La detención de los trabajadores de ATE el martes por la mañana fue un golpe muy duro para la ex senadora, que pasó a estar nuevamente en el centro de la escena, al mando de un área muy sensible, y más en todo este último tiempo. Luego de la liberación, lo primero que pidieron los delegados fue su renuncia al frente de Educación.
Según pudo saber Letra P, efectivamente De Lucía le pidió al gobernador Daniel Scioli dar un paso al costado, pero inmediatamente el ex motonauta lo rechazó. “No se va”, le confiaron a este portal por esos momentos.
Hoy, la incertidumbre vuelve a crecer, teniendo en cuenta que la directora de Cultura y Educación no acompañó al ex motonauta y al ministro de Justicia y Seguridad Ricardo Casal al Estadio Único este viernes, en el acto de “Promesa al Buen Desempeño” de los futuros 6 mil efectivos de la Policía y Servicio Penitenciario. Y esto tiene una explicación.
Es que en el círculo íntimo de De Lucía hay un enojo muy fuerte contra Casal, ya que a raíz de lo que pasó con los cinco delegados presos de ATE, entienden que toda la responsabilidad recayó, más que nadie, en la funcionaria. De Lucía quería que actúe la policía, pero no con el tenor que lo hicieron.
Así, internamente creen que la cuestión se les fue de las manos, y que todo fue por culpa de las fuerzas de seguridad del ministro platense. Entonces allí hay una parte de la explicación del por qué del enojo de la ex senadora y claro, su posterior reacción cara a cara con Scioli, con amagues de renuncia y desmentidas.
Por su parte, se espera una semana con nuevos cruces entre el Gobierno y los gremios docentes, que continúan reclamando por la reapertura de paritarias y amenazando con nuevas medidas de fuerza en el caso de que se les niegue el pedido.