El Colegio Público de Abogados de la Capital Federal (CPAFC), a cargo de Eduardo Awad, pero que en realidad conduce el ex titular Jorge Rizzo, destina mensualmente un porcentaje de su presupuesto a el alquiler de una cancha de fútbol cinco en el barrio de Nuñez, que sólo utilizan los amigos del ex presidente de la institución.
Desde hace tiempo, un grupo de abogados ligados a Rizzo se reúne en “El Polideportivo” los sábados por la tarde para jugar al fútbol y distenderse un poco luego de la semana laboral. Las canchas de sintético están ubicadas en la Avenida Crámer 3249 y el complejo cuenta con pileta de natación, gimnasio y cancha de básquet.
Hasta hace menos de cuatro meses, la cancha la pagaba de su bolsillo cada uno de los abogados que se presentaba a jugar, pero en agosto el consejo directivo del CPACF aprobó el expediente girado por la Comisión de Deportes y Recreación que cataloga al desarrollo de los encuentros de fútbol 5 como “actividad recreativa permanente”.
En ese plenario, las autoridades analizaron la conveniencia de sumar ese gasto y utilizar el presupuesto del Colegio, bancado por el aporte de todos los abogados matriculados de la Ciudad. El gasto mensual aprobado fue de $3360 y se aclara que “en caso de pagar mensual anticipado nos ofrecen un descuento del 10%, por el cual el costo sería de $3024”. Además, se aclara que “los montos que quedarían sujetos a modificarse por aumento de tarifas a futuro”.
La idea original de que el Colegio alquile una cancha los sábados incluía a “todos los matriculados”, pero resultó que únicamente la utilizan los amigos de Rizzo, como Gonzalo Raposo Monti y Pablo Riony Vedia, que son quienes alentaron la idea de “invitar” a familiares y amigos para que disfruten del fútbol que se paga con dinero de todos los abogados matriculados.
Sin ir más lejos, el propio expediente lo indica así aunque semanalmente se compruebe lo contrario. Concretamente, un grupo de abogados jugaba y pagaba de su propio bolsillo la cancha hasta que, por distintos motivos, varios futbolistas se fueron bajando y quedaron pocos. Por pedido de Raposo y Vedia, Rizzo accedió y habilitó los fondos del CPACF para “el fulbito” se mantenga, a pesar de que juegan familiares de los matriculados y la mayoría de los abogados porteños no tiene idea de que existe esta posibilidad contemplada por el sólo hecho de abonar la matrícula.