El domingo pasado, el puntero de la B Nacional le ganó 2 a 1 a Brown de Adrogué en el Florencio Sola. Pero a pesar del gran momento deportivo del Taladro, los violentos siguen llevando adelante su negocio: un grupo de personas irrumpieron a los tiros una vez terminado el partido en la mismísima tribuna.
Fuentes cercanas a la dirigencia de Banfield le resumieron a Letra P la interna en aquella barra. “Hay un grupo que hoy tiene la posibilidad de dirigir la situación en la tribuna, que está conformado por personas de todo tipo, de distinta procedencia y de distintos oficios. Afuera quedó otro grupo, que su composición es un poco más homogénea y la procedencia no es de cualquier tipo: vienen todos de la cárcel. Tradicionalmente ellos eran los que manejaban la barra”, comentaron.
Así, desde Banfield reconocen que esta cuestión viene de mucho antes, “como en todos los clubes”. Es que durante un tiempo desplazaron a quienes manejaban la barra, ya que estuvieron presos. “En los últimos 4 o 5 partidos ya había habido escaramuza; ahora aparecen todos y todos quieren una parte. No hay forma de arreglarlo. Es una revancha entre dos barrios”, agregan casi resignados. “Vos tenés la intención de hacer bien las cosas, pero es una situación que no se puede resolver de ninguna forma porque nadie tiene la decisión de cortarlo”, critican.
En los últimos días el organismo encargado de la seguridad en las canchas de fútbol en la provincia de Buenos Aires cambió de titular por tercera vez en menos de dos años. Es que el ministro de Seguridad Alejandro Granados puso a un hombre de su confianza al frente del Aprevide -Roberto Laino-, para intentar una vez más encontrarle la vuelta a los problemas de los fines de semana, que ya hicieron que los hinchas visitantes no puedan concurrir más –cosa que quedó demostrado que no es la solución al conflicto-.
“El Aprevide tiene la foto, el nombre, la dirección, el oficio y las condenas de cada uno. Tienen todo registrado. Ellos saben quiénes son. Está todo guardado en unos biblioratos”, denuncia un dirigente de la zona sur, que además sentencia: “hasta que no haya una solución política definitiva esto va a seguir”.
Connivencia
En la previa de una nueva reunión del Consejo de Seguridad bonaerense en el marco de la emergencia en seguridad decretada por el gobernador Daniel Scioli, su segundo, Gabriel Mariotto, se refirió a todo este tema.
Hincha de Banfield, el presidente del Senado –que estuvo en la cancha el día del tiroteo- anticipó que “la Justicia está interviniendo, ya tienen las fotos de los agresores y esperemos que se lleguen hasta las últimas consecuencias. La dirigencia de Banfield presentó los videos que le fueron requeridos y presentó muchos más aportes, como fotografías del orden familiar –como para llamarlas de alguna índole-, revisando páginas web”.
Cuando se refirió concretamente al último episodio, desligó a la barra en sí y apuntó directamente a la policía. “Esto no fue un enfrentamiento de barras; hubo un grupo de delincuentes que entró a la tribuna 20 minutos después de terminado el partido a disparar a mansalva a otros hinchas. Realmente llena de preocupación. El partido ya había terminado y el operativo había transcurrido con normalidad”, dijo primero.
Inmediatamente, ahondó la cuestión y puso la lupa sobre los uniformados, al analizar que “una vez terminado el partido, lamentablemente la policía se retiró. Esta es otra práctica que también tenemos que advertir: cuando termina el partido, la policía antes de barrer el estadio para que quede vacío ya estaban haciendo la cola en las ventanillas para cobrar el adicional, entonces lo que hubo fue una desaprensión policial en materia de no seguir con la custodia del espectáculo hasta que se retire el último ciudadano de las gradas. Fue una torpeza”.
Acá es cuando Mariotto aprovechó para citar el proyecto que presentó el senador kirchnerista Santiago Carreras en la AFA esta semana, que habla de la creación de fiscalías especializadas en esta problemática de las barras en las canchas. “Aquellos delincuentes que se disfrazan de barrabravas y cometen delitos no sólo operan en los 90 minutos de un espectáculo de fútbol, sino que después tienen vínculo los 7 días de la semana y seguramente en muchos casos hay connivencia con algunas fuerzas de seguridad y con alguna fuerza de la justicia. Por eso se tiene que investigar hasta el final y que haya una fiscalía especializada que tenga la oportunidad de no detenerse porque hay otras investigaciones”, fundamentó, haciendo hincapié en algo que es sabido en el mundo del fútbol pero que no se puede –o no se quiere- comprobar, y que es precisamente la estrecha relación entre los violentos con el poder.
“Vos te vas a sorprender con el municipio de Lomas de Zamora, pero también con el resto de los municipios de la provincia de Buenos Aires”, le dijo también a este portal otro dirigente político de aquel distrito que prefirió reservar su nombre. “Lo que hay que saber es cuántos violentos tiene contratado el Estado, porque acá lo que hay es protección política. Esto lo hace una fuerte protección política y los barras tienen también una fuerte protección policial”, agregó.
Con el Mundial a la vuelta de la esquina y la sospecha firme de que barras argentinos de distintos clubes podrían viajar a Brasil, los hechos de violencia continúan suscitándose fin de semana tras fin de semana, y si bien en el último tiempo se han mencionado proyectos que apuntan a combatir el problema, todavía no se soluciona la cuestión de raíz.