A diferencia de la mayoría de los intendentes peronistas en el conurbano bonaerense, Julio Pereyra se olvidó del lanzamiento en La Matanza de la fórmula que encabezan Julián Domínguez con su colega de ese distrito, Fernando Espinoza, y le abre el juego a la dupla que lidera Aníbal Fernández.
Sin importarle que Martín Sabbatella, un histórico enemigo del PJ, haya instalado en Florencio Varela a Héctor Salatino como precandidato, decidió darle vía libre a la propaganda del quilmeño en su municipio.
Desde que se dividieron las aguas en la provincia de Buenos Aires, varios de los mandatarios con peso –e historia en el justicialismo– se volcaron en el titular de Diputados por tener referencia en el peronismo más ortodoxo. Alberto Descalzo, Alejandro Granados, Mariano West y Martín Insaurralde, fueron algunos de los que se fotografiaron en el bar de San Justo donde se lanzó.
Pero Aníbal, hábil, entre reclamos que llegaban a su despacho de la Casa Rosada, viajó a la zona sur para encontrarse con Pereyra y sorprendió a todos con el contundente apoyo que le dio mientras Salatino, atónito, debió resguardarse para no quedar más expuesto. “En esta que se viene estoy incondicional al lado de Julio en su nueva postulación por la intendencia porque nos ha respetado y nos ha reivindicado cada vez que ha podido”, decía el funcionario kirchnerista.
Desde ese momento, leal, Pereyra dejó que ambas fórmulas corran sin problemas en el distrito y hasta muestra su material de campaña bien cercano al del coordinador de ministros nacionales. “Hay hechos, tenemos futuro”, se puede leer en los afiches que mandó a pegar el titular de la Federación Argentina de Municipios (FAM).
Lo de Varela parece imitarse en Moreno. La diferencia, según cuentan desde el sabbatellismo, es que West trata de hacer la misma jugada de Pereyra a través del titular de la AFSCA. “Está desesperado por mostrarse con el kirchnerismo duro”, insisten desde Morón.