Por Carlos Marino (*)
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Por Carlos Marino (*)
Lo cierto es que los tiempos se acortan y la cuenta regresiva avanza. Las especulaciones acerca del adelantamiento de las elecciones como las que manejó la oposición, o de la suspensión de las PASO, se cayeron y hoy el calendario electoral está a la vuelta de la esquina.
Son pocos los que se animan a mover sus fichas en el tablero, pero algunos ya lo hicieron porque “cuando el secreto ya lo conocen todos, no tiene ningún efecto”, habría reflexionado un integrante de La Juan Domingo.
“A nosotros no nos quieren y si nosotros vamos a armar por debajo para el peronismo opositor es mejor que demos batalla poniéndonos al frente”, sentenció el mismo integrante, porque los sindicalistas Hugo Moyano o el Momo Venegas –que si algo tienen en claro es que no compartirán listas con el kirchnerismo–, esperan una definición clara y concreta de Francisco De Narváez, que se volvió a convertir en una de las principales figuras de la oposición.
Después de haber dilapidado, junto a Mauricio Macri y Felipe Solá, el triunfo sobre Néstor Kirchner hasta llegar a un acuerdo con Ricardito Alfonsín, a falta de figuras y a costa de perseverancia en su postura opositora y campaña ultra opositora “Ella o vos”, De Narváez volvió al ranking de los posibles competidores casi mano a mano con el candidato o candidata que defina el kirchnerismo. Los análisis plantean que para consolidar “el modelo”, qué mejor que el apellido Kirchner para encabezar la lista con una clara nominada: la Hermana Alicia.
Pero en realidad el quietismo está basado en la definición o indefinición del intendente de Tigre, Segio Massa. La infinidad de fotos, declaraciones y señales que da él mismo o los massistas, como dice el refrán sobre las leyes, “la mitad de la biblioteca lo absuelve y la otra mitad lo condena”. Massa tiene un imán que produce que tanto kirchneristas, sciolistas y denarvaistas tengan un punto de acuerdo: “Massa no juega”. Los fundamentos pueden ser disímiles pero la resultante es la misma: “que no le conviene”, “que no se anima”, “que no va a confrontar con el Gobierno”, “que si gana ahora después como diputado no va a poder cambiar nada” y que “se va a desvanecer su figura”, etc., etc., etc.
El massismo, por otro lado, se muestra entusiasta y convoca a actores en lo distintos puntos de la Provincia. Hasta se ufana de la situación: “todos hablan de nosotros, es publicidad gratis”. La cuestión es que todos a favor o en contra intentan aguantar la incertidumbre que genera esta indefinición.
Este cabildeo provocó la ira del dirigente camionero Hugo Moyano, quien despectivamente dijo “Massa es un chico lindo”. Algunos consultores midieron la posibilidad de Massa candidato y hasta el momento no pueden dar certezas de cómo lo ve el electorado; si como un candidato opositor al Gobierno o cercano. Esto solo se develará si juega o no.
En las últimas horas, la candidatura de Massa empezó a tomar otro cariz. El Gobierno nacional, al ver que no lo tendrá como candidato de sus listas, empezó a analizar un “PLAN B”. Si el intendente de Tigre juega, la figura para enfrentarlo no sería la de Alicia, son perfiles muy distintos y la derrota del apellido Kirchner puede generar un golpe muy duro, porque Massa nunca tomó distancia del peronismo y su base son intendentes peronistas.
La idea del kirchnerismo es que el jefe comunal de Lomas de Zamora, Martin Insaurralde, sea el que encabece la lista de diputados nacionales por dos factores: para darle al electorado la imagen de renovación y mostrare que el kirchnerismo no está atado al pasado, y para construir su propio trasvasamiento generacional, que además muestra a un dirigente con gestión y de un municipio populoso y peronista.
Si Massa juega, se viene la pelea de los “chicos lindos”, no solo por una cuestión de “facha” –que seguramente puede ser discutible– sino que lo que se pondrá también en discusión es un formato de discurso, un mensaje componedor, basado en la gestión y en los proyectos estos dos intendentes. Ambos, cultivan una imagen dialoguista y de “buena onda”.
Uno de los más afectados por este escenario podría ser Francisco De Narváez que también disputa un voto “peronista” pero con un perfil mas confrontativo y opositor, parándose en la vereda de en frente al Gobierno nacional y a todas sus medidas. En definitiva, el resultado estará condicionado por la evolución de la economía y el humor social que indicará si busca un cambio o reajustes al modelo político.
Este escenario como siempre dejará ganadores y perdedores. Los que abandonaron al “colorado” y se encuentren con que Massa no juega, habrán jugado sus fichas al cero, y los que tuvieron la templanza de acompañarlo y quedarse, encontraran en él la tabla de salvación necesaria que los catapultará hacia el centro del ring.
Los días que quedan son pocos y el escenario no es apto ni para cardíacos ni para ansiosos. Será un juego de resistencia y los que pretenden ser candidatos tendrán que tener la fotocopia del DNI en el bolsillo del saco, porque en fecha de definiciones y faltando un minuto para las 0 horas del 22 de junio todo puede pasar.
(*) Director de Letra P.