La base del poder kirchnerista vuelve a sus cimientos. En medio de un complejo panorama pre electoral, donde los “presidenciables” del Frente Para la Victoria (FPV) recorren las provincias para aumentar su imagen y caudal de votos, Cristina Fernández de Kirchner utiliza una perspicaz técnica para no mostrarse con ninguno.
La reunión con Los Oktubres marca una línea que emprende a aumentar en el oficialismo (de la misma forma que realiza desde hace tiempo Julio de Vido con el plan Más Cerca), e inicia su preparación en un momento más que particular en las definiciones de candidaturas, que comenzarán a tomar forma en la campaña que se inicia después del Mundial en Brasil.
Comandados por Juan Patricio Mussi, el grupo de los sub–40 volvió a mostrarse unido en la búsqueda diferenciarse del resto de aquellos funcionarios, volcados a la gestión municipal, que también son parte del equipo que juega a favor de lo que se dibuja desde Balcarce 50. Pero que el joven intendente de Berazategui sea uno de los referentes, no es casualidad.
Todos por el proyecto Nac & Pop
El apellido Mussi genera una fuerte ligazón con el kirchnerismo. El papel que jugó (y juega) Juan José Mussi en la estructura del PJ, como lo hizo en la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación en buena parte del gobierno de Cristina Fernández, refleja la justificación de por qué es el elegido para coordinar el grupo. Otro de los logros que ostenta, además del notable alineamiento, es la victoria que ayudó a Martín Insaurralde para llegar a la Cámara de Diputados en 2013. Allí, en Berazategui, la lista del FPV alcanzó el 51.43 por ciento.
Otro que se incorporó es Juan Pablo de Jesús, quien mantiene un fuerte lazo con Amado Boudou aunque cayó estrepitosamente con el massista Marcos “Cotoco” García en el partido de La Costa (35 por ciento contra el 41). Francisco Echarren, dirigente de Castelli –quien es acusado de traidor por La Cámpora de José Ottavis– integra el espacio junto a otros funcionarios que buscan tener como piso lo realizado en la Década Ganada.
El zigzagueante Francisco “Paco” Durañona también estuvo presente, junto a otros de los integrantes que buscan seguir manteniendo el estilo político que se afianzó a partir de 2003, como por ejemplo el intendente de Bolívar Eduardo Bucca, de fuerte cercanía con el ministro de Planificación Julio de Vido.
Un gesto que envalentona a un sector de Río Negro
Como describió Letra P en diferentes oportunidades, la feroz interna del Frente Para la Victoria rionegrino marcó la división entre dos espacios bien definidos. Uno, surgido del pacto entre el gobernador Alberto Weretilneck con el senador nacional Miguel Ángel Pichetto, y otro encabezado por el intendente de General Roca, Martín Soria.
Los cruces mediáticos, como las múltiples versiones de coqueteo con el Frente Renovador de Sergio Massa, después de la imagen de ayer, se esfuman. La presencia del hijo del fallecido Carlos Soria, junto a la intendenta de Bariloche, María Eugenia Martini –a la que la Presidenta elogió por encabezar el control de precios–, remarca que su juego es por dentro del kirchnerismo. Y los números lo avalan.
Junto a su hermana, María Emilia Soria, obtuvieron un contundente porcentaje en los últimos comicios: el 51.54 por ciento en diputados y todo el 49.55 en senadores, aportó un gran caudal de votos para el kirchnerismo desde el Alto Valle patagónico, algo similar a lo que consiguió Martini.
Algo más de 48 puntos (en senadores y diputados respectivamente), la fuerza ultra K se resguardó en el apoyo social que la dirigente tiene, y que le valió el apodo de La Dama de Hierro. “La premisa es que las conquistas de los derechos y logros de este gobierno sean el piso para el que continúe”, le dijo Martini al diario río negro sobre la cumbre en la Casa Rosada.
De esa forma, en Buenos Aires y Río Negro, como en el resto del país todo el oficialismo se agrupa detrás de las gestiones locales, la base de un espacio que trabaja tanto en su continuidad como en su reestructuración.