Será la última victoria en mucho tiempo. Con ausencias llamativas en el bloque propio y la presencia de unos pocos opositores, el kirchnerismo logró llegar al quórum y aprobar un paquete de 96 proyectos en la Cámara de Diputados, entre ellos la expropiación del hotel Bauen y la participación de trabajadores en las ganancias de empresas de telecomunicaciones. La sesión estuvo parada cuatro horas porque diputados del oficialismo se retiraron de forma repentina del recinto. El grueso de la oposición dijo que el Gobierno “ya no tiene legitimidad” y no participó del debate.
La sesión comenzó a las 12.30, con la presencia en el recinto de los diputados de la oposición Victoria Donda, de Libres del Sur, Alcira Argumendo, de Proyecto Sur, Myriam Bregman, Pablo López y Nicolás del Caño, del FIT, Víctor de Gennaro, Claudio Lozano y Antonio Riestra, de Unidad Popular.
En el Frente para la Victoria hubo faltazos inesperados. No estuvieron el hasta ahora ultrakirchnerista Carlos Kunkel, enojado con la conducción de Cristina Fernández de Kirchner por la derrota de Daniel Scioli, ni el santafesino Omar Perotti, que estaba en Buenos Aires pero se mostró disconforme con la decisión del bloque oficialista de avanzar con la sesión tras la derrota electoral. Para Perotti, tal como dice la oposición, el ballotage dio paso a la transición y ya no hay tiempo para que el kirchnerismo imponga su mayoría.
Además de los bloques de la oposición que se negaron a participar – el PRO, la UCR, el Frente Renovador, Compromiso Federal, el socialismo y el Gen, tampoco estuvieron los diputados del FPV Carlos Gdansk y Oscar Romero, los dos provenientes del sector sindical, ni los legisladores que responden al presidente provisional del Senado, el santiagueño Gerardo Zamora. Otros ausentes fueron Andrés Arregui, Gloria Bidegain (llegó más tarde), la rionegrina María Emilia Soria y el sanjuanino José Antonio Villa, todos del Frente para la Victoria.
Con la sesión iniciada, la tensión comenzó en el recinto cuando, después de que se votara la ley que aprobó la creación de Yacimientos Carboníferos Fiscales (YCF), tres diputados del oficialismo por La Rioja, Javier Tineo, Teresita Madera y Griselda Herrera se levantaron de sus bancas y se fueron, dejando al bloque sin quórum para sesionar. Antes se había ido Dulce Granados, la esposa del ministro de Seguridad de la provincia, que tenía el casamiento de su hija.
De manera inmediata, la jefa del bloque kirchnerista, Juliana Di Tullio, le pidió al presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, que les diera autorización para pasar a un cuarto intermedio. El oficialismo se puso a trabajar para juntar el quórum necesario para volver al recinto.
“Los gobernadores ya se están acomodando y sacan a sus diputados”, protestaba en el pasillo un diputado kirchnerista que participaba de las negociaciones para buscar traer nuevos diputados al recinto. A las corridas, en los pasillos de la Cámara, el oficialismo hacía llamados a contrarreloj.
Para las 16, hora para la que estaba previsto el retorno al recinto, el Frente para la Victoria todavía no había podido llegar a los 129 diputados necesarios para alcanzar el quórum reglamentario. En las tribunas, los trabajadores del hotel Bauen y los gremios telefónicos, Foetra, Foeesitra y de televisión, Satsaid, gritaban pidiendo por el regreso de los diputados a sus bancas. “Si no bajan todos, los vamos a buscar”, cantaban, ansiosos por la sanción de las leyes que los benefician.
El recinto estalló cuando Héctor Daer entró al recinto de la mano del líder de los canillitas, Omar Plaini. Sin embargo el diputado del Frente Renovador solo estuvo un par de minutos sentado en su banca, se levantó y se fue. La tensión se multiplicó y llovieron los insultos sobre Daer, referente del gremio de Sanidad. Afuera, el diputado avisaba que sólo volvería para votar los proyectos que beneficiaban a los trabajadores y exigía que el oficialismo retirara todos los demás del temario.
“Los representantes de los trabajadores no están sentados en sus bancas”, bramaba el laboralista Héctor Recalde, autor del proyecto de participación de los trabajadores en las ganancias empresarias. Mientras el oficialismo corría, la izquierda y el progresismo se quejaban de las formas del kirchnerismo. “Si llegamos a esta sesión accidentada es por culpa de quienes tuvieron quórum propio todos estos años y ahora están con poca fuerza y divididos – decía Donda, en referencia al FpV- Pero nos quedamos acá porque somos consecuentes con los laburantes, no porque estemos de acuerdo con lo que hicieron”.
Con el reloj corriendo, Di Tullio volvió a pedirle tiempo a Domínguez para conseguir el quórum. El número creció cuando llegó al recinto Gloria Bidegain, que estaba ausente por problemas de salud. Auxiliada por sus compañeros de bloque, entró al recinto caminando con visible dificultad y se sentó en su banca.
Tras casi dos horas y media de espera, el diputado 129 ingresó al recinto, ovacionado por sus pares y por los trabajadores, desde las gradas. Se trata del tucumano Benjamín Bromberg, primo del ex gobernador José Alperovich, quien había dado quórum para el inicio de la sesión y se había retirado. Según argumentó, se había ido “al dentista”. Volvió para votar.
Con el número justo y a las apuradas, sin debate, el Frente para la Victoria consiguió la aprobación de un paquete de 96 leyes. Luego, llegó a emotiva despedida del presidente de la Cámara, Julián Domínguez, quien pidió disculpas a los diputados “si alguna vez” no supo interpretarlo. “Tengo mucho orgullo de pertenecer a un gobierno que cambió la vida de los argentinos para bien”, dijo Domínguez, quien después recibió un homenaje por parte del bloque oficialista, en la voz de Di Tullio.
La marcha peronista sonó en el recinto, a modo de despedida. En las bancas se abrazaron los diputados oficialistas, que serán oposición a partir del 10 de diciembre, tal vez con los aliados que encontraron el último día.