Desde hace más de un década, el Día Nacional de la Memoria ha propiciado la aparición de espacios populares de encuentro, reflexión y alegría. Y por eso, la sociedad se ha fortalecido y hoy tiene un altísimo grado de conciencia.
A nuestra vivacidad como pueblo se sumó la decisión política del Estado para iniciar un proceso de reparación que nos permite tener un estándar muy alto en relación a la defensa y promoción de los derechos humanos.
Porque los derechos humanos son una opción política, y es importante recordar que hay dos modelos que se diferencian claramente en función de la práctica y la propuesta es estos.
Por un lado, está la fuerza que encabeza Mauricio Macri, que sintetizó el pensamiento y la praxis de su espacio cuando afirmó que los derechos humanos son un curro.
Como contrapartida, con el proceso abierto por el binomio Néstor Kirchner–Daniel Scioli en 2003, las demandas y las luchas de Abuelas de Plaza de Mayo y de los organismos de DDHH fueron convertidas en pilares fundamentales del proyecto colectivo de nación. Son un faro guía. Y son la condición de posibilidad para el desarrollo de una patria más equitativa e inclusiva.