Desde que comenzó la campaña por las elecciones nacionales, el candidato a presidente por Cambiemos, Mauricio Macri, deslizó una serie de promesas y también una enumeración de medidas que llevaría a cabo en caso de ser electo.
Desde que comenzó la campaña por las elecciones nacionales, el candidato a presidente por Cambiemos, Mauricio Macri, deslizó una serie de promesas y también una enumeración de medidas que llevaría a cabo en caso de ser electo.
Entre ellas, el líder del PRO destaca tres desafíos centrales: derrotar al narcotráfico, llevar el nivel de pobreza a cero y trabajar para “unir a los argentinos”.
A su vez, en áreas clave, el macrismo ha prometido extender la Asignación Universal por Hijo a hijos de monotributistas, crear asignación universal para adultos mayores, abrir cuatro mil centros de primera infancia y tres mil jardines de infantes y destinar muchos recursos a obras de infraestructura.
En materia económica, el propio Macri adelantó que, si es electo, levantaría el cepo cambiario. Algunas de estas promesas de campaña figuran en la plataforma electoral, y otras las dio a conocer el propio candidato.
Sin embargo, desde hace unos meses, voluntaria o involuntariamente, distintos alfiles del macrismo han dejado trascender otras medidas que el PRO llevaría a cabo de llegar a la Casa Rosada. Letra P recopiló esas declaraciones dispersas que podrían configurar, juntas, un plan que, por el momento, no está siendo expuesto por Macri como un programa integral.
“Las paritarias son un concepto absolutamente fascista. No debería haber”, dijo el economista José Luis Espert ante un plantel de empresarios que convocó a parte del equipo económico de PRO para escuchar sus propuestas.
“Se otorgaron tres millones de jubilaciones a gente que nunca pagó”, analizó su colega Carlos Melconian en la misma jornada. Y Miguel Ángel Broda insinuó: “La historia es si hacemos el ajuste planeado o a los golpes”.
La candidata a vicepresidenta por Cambiemos, Gabriela Michetti, evaluó, en declaraciones a Canal 13, que “hay una parte de la clase media, en la que me incluyo aunque me saqué los subsidios, que está pagando tarifas de luz y gas que son irrisorias”. “No podemos estar pagando la luz, el gas y hasta el transporte como lo estamos pagando”, agregó en un programa de esa emisora durante el mes de julio.
Por otra parte, Melconian, que suena para comandar la cartera económica nacional si Macri llega a la Rosada, auguró que “cuando el mercado de cambios tenga el precio relativo que corresponde, el primer sufridor del mercado de cambios será el gas”.
En una exposición ante el Consejo Interamericano de Comercio y Producción en abril pasado, el economista aseguró: “Acá estamos por un lado con la necesidad de llevar el gas a los precios que corresponde para ir terminando con los subsidios y en el vestuario arrancamos 2 a 0 abajo si el tipo de cambio se lleva puesto al gas”.
En 2014, durante el coloquio de IDEA, el ministro de Desarrollo Económico de la Ciudad, Francisco Cabrera, propuso que una de las vías alternativas para limitar la injerencia del Gobierno en los directorios de las empresas sería vender las acciones que están en el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la ANSES.
A su vez, el PRO siempre se ha mostrado muy crítico del uso que hizo el Gobierno nacional de los directores estatales en empresas públicas y, tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados, votó en contra de la creación de la Agencia Nacional de Participaciones Estatales en Empresas (ANPEE), impulsada y aprobada por el kirchnerismo en septiembre de este año.
El eje central del proyecto consiste en que, en caso de que el Estado quiera desprenderse de las acciones de las empresas en las cuales es socio minoritario, deberá requerir el aval de los dos tercios del Congreso.
Durante los primeros días del mes de octubre, en una recorrida de campaña por Bahía Blanca, Macri adelantó que “hay que endeudarse todo lo que se pueda con los organismos de crédito mundiales para encarar obras de infraestructura” porque, si sus dirigentes llegan al gobierno, van a quedar “pelados” y “secos” de fondos en el Banco Central.
En marzo de 2015, el candidato de Cambiemos adelantó que, de llegar a la presidencia, eliminaría las restricciones en el mercado de cambios y desató una ola de apoyos, pero también de feroces críticas. “A partir del 11 de diciembre no hay más cepo”, dijo en declaraciones a Radio La Red.
Las palabras del todavía jefe de Gobierno porteño llamaron la atención de su equipo de economistas y, cada uno a su turno durante este tiempo, se refirió a la promesa de su líder político. “No es normal que convivamos con un cepo que no nos permite crecer ni crear empleo”, consideró Rogelio Frigerio en declaraciones a América 24.
Por su parte, recientemente, Melconian se refirió a la situación económica argentina. Señaló que el cepo cambiario está en una “etapa de profundización” y en su “faz mortal”.
“Cada vez hay más cepo; por baja credibilidad y por equivocada política económica, la chance de que esta administración lo arreglara era muy baja”, manifestó. Melconian habló de “represión financiera” por parte del kirchnerismo y vaticinó que “la solución ha quedado en manos del gobierno que viene”.