Se trata de un mitin ideado a la medida de los intereses de la corriente “La Cámpora” con el objeto de mostrar el potencial de una inserción territorial que no tienen en el Gran Buenos Aires y que intentarán construir sacando provecho de la cercanía con la presidente Cristina Fernández y, de ser posible, forzando por esa vía a los jefes comunales a cederles espacio en las listas.
La meneada estrategia de disputar las PASO con los jefes comunales que no se aviniesen a darle un trámite favorable a ese deseo parece estar bordeando el ridículo. A la temprana advertencia de Fernando Espinoza de convertirse en candidato testimonial en la lista de concejales, se suma ahora Carlos Selva y Marisa Fassi.
El intendente de Mercedes cobró notoriedad en el 2011 al lograr ser reelecto e imponerse en los comicios generales a Juani Ustarroz, medio hermano de Eduardo “Wado” de Pedro. La lucha desigual expresada en el reparto de recursos, inclinada desde el gobierno nacional hacia los dirigentes del camporismo no surtió el efecto esperado y dejó evidencias que hay poco de nuevo en esa política que, de forma paradójica, lidera las críticas vertidas sobre la ortodoxia de gestión en los alcaldes.
Lo de la intendente de Cañuelas es más curioso. Se trata de la esposa de Gustavo Arrieta, ministro de Asuntos Agrarios de Daniel Scioli y uno de los pocos que ostenta credencial K que desconocería Alejandro Mena, delegado del Anses en esas tierras. Del mismo modo que Mariana Larroque podría hacerlo en San Vicente con Daniel Di Sabatino y como impulso final de la grata impresión que causó el agreste y bucólico paisaje del distrito en su hermano Andrés, más conocido por el apelativo de “El Cuervo.”
Incertidumbre que no despejó Alicia Kirchner el miércoles 22 cuando convocó a su despacho a varios de los jefes políticos de la región, quienes tampoco tuvieron indicios de si la ministro de Desarrollo Social liderará, como se supone, la lista de diputados nacionales.
Bajo ese clima será preciso seguir con detenimiento qué ocurre mañana ocurre con los estandartes durante la manifestación. ¿Se respetada la orden de Parrilli de no ir con carteles identificatorios de intendentes o de distritos? ¿Será interpretada como una para disimular la flaqueza de la Cámpora, como interpretaron varios o aprovechada para camuflar la ausencia masiva de tropa de algunos caudillos?
Es seguro que uno de ellos faltará a la cita: Rubén Darío Gisutozzi aguarda desde el pasado 11 de mayo una audiencia privada que se concretaría hoy, gracias a los buenos oficios de su viejo amigo Juan Pablo Cafiero. El actual embajador del Vaticano mantiene trato con el intendente de Almirante Brown desde su debut en la función pública como director de la juventud durante la gestión de su padre, Antonio, como gobernador bonaerense.
De si adelantó su intención de dialogar con el Papa e imponer el nombre de San Francisco de Asís al viejo barrio Don Orione de Claypole y convertirlo en una ciudad autónoma de ese pueblo en las reuniones que mantuvo la primera semana de este mes con Carlos Zanini merced a las gestiones de Florencio Randazzo hay, por ahora pocas pistas.
Tampoco de si el secretario Legal y Técnico ni el ministro del Interior y Transporte le habrían recordado que ese complejo habitacional es producto de los acuerdos entre el gobierno militar y la Iglesia Católica en tiempos de la dictadura.
Sí se sabe como un hecho consumado que la ausencia de Gisutozzi en la Plaza confirma la sospecha de su entorno: no integrará la lista de diputados por el Frente para la Victoria donde persisten las dudas sobre si lo hará Espinoza. El intendente de La Matanza y el de Almirante Brown se sintieron desairados en el último Congreso del PJ con la presencia de Amado Boudou.
El vicepresidente se encargó de enmendar lo que creía un desatino: consagrar el interinato en el PJ de Cristina Álvarez Rodríguez con la prescindencia de Martín Insaurralde, alcalde de Lomas y el hombre del Gobierno en el Conurbano.
Si Espinoza también se ausentase, sería algo más que una hipótesis la intención de combinar con Scioli y Giustozzi pelear la conducción del peronismo bonaerense en diciembre de este año, momento elegido por el gobernador para enfrentar al kirchnerismo en las urnas, según una versión que comienza a circular con insistencia en estos días.
El afán del oficialismo por mostrarse a la vanguardia de estas movidas no cesa y a eso se atribuye que el entorno de Juan Gabriel Mariotto haya dejado trascender palabras que habría pronunciado ante algunos de ellos. “Nos vamos para 6” dicen que les díjole vicegobernador en alusión al arduo trámite con antecedentes históricos de cruzar desde la Legislatura por Plaza San Martín para encaminarse hacia la Gobernación.
Más que el indicio que habría dado Cristina sobre su restauración en el oficialismo al convertirlo en orador de la apertura del seminario “La sociedad interpela a la Justicia” en la Universidad Nacional de La Matanza o la presunta orden de disputarle poder territorial a Giustozzi, se señala un cambio sutil en los hábitos de Mariotto, quien volvió a utilizar el campus de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora como rampa de despegue y aterrizaje del helicóptero que utiliza como uno de sus vehículos oficiales.