Las banderas que hoy gritan

Por Santiago Carreras

En un nuevo aniversario del inicio del Golpe de Estado más sanguinario y cruento de nuestra historia se vuelve imperante recordar a aquellos que entregaron su vida abrazados a la convicción de que una Patria más grande era posible, como así también tener presentes y bien cerquita del pecho a los miles de perseguidos que la dictadura secuestró, torturó y desapareció.

 

Pero como dirigente político de una generación que creció con la democracia como estandarte, me atrevo a enfocar el eje de análisis de este 24 de marzo en lo que sucedió desde 2003 a esta parte. Porque me permito el atrevimiento de sostener que la tradicional marcha a la Plaza de Mayo de cada año tiene otro semblante desde la llegada de Néstor Kirchner y su gesta histórica en materia de derechos humanos.

 

Durante años los dirigentes se pronunciaron con postura imperturbable en contra del avasallamiento de las instituciones y respetuosos de la democracia ante todos los micrófonos que se posaban, pero las Madres y las Abuelas seguían girando alrededor de la Pirámide sin que nadie les abra la puerta. Nadie, hasta Néstor. Ese hombre transformó el pedido silenciado en bandera que gritaba y así hizo causa nacional lo que trataban de tapar debajo de la alfombra. Las consignas de memoria, verdad y justicia dejaron de ser premisas de graffiti para ser políticas de Estado en una Patria que se mientras se erguía para volver a caminar, recuperaba la dignidad de saberse justa.

 

Los denominados Juicios por la Verdad que transcurrieron en todos los rincones del país fueron una revolución en materia de Derechos Humanos no solo en el ámbito local, sino que mereció el reconocimiento y la atención internacional. Los nietos recuperados y la difusión de la causa de las Madres y las Abuelas fue mucho más que un mero gesto, se trató de una decisión política de echar luz en donde quisieron que haya tinieblas. Y todo esto solamente fue posible por la constancia en la lucha de los familiares, de las víctimas, de las asociaciones y organizaciones, pero también porque Néstor y Cristina rompieron con la especulación y fueron por la verdad.

 

Este 24 de marzo de 2014, a 38 años del inicio de la última dictadura militar, podemos decir que en Argentina hay memoria, verdad y justicia. Que los responsables de las fuerzas armadas como sus cómplices de la sociedad civil son juzgados y condenados. Que hay un pueblo que vuelve a marchar para no olvidar, pero que camina todos los días sostenido sobre la convicción que no hay vuelta atrás en el proceso democrático y de inclusión que se inició en 2003.

 

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