Por Carlos Marino
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Después de las elecciones, el jefe de Gobierno porteño dio por terminada la relación que le permitió al PRO renovar tres bancas en el Congreso nacional y evitar el papelón en las legislativas de la provincia de Buenos Aires, donde sus posibles cabezas de lista eran Montenegro o Melconian.
El PRO, sabiendo que había quedado en una posición por demás incomoda ni bien pasaron los comicios, se encargaron de diferenciarse del ex intendente de Tigre y actual diputado nacional, Sergio Massa. Así, Federico Pinedo, Marcos Peña, Laura Alonso y la vicejefa de gobierno Maria Eugenia Vidal -en su carrera por la gobernación bonaerense- también encontraron no sólo en Daniel Scioli, sino también en el líder del Frente Renovador, foco para sus críticas mediáticas.
A la carga contra el FR
Esta semana fue el intendente de Olavarría, José Eseverri, quien cruzó con dureza al Secretario de Gobierno de Macri: “hablan de coherencia, pero no son coherentes. Cuando el PRO y Mauricio Macri querían ser diputados en la Provincia les importó muy poco la coherencia”, dijo, y fue más allá al disparar que “ahora le pide explicaciones a Massa, pero cuando no quería hacer papelones en la Provincia, su estrategia fue prenderse de los pantalones de Sergio que fue el único que se animó a enfrentar al Gobierno nacional y al Gobierno de la Provincia”.
El otro armador de Massa, el jefe comunal de San Miguel Joaquín de la Torre, expresó por su parte que Macri “en el 2007 se bajó de la postulación porque tuvo miedo de desafiar al Gobierno Nacional en una contienda electoral. En el 2011, una vez más, decidió no presentarse por temor a dilapidar su capital político, que se limitó siempre a la jurisdicción de la Ciudad autónoma de Buenos Aires. Y el año pasado, no tuvo el coraje para enfrentar al Gobierno de la Provincia de Buenos Aires en las elecciones de medio mandato y se escondió atrás de la espalda de Massa. Ahora, con el camino allanado, se quiere hacer el distinto y se presenta en una gira internacional como el candidato del cambio”.
Está claro que el massismo ya no va a dejar pasar los desplantes del PRO, y por eso salió decidido con sus principales coroneles a cruzar al ex presidente de Boca, con la firme decisión de despegarse de ellos. Todo, sabiendo que la incursión en territorio bonaerense no levanta en la consideración del electorado. Desde el Frente Renovador, ahora remarcan con firmeza que “no vamos a permitir que crezcan atacándonos para que después cuando no junten ni tres votos quieran negociar listas con nosotros”.
La relación con los intendentes K
En esta semana que ya terminó, pasaron varias cosas. Primero, la foto de Daniel Bolinaga -de estrecha vinculación con Alicia Kirchner- firmando la planilla de rechazo a la reforma del Código Penal, fue difundida como una clara señal de adhesión al massismo, pero que después el intendente de Arrecifes se encargó de aclarar que no se aleja del FPV.
Luego, la reunión que Massa mantuvo en el despacho del intendente de Bahía Blanca Gustavo Bevilacqua, que fue leída como la oficialización del pase al FR -una decisión que estaba en las posibilidades, producto del enfrentamiento que el jefe comunal mantiene con su antecesor y ministro de Daniel Scioli, Cristian Breitenstein-. Eso también se disipó. El intendente bahiense planteó que acompañaría a Cristina hasta el último día de su mandato.
Lo cierto es que estos encuentros no son ingenuos; esconden una intención. Sergio Massa ha demostrado medir sus acciones con cálculo casi milimétrico en más de una oportunidad. Por eso, estas señales y los rumores de que otros 45 intendentes podrían dar el salto muestran que el diputado nacional y sus operadores tienen una estrategia diferente.
Ya no es necesario que un intendente se pase al Frente Renovador; lo importante de esta nueva estrategia es mostrase juntos en los temas en los que ambos están de acuerdo, como por ejemplo el rechazo a la reforma del Código. Una reunión, una foto, una declaración y nada más. Después se verá, cuando previo al cierre de listas el año que viene sean los intendentes los que tengan que definir qué hacer. Mientras tanto, Massa recorre los distritos y continúa elaborando su plan.