El gobernador Antonio Bonfatti adelantó que no votará “a la derecha” y el recién electo Miguel Lifschitz mantuvo una reunión secreta con Daniel Scioli. Sin embargo, la dirigencia del Partido Socialista, que gobierna Santa Fe, el tercer distrito electoral del país, salió a anunciar este jueves que no apoyará a Scioli ni a Mauricio Macri en el ballotage del 22 de noviembre. Los ataques del kirchnerismo hacia la provincia fueron fundamentales en la decisión.
“Nuestra visión de país, nuestras ideas progresistas, no están representadas en ninguna las dos primeras minorías que fueron votadas en la última elección”, dice el comunicado que difundió esta semana la mesa directiva nacional del Partido Socialista. Sin embargo sus dirigentes dejaron trascender en privado y en público que su postura personal no es esa.
“Si llegado el momento tengo que optar entre un representante de la derecha y alguien del oficialismo, no tengo la menor duda que a la derecha no la voto”, había dicho Bonfatti en mayo, cuando le preguntaron cómo elegiría en caso de que hubiera ballotage. El gobernador aclaró en ese momento que “una cosa son las diferencias, que tengo muchísimas” y otra es “el rol del Estado”. “Yo viví el menemismo, sé adónde nos conduce”, agregó.
Tras las elecciones, Bonfatti volvió a retirar su postura, aunque esta vez fue más cauto. “Puntualmente dije que no votaría a la derecha pero tampoco dije cuál va a ser mi voto, la decisión no es personal sino colectiva", dijo antes de que el partido anunciara públicamente su posición. Sin embargo, el gobernador ya hizo saber a sus colaboradores y a algunos integrantes del gobierno nacional que votará por Scioli.
Algo similar sucede en el caso de Lifschitz. El gobernador electo en el mes de junio tiene una “muy buena relación personal” con Scioli, a quien conoces desde hace varios años. Lifschitz y Scioli se reunieron en secreto a principios de septiembre, aunque el santafesino salió a desmentir el encuentro. Scioli pretendía una foto con el socialista entes de las elecciones. Lifschitz se negó. “La foto solo le sirve a Scioli. A nosotros no nos suma nada”, razonaban en el socialismo. Un acercamiento con Scioli le hubiera jugado en contra en las elecciones provinciales Partido Socialista, que apostaba por la figura de Hermes Binner para llegar al Senado y por Margarita Stolbizer en la competencia presidencial.
La intendenta de Rosario, Mónica Fein, que mantiene un buen diálogo con la Casa Rosada – sobre todo con el ministro del Interior, Florencio Randazzo – tomó distancia y convocó a los presidenciables a que digan “cuál es el compromiso que tienen con la ciudad”.
Aunque de manera subterránea, la buena relación entre el sciolismo y el socialismo existe. “Los conozco muy bien a Bonfatti, a Lifschitz, sé lo que piensan. No comparten esta visión de la economía. Tienen un fuerte compromiso con la educación pública, con la cultura”, dijo Scioli el jueves por la noche en Animales Sueltos. El gobernador dio a entender así que el socialismo está de su lado, aunque no sea de manera explícita. ¿Qué tiene el socialismo santafesino para aportarle a Scioli? Un caudal de 245.888 votos que obtuvo Binner en las últimas elecciones en la categoría senador o, si se quiere, los 584 mil que cosechó Lifschitz en junio.
Con el PRO la relación conflictiva desde el punto de vista ideológico. La batalla por los modelos estalló en Santa Fe en las elecciones que el socialismo le ganó por menos de dos mil votos a Miguel del Sel. La campaña fue feroz y la elección terminó con denuncias de fraude por parte del macrismo. El peronismo santafesino, con Omar Perotti a la cabeza, se metió en la pelea y atacó duro al socialismo. Pero se retiró en silencio cuando la Casa Rosada ordenó el cese del fuego contra Lifschitz, a medida que aumentó de manera considerable el riesgo de que el PRO ganara la provincia.
¿Por qué entonces la sintonía no se hace pública? La militancia socialista está dolida con el kirchnerismo por los ataques a la administración de Santa Fe. El mote de “narcosocialistas” que le puso a la dirigencia santafesina Andrés “Cuervo” Larroque, la operación que vinculó al hermano de Hermes Binner con el robo de bebés y el retiro de las fuerzas federales de la provincia en plena lucha con el narcotráfico son tres de las jugadas de la Rosada que el socialismo no perdona.
“Nos pegaron todo lo que pudieron. Durante estos años la Nación invirtió no invirtió un solo peso en Santa Fe ni obra pública, ni en vivienda, ni en rutas”, dicen desde la provincia. El socialismo recuerda, además, que acompañó sin fisuras varias de las batallas que el kirchnerismo usa como bandera – la ley de medios, el matrimonio igualitario, por ejemplo - , sin que eso tuviera una contrapartida. Por el contrario, el voto ideológico le valió al Partido Socialista el ataque de parte de la oposición - Lilita Carrió los acusó de jugar con la Rosada-, y también de grupos mediáticos. En ese contexto, el apoyo explícito se hizo imposible, aunque por la cercanía ideológica de la dirigencia y de parte de la militancia crea otra cosa.