Transcurridos exactamente diez años, Cristina Kirchner realiza su segundo mandato presidencial, al que arribó con el 54% de los votos. Tiene ante sus ojos -dado que reside en Olivos, provincia de Bs. As- un nuevo conflicto gremial docente cuya irresolución ha hecho perder numerosos días de clases. Y dice que el malo es Daniel Scioli.
Pero ¿de dónde viene el ahora demonizado gobernador? Néstor Kirchner lo designó candidato con su poderoso dedo, algo que objeté oportunamente cuando compartía el proyecto. No sólo porque no comulgaba con su ideología sino porque incluso aún desde el pragmatismo no era imprescindible; se había obtenido un gran triunfo en 2005 y había nombres o personas que podían asumir ese cargo acompañando el gran consenso que por entonces tenía el gobierno nacional. Más adelante, Cristina siguió el mismo camino de su esposo y promovió su reelección en 2011.
Qué paradoja: hace 10 años desde el ejecutivo nacional se acudía como bombero a la provincia mesopotámica; hoy, el cierre del grifo financiero equivale a derramar varios bidones de gasolina sobre el principio de incendio en suelo bonaerense.
Scioli hace lo que es esperable de Scioli. Tiene al frente de la cartera educativa a una ajustadora y no a una pedagoga. Asume el papel de víctima que tanto fruto le ha dado, y se hace fuerte especulando con que el tiempo corre a su favor porque está convencido que el kirchnerismo no tiene candidato para 2015 y tarde o temprano tendrán que arreglar con él.
Mientras tanto penan por ahí nada más y nada menos que 4 millones de alumnos, varios millones más de padres, que sin comerla ni beberla ven perder días de aprendizaje que no le sobran al deteriorado sistema educativo provincial.
No crean que me olvidé de los docentes. Es una gran injusticia lo que viven, su falta de reconocimiento, la pérdida del poder adquisitivo de sus salarios. Lo digo sin beneficio de inventario, apoyo la lucha docente porque es justa y nos educa a todos.
Y quiero diferenciar a los docentes de algunas estructuras gremiales y sus dirigentes, porque así como es despreciable que las disputas internas del partido oficialista tomen de rehén a la comunidad educativa, igual calificativo merecen CTERA y SUTEBA que se tapan un ojo para no ver que el que marcó la cancha fue el gobierno nacional cuando decretó unilateralmente un aumento calcado al que propone el gobierno bonaerense. Hay que decirlo con todas las letras: Cristina y Scioli están aplazados.