Sombras que iluminan

Ahora que sobrevuela la región esa ventisca golpista que viene del Norte azotando uno y otro de nuestros países, conviene no olvidar aquel ominoso episodio de hace 39 años, cuando la reacción coaligada en todas sus formas, armadas y civiles, clericales y empresariales, arrojara el país a la ciénaga del despotismo para garantizar la renta del capitalismo despojando al trabajo y expropiando lo público.

Aquella irrupción corporativa que confiscó libertades y salarios, segó vidas y tradiciones, ejecutó militantes y conquistas laborales, lo hizo con la complicidad de un establishment alojado en los vastos pliegues de las instituciones del universo republicano que en lugar de defender la República se sumaron al desenfreno dictatorial.

 

Ello explica que muchos dirigentes políticos fueran intendentes, ministros y embajadores del régimen, que la burocracia sindical permaneciera intocada, que las asociaciones patronales se tornaran aún más desafiantes, que la jerarquía religiosa encubriera el crimen y que los magistrados omitieran juzgar los delitos.

 

Aquel entramado reaccionario debió deglutir disimuladamente en los 80 el regreso del Estado de Derecho y, después de usufructuar la salvajada neoliberal privatista que colapsó en el 2001, guarecerse de la inoportuna marea kirchnerista que a partir del 2003 vino a reanudar los lazos sociales, a relanzar la política y a rescatar la Nación del interés corporativo nacional y extranjero.

 

Hoy, aferrada a la virulenta prepotencia del partido de jueces sin juicio y fiscales sin escrúpulos, la derecha trasnochada mira nuevamente hacia el otro extremo del mapa y, en simultáneo, hacia la cumbre del bloque corporativo para hallar en ellos el influjo que le sirva para intentar regresar a aquel pasado que supo disfrutar mientras las fábricas cerraban, abrían las salas de tormentos y se desvanecían las voces del pueblo en el hondo silencio de la noche autoritaria.

 

Aquellas sombras son precisamente las que iluminan nuestro compromiso con este presente pleno de memoria, de verdad y de justicia.

 

Javier Milei y la ministra Sandra Pettovello.
Mauricio MacriNoticias Argentinas

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