capital Federal debido a que tuvieron que viajar con anterioridad a las provincias para “aclimatarse” y “aprender” las tareas de fiscalización.
Según calculan en el PRO, para la Ciudad de Buenos Aires se necesitan nueve mil fiscales. El oficialismo porteño cuenta con estructura de sobra en donde es local, pero deberá enviar otra vez a sus voluntarios porteños a cuidar las nóminas macristas en el conurbano bonaerense.
Por esta razón, desde la Capital se enviará a “los más experimentados” a la Primera y la Tercera sección electoral, el histórico bastión del peronismo bonaerense.
El reclutamiento de fiscales quedó asignado al secretario de Gestión y Atención Comunal, Eduardo Macchiavelli, y a la diputada nacional Patricia Bullrich. Con el trabajo en tándem del colaborador de Horacio Rodríguez Larreta y de la legisladora se logró tener 3500 fiscales de la Capital para enviar a la provincia pero, según estiman, llegarán a 5 mil para la elección general.
También participan de la búsqueda de fiscales un puñado de legisladores porteños, que se anotan en las reuniones en las comunas y brindan soporte y asistencia. Como informó este portal, a principios de mes, el propio Macchiavelli les marcó a los diputados la “importancia” de retomar la campaña en la Ciudad cuanto antes. En esa reunión, todos interpretaron que desde el larretismo se pedirá mayor compromiso.
Actualmente, el macrismo tiene 3 mil fiscales porteños dispuestos a sumergirse en territorio bonaerense para custodiar los votos del candidato a presidente de Cambiemos, Mauricio Macri, y la candidata a gobernadora, María Eugenia Vidal. Aspiran a llegar a 5 mil para la última semana de octubre.
De todas formas, desde las huestes amarillas también se trabaja para no generar un desequilibrio entre la fiscalización local y la bonaerense. Por eso, hacen cuentas para asegurase que la cantidad de fiscales porteños que envían a provincia no deje desprotegido el terreno local.