A nueve días de las elecciones generales del 25 de octubre, el radicalismo se encuentra en una situación incómoda y sigue sin encontrar su lugar en la campaña bonaerense del frente Cambiemos que tiene como principal protagonista a la candidata a gobernadora, María Eugenia Vidal.
Su candidato a vicegobernador, Daniel Salvador, apenas figura en los actos, recorridas y actividades de campaña y nunca toma la palabra. Luego de las PASO del 9 de agosto, Vidal relanzó su candidatura en La Matanza junto a una veintena de intendentes.
Muchos de los radicales presentes esperaban la palabra del compañero de fórmula de la macrista ese día, pero no sucedió. Hasta el intendente de Vicente López, Jorge Macri, tomó el micrófono y realizó una arenga, a pesar de que siete días después viajó al Mundial de Rugby olvidándose de rol como jefe de campaña bonaerense.
Algunos candidatos y referentes del radicalismo, como es el caso de Ricardo Alfonsín, se sienten marginados del armado de campaña de Vidal y diagraman su propia agenda, a espaldas de lo que dictamina el búnker amarillo.
Ahora, el diseño de la boleta que se verá en el cuarto oscuro el 25 de octubre dejó en un ínfimo lugar a Salvador. La imagen y el nombre de Vidal ocupan el 90 por ciento de la nómina, mientras que el radical se quedó sin foto y su nombre y apellido forma parte del 10 por ciento restante.
En la boleta del 9 de agosto de Cambiemos, el radical y la macrista integraban con foto conjunta la quinta columna. Ahora, ni Salvador, ni la columna del Parlasur por distrito bonaerense, ni diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires, ni diputados provinciales cuentan con imagen para decorar la nómina.