RUMBO AL BALLOTAGE

Picante y agresivo, Macri buscó identificar a Scioli con el kirchnerismo

El candidato por Cambiemos exhibió un perfil vehemente y hasta sobró a su adversario porque no respetó los tiempos fijdos para sus exposiciones. Si bien atacó, intentó mostrarse relajado.

Sorprendió a todos. El candidato a presidente por el frente Cambiemos, Mauricio Macri, tomó un rol vehemente durante el debate y asedió constantemente al postulante del Frente para la Victoria, Daniel Scioli, a quien buscó poner contra las cuerdas durante los cerca de 75  minutos que duró el evento.

 

Al ingresar al escenario, Macri saludó a la tribuna, a su rival y, sonriente, se acomodó en su atril. Portó su típica camisa celesta y un saco azul y no utilizó corbata: la ropa que ya forma parte de un ritual para el candidato del PRO.

 

“Hace unas semanas tuvimos un debate y yo aprendí de los otros candidatos. Más allá de que vos no viniste el debate pasado. Espero que sea constructivo”, arrancó Macri, muy duro con Scioli desde el minuto cero.

 

El jefe de Gobierno dejó satisfechos a sus colaboradores, que se encerraron en el subsuelo de la Jefatura porteña más de ocho horas el viernes para entrenar de cara al debate de este domingo en la Facultad de Derecho. Marcos Peña, Miguel De Godoy, Federico Suárez, Fernando De Andreis, Iván Petrella y Pablo Avelluto. Su candidato cumplió, a excepción de dos voces, a rajatabla con el manual de estilo y no sobrepasó el tiempo asignado para cada intervención.

 

De hecho, aprovechó esa ventaja suya y chicaneó al gobernador de la provincia de Buenos Aires. “Tenés que respetar el tiempo, Daniel”, soltó Macri, en tono burlón, y con una leve sonrisa en el rostro. De entrada lo trató de vos y por el nombre de pila.

 

Macri utilizó bien el tiempo, hasta tuvo segundos de sobra en algunos pasajes del debate presidencial y abundó en cifras, en un intento por complicar a su rival del ballotage que se celebrará el domingo 22 de noviembre.

 

A contramano de lo que se creía, el líder del PRO pisó el acelerador todo el tiempo y no dudó en poner el dedo en la llaga de Scioli. Utilizó chicanas, ironías y, cuando el candidato oficialista esquivaba preguntas, lo hacía notar y, también, unía esa actitud con la de otros dirigentes del kirchnerismo.

 

“No le contestás a ningún periodista en la Argentina, no me voy a preocupar”, chicaneó. Y, luego, insistió: “Ahora entiendo a los periodistas. Es frustrante. No hay ninguna chance de que responda”. Entre risas, cerró esa idea: “Espero romper el invicto esta noche”.

 

Scioli repitió esa fórmula y Macri lo aprovechó para quejarse de esa situación y ligarlo al Gobierno nacional. “No me contestaste dos temas importantes, Daniel. Seguís con el manual kirchnerista”, espetó el ex presidente de Boca Juniors.

 

Tal cual le recomiendan sus asesores, Macri gestualizó más de la cuenta a la hora de hablar temas sensibles, como la inseguridad y el narcotráfico. Ante esos tópicos, el líder del PRO miró fijamente a la cámara y, cuando le hizo consultas a Scioli, lo miró fijamente a los ojos.

 

Cada vez que pudo, el candidato por Cambiemos ligó al candidato del FpV con Cristina Fernández de Kirchner y Aníbal Fernández. Macri titubeó pocas veces y no se lo vio nervioso, pero tuvo pausas incómodas cuando Scioli le consultó por la trata de personas en la Ciudad de Buenos Aires y cuando quiso nombrar a Sergio Berni pero no lograba presentarlo hasta que finalmente dijo que era “su futuro ministro” en caso de ganar.

 

Por momentos, Macri se permitió bromear y hasta responder con un leve tono de superioridad. “Pensé que sabías”, sostuvo, entre canchero y pedante, cuando refutó uno de los cruces que Scioli le dirigió. En otro pasaje, mientras el gobernador lo cruzaba por votar en contra de la estatización de YPF, le pidió: “No hagas de vocero mío”.

 

Cuando tuvo que defender, Macri lo hizo o rechazando declaraciones de su competidor o doblando la apuesta, como cuándo le consultó por qué durante los ocho años de gestión en la provincia de Buenos Aires “no pudo cumplir los 180 días de clase”, en referencia a los paros de docentes estatales bonaerenses.

 

Macri se mostró muy serio cuando Scioli cuestionó su gestión y habló de la crecida de la mortalidad infantil en la Ciudad de Buenos Aires y la falta de vacantes en escuelas públicas. “Es la misma mortalidad infantil que la gestión anterior”, se defendió el hombre del PRO, y al mismo tiempo reconoció que el índice no bajó.

 

En un momento, el gobernador habló de la pobreza de la Ciudad y Macri lanzó una sonrisa y miró para abajo. Minutos antes, le había preguntado si creía que la cantidad de pobres en la Argentina era la misma que decía Cristina.

 

A nivel propuestas, el jefe de Gobierno reiteró sus desafíos de campaña (derrotar al narcotráfico, pobreza cero y unir a los argentinos), y adelantó que, si es electo, llevaría a cabo una reforma electoral para instaurar la boleta electrónica. Además, pidió independencia judicial y por la imprescriptibilidad de los delitos de corrupción.

 

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